Zorella.

Capitulo 55.

He tomado mis maletas y he salido de prisa, mis papás me están esperando en el carro hace minutos, pero he demorado en salir, por estar dentro de la ducha. –¡Apurate Zorella!– grita mamá. –Que impacientes son, ya voy– digo con un tono de voz alto.

Me he subido al carro y por el camino mamá ha dicho que no iremos a las fiestas de fin de año, lo cual me pone triste, ¿Cómo es posible que este año no podamos ir a casa de mis abuelos maternos? No me quiero imaginar de todo lo que me perderé.

Han pasado días y mamá no ha cambiado de opinión, intenté llamar a mi tío Ricky para que me diera un poco de dinero, para poder ir a las fiestas de fin de año, pero solo me ha dicho que le enviará dinero a Deat para que compre un poco de ropa para ella, porqué años anteriores ya me habían muchísimo dinero a mi. Mi abuela paterna me ha dado un poco de dinero para que pueda comprar ropa antes de irme a casa, pero me ha dicho que no le dijese a sus otros nietos. No ha de alcanzarme, lo que me ha dado, pero le he agradecido su gran gesto hacia a mi. He llorado todos los días de seguido tratando de manipular a mis padres para que me dieran dinero y así poder irme a las fiestas de fin de año.

Mañana se termina el dos mil veinte, y aún no sé si iré a las fiestas de fin de año, mi pequeña hermana tiene un poco de dinero guardado, pero no tengo idea si desea ir a casa de mis abuelos, si ella fuese podría alcanzarme para ir a las fiestas. Le he rogado a mis papás para que me que me den dinero, pero no quieren dármelo.

Me he de encerrar en mi dormitorio, no quiero hablar con nadie, todos están haciendo planes para ir se a la fiesta de fin de año y yo no podré ir, espero que los días que no esté allá, pasen rápido y no sean lentos. No aguanto toda la depresión que me produce el no poder ir hacia ese lugar, es uno de mis sitios favoritos y además me olvidó de que mi vida es un completo desastre. Solo dormiré hasta que todo pase, espero levantar de un buen humor para asumir todo lo que está pasando y no rendirme tan fácilmente. No solo es lo de Aron, ahora no podré ir a divertirme, no podré celebrar San Sebastián en mi pueblo, es tan bonito cuando todos estamos en ese lugar donde se hacen las fiestas, veo personas que hace mucho no veo y se siente una emoción increíblemente hermosa. Me temo que está vez no sentiré aquellas sensaciones por quedarme en casa.

Me he pasado todo el día como una Magdalena, no he parado de llorar nisiquiera un segundo, como si eso fuese a solucionar algo. Mis ojos no tienen luz y mis lágrimas ya no salen, se han agotado completamente, mis papás están en la sala como si nada estuviese pasando y como si no les importará nada. Se que no he sabido tomar con madurez la decisión que mis papás han tomado, pero ya me han pasado muchas cosas y para colmo de males ahora no iré a dónde deseo.

–Te he traído este jean, no sé si te guste– me sorprende la voz de mamá al entrar a mi dormitorio. No me esperaba que me trajera algo así, pero me agrada. –Encedere la lámpara para ver de qué se trata– digo. Es un jeans color naranja, yo nunca me pondría algo así, no me gusta que mi ropa sea de ese color, añade mi subconsciente. –No mamá, no me gusta, lo lamento mucho– digo algo triste. Apago la lámpara de mi dormitorio y nuevamente me vuelvo a acostar. Por un momento tuve la esperanza de poder ir, pero nuevamente se ha esfumado.

Salgo de mi dormitorio y me voy a la sala, no podré hacer nada si sigo llorando sin parar, esto ya no tiene remedio y tendré que resignarme. –¿Ya se te ha pasado todo el berrinche que haz hecho?– pregunta mi padre al verme salir de mi dormitorio. –Aun no, pero tendré que aceptarlo– digo.

Faltan dos minutos para que sea media noche y ese año pueda acabar.

Los vecinos se han acercado a darnos el feliz años después de ello, todos se ven felices y satisfechos porqué el año ha terminado, pero yo siento como mi vida es tan miserable y triste, no los culpo, cada uno siente de acuerdo a lo que están viviendo en este instante.