Capitulo 24.

5 3 0
                                    

Unos pocos días después de mi cumpleaños dejó de hablarme sin motivo alguno. Me fui a la escuela muy triste y desanimada, intenté poner mensajes en sus chats una y otra vez, todos fueron ignorados por él. Revise una última vez para ver si había respondido a mis mensajes, pero me di cuenta que me había bloqueado de mensajes para que no pudiese escribirle. Lloraba sin parar día a día sintiéndome culpable, nunca me dio una explicación del por qué se había marchado, nunca me dijo “Terminemos”, fue un adiós sin despedida, un adiós muy doloroso para mí. Sufrí muchísimo y no sabía las razones de mi llanto, solo sabía que lloraba porque me dolía el corazón, la tristeza invadía mi cuerpo y mi madre me recordaba cada vez las veces en que quiso separarme de Maximiliano.

Desde ese momento solo aprendí a escuchar a mi madre cada vez que decía que un chico no me iba a convenir, en realidad las madres tienen ese instinto que les dice cuando alguien nos va a traicionar, sea en un vínculo amoroso o amistoso. El mismo instinto que tenemos las chicas para descifrar si un chico solo está jugando con nuestros sentimientos.

Después de un mes volvimos a hablar nuevamente, me dijo que se había marchado de mi lado porque había sido novio de aquella prima mía, lo cual no me convenció ¿Si dice que me dejó por ello, por qué no me dejó al principio cuando me enteré que habían tenido un noviazgo, por que esperar a que me enamorase completamente de el? Que cínico es, ni siquiera tuvo la valentía para decirme que tenía una nueva novia.

Nos veíamos cada día sin ser novios, amaba los momentos con él, sobre todo cuando teníamos sexo, habíamos quedado en “ser amigos” ¿Pero ¿quién coño se hace amigo de alguien a quien ama? ¿De alguien a quien sigue amando después de terminar la relación? Exacto yo, cada día me autodestruía, nunca quise estar alejada de él, quería estar con él, a toda costa.

Un día me atreví a revisar el segundo móvil que usaba, él había ido a una presentación en las fiestas de independencia. Empecé a revisar todo lo que tenía en su galería y en sus chat, casi no podía respirar por el nudo que se hizo en mi garganta aquella vez, al leer todo lo que escribía Maximiliano a otras chicas, y de las fotografías en la galería ni hablar. 

Después de un momento se apareció de la dichosa presentación, se acercó a mí y me besó, cuando me vio con su celular en mis manos se sorprendió y dijo: «No revises nada de lo que está en mi celular, no te atrevas a hacerlo». Me quede viendo su rostro, y solo dije: está bien, no sé qué tienes ahí o que ocultas. –Si en realidad hubiese sabido de todo lo que me enteré ese día, no habría dicho tal cosa–. El solo ignoró lo que había dicho en ese instante y comenzó a tocar mi pequeña cintura hasta bajar sus manos hacia mis glúteos, se acercó a mí oído derecho y dijo: ¿Quieres follar hoy? Estoy completamente solo, podríamos hacerlo. Yo asentí y nos dirigimos hacia su habitación. Debo reconocer que ese día lo hicimos tan rico, que las tablas de su cama cayeron al suelo, de solo recordarlo se me eriza la piel.

La última vez que nos vimos después de que volvimos a hablar, fue en aquel sitio dónde nos encontrábamos desde que nos hicimos novios. Una pequeña terraza donde se encontraba un pequeño local lleno de muchísimas cosas. Ese día llore muchísimo, le suplique, casi rogando que no me dejara sola porque no podría seguir sin él, el solo limpiaba las lágrimas que caían en mis mejillas, solo decía que no me dejaría sola. Fue unas de las peores humillaciones, rogarle a un hombre llorando que se quedase conmigo, no importaba si lo hacía por lastima, solo quería que siguiese conmigo.

Después de unos días volvió a bloquearme de mensajes y yo no volví a molestarle. Me enteré que en aquel viaje que había hecho en mis cumpleaños, se estuvo viendo con una chica que tenía de novia en la universidad, quien viajaba con él por cuestiones estudiantiles. Me oculto sus historiales por un largo tiempo, siempre pensó que no vería lo que ponía en ellas, yo tuve un segundo perfil de Facebook dónde también tenía su contacto, desde ahí notaba como cada día subía nuevas fotografías de Liz.

Mi abuelo murió días después, él llegó al velorio acompañado de su hermana, quien al llegar dieron pésames a cada uno de los familiares más cercanos de mi abuelo. Intento hablarme, pero todas las veces yo le ignore completamente, me enviaba recados con mis primas cada minuto, incluso comenzó a hablar con mi prima la que había sido su pareja mucho antes, lo que causó celos en mí.

Después de unas horas vi que estaba con Liz, aquella chica que se había vuelto su novia, ni siquiera se había tomado la molestia de respetar en un momento tan doloroso para mí, ¿Cómo se atrevió a estar con esa chica, en el velorio de un ser tan querido para mí? Después noté que se había marchado y pude estar en paz, sin notar su presencia.

Después de unos días cuando acabó el velorio de mi abuelo, fui donde mi prima Geraldine quien vivía muy cerca de su casa con la excusa de poder verle, pero ya no estaba, se había ido de vacaciones a su lugar de origen, aquel pueblo que visitaba en vacaciones, me regresé decepcionada a casa y no le di más vuelta al asunto.
Un mes después logré verle, nos encontrábamos en las mismas festividades del mismo pueblo. Un día fui a una fiesta de una amiga de el que también era muy cercana a mí, él se apareció con Liz agarrado de manos, quiso estirar su mano a mí con un gesto de saludo, el cual ignore y me marche de aquella fiesta. Llegué a casa de mis abuelos y duré horas llorando por el momento incómodo que había vivido, me había puesto pestañas pelo a pelo y decidí quitármelas porque en ese momento me empezaron a fastidiar. Deje de llorar y nuevamente me fui a la fiesta, comencé a tomar alcohol sin parar, cabe resaltar que mucho antes no consumía alcohol, comencé a ingerirlo cuando termine mi relación con Maximiliano, ese era mi refugio para dejar de sentir y evitar el dolor.

Tomé asiento para que se me pasará la borrachera que cargaba, me levanté de aquella silla y noto que alguien está muy cerca de mí, al voltear es Maximiliano, comienza a tocar mis glúteos y besarme muy lentamente, me suelto de sus brazos y lo abofeteo y me marchó de ahí.

Después de aquel tiempo recordar aquella vez que tuve un noviazgo con Maximiliano y todo lo  que sufrí con él, me da muchísima risa, pero en un momento quise morir por lo mal que me sentía conmigo misma y por lo ilusorio que fue ese noviazgo.

No es justo que después de todo lo que le conté a Aron por confianza, sobre mi relación con Maximiliano, ahora lo ponga en mi propia contra para hacerme sentir mal, ahora sé que no debí contarle nada. Pase muy malos momentos en ese tiempo, pero no debe recordarme que nunca fui nadie en la vida de los otros chicos que tuve en mi vida, que solo fui un buen momento para ellos y que todos se aprovecharon de mi inocencia. Nunca supe quién fui en la vida de Maximiliano, porque al final de todo el cuento pocas personas sabían que tenía un noviazgo con él. ¿Tan poca empatía tiene para hacerme sentir tan mal? Si de verdad no siente nada por mí, ¿Por qué no me termina?

Zorella.Where stories live. Discover now