Oneshots Falice 🐍🖤

VEN CONMIGO

Aviso: La historia transcurre a partir del 7x15 incluido. (Regreso de FP).

Alice salió del Pop's sin llamar mucho la atención, mientras se aferraba a su bolso y se levantaba un poco el vestido azulado para no tropezarse por el camino.

Tras el concurso de Miss Riverdale Teen Queen, todas las participantes se fueron a celebrar el triunfo de Ethel con el resto de sus amigos al Pop's, mientras que el jurado, Hal y el resto del equipo se iban a otro bar.

Alice no tenía el cuerpo para fiestas, pero Ethel y el resto de chicas (exceptuando a su propia hija) habían insistido en que las acompañara para agradecerle su labor como institutriz, así que no había tenido más remedio que aceptar y tomarse un par de refrescos con ellas antes de retirarse.

Necesitaba silencio y descansar después de la noche que había vivido. Su rostro estaba adolorido de esbozar una constante sonrisa falsa y sus pies estaban reventados por los tacones. Sólo quería llegar a casa, tomar un brandy y dormir para olvidar aquel día.

Alice soltó un suspiro, dejando caer su fachada y miró una última vez dentro del restaurante. Su hija y sus amigos se veían tan contentos que merecía la pena todo lo que había hecho. Puede parecer odiosa en muchas ocasiones, pero siempre velaba por sus hijas y buscaba su felicidad.

Sabía que Betty deseaba que Ethel ganara el concurso. Por eso, aunque la decisión que había tomado podría traerle consecuencias, había dicho su nombre en vez del de su hija en el directo. Proclamar a Ethel como ganadora era un engaño con el que podía vivir, pues sabía que necesitaba el premio del concurso para prosperar y se lo merecía. Sólo esperaba que la muchacha aprovechara mejor que ella la oportunidad de ser reina y cumpliera sus sueños.

Alice se quitó la corona de la cabeza y observó los diamantes, pensando en lo que podía haber conseguido. Siempre creyó que ganar Miss Riverdale Teen Queen le daría todo lo que siempre quiso en la vida, pero en cambio le hizo perderlo. El amor de su vida y su oportunidad de viajar por el mundo se esfumaron de un plumazo y se convirtieron en recuerdos lejanos e inalcanzables.

Acabó siendo lo que nunca quiso ser. La esposa que aguantaba de todo para ofrecer una fachada perfecta ante la sociedad y que acabó amargada en un matrimonio sin amor del que quería salir desesperadamente.

Alice apretó la corona y aguantó sus lágrimas pensando en la gran azafata que hubiera sido y en los sitios que hubiera conocido. Si sólo hubiera seguido a su corazón, su vida hubiera sido diferente, pero las personas que quería la abandonaron y se quedó sola ante el peligro. Tuvo que sobrevivir, se quedó atrapada en esta realidad y ya no había marcha atrás. Sus sueños se volvieron inalcanzables y era tarde para cambiar de vida. O eso pensaba...

El rugir de un motor cortó sus pensamientos y la hizo levantar la vista.

Alice abrió los ojos de par en par, sin creer lo que veía.

La motocicleta negra que estaba frente a ella, la hizo rememorar su pasado de golpe y el hombre que la montaba, hizo que su corazón se acelerara.

FP- dijo Alice haciendo que el hombre con la chaqueta de serpiente del sur, las gafas de aviador y el pelo engominado, le prestara atención tras bajarse del vehículo. FP Jones seguía manteniéndose en forma y su atractivo era innegable.

Los ojos azules y cafés se conectaron por primera vez en mucho tiempo.

FP se la quedó mirando en silencio, mientras que Alice se cruzó de brazos y mantuvo una postura regia. Ninguno de los dos tenía la intención de achicarse y sus ojos seguían manteniéndose intactos en el otro.

Como buena dama y ciudadana modelo, estoy obligada a preguntarte qué haces en esta ciudad. Pensaba que estabas ocupado con tu horrenda pandilla- siguió diciendo Alice, que se estaba muriendo por saber qué es lo que le había traído de vuelta. Desde que se marchó al ejército, no lo había vuelto a ver. Durante muchos años pensó que volvería a la ciudad después de la guerra, pero después se enteró de que se quedó liderando a las serpientes y que no tenía intenciones de regresar. La había decepcionado mucho que no volviera después de la infinidad de cartas que le escribió pidiéndole que regresara con ella.