capitulo 3

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Ahora soy yo la que decide

Megan.

Tomo un respiro tratando de calmarme y decido ir a ver a mamá, se que conversando con ella me sentiré mejor, ella siempre sabe decir las palabras exactas, mi madre es muy sabia, sabe como decir la verdad sin que te duela tanto.

—Má! —me asomo a la cocina que es donde pasa la mayor parte del tiempo.

—Megan! mi niña ven aquí.

— ¿Cómo estas madre? Perdona mi olvido.

—Está bien hija se que tienes tus asuntos, este año ya cumples tus dieciochos, ya eres casi una mujer— suspiro ante las palabras de mamá, esto de madurar desde temprana edad duele, ver por todo lo que ella, como mujer ha pasado, ver como el amor ahora me lastima a mí misma, se lo que se siente amar a un hombre que no lo merece.

—Si ya tendré dieciocho, el mes próximo para ser exactos.

—Haremos una gran celebración, se que desde que tenias once años tu padre no quiso celebrar mas tu cumpleaños, pero los dieciocho para nosotros los latinos, es el comienzo de tu vida adulta, creo que ahora eres tu quien decide si debe celebrarse o no.

Río antes la idea desafiante de mamá. —tienes razón ahora soy yo la que decide.

— ¿Sabes quién ha venido a verme por aquí?

—No ¿Quién? —digo al momento de morder una manzana.

—Josh— dejo la manzana en la mesa y masticó despacio —él ha venido a verme ¿no te ha dicho nada?

—No má, no lo sabía —aclaro mi garganta —y bien ¿Qué te ha dicho?

—No se, lo vi muy confundido, no hizo otra cosa que hablar de sus planes.

Miro a mamá con los ojos abiertos como platos— ¿Sus planes? ¿Y cuáles son sus planes?

—Bueno habló mucho sobre Seattle, incluso que se iría para allá de nuevo, asegura que le ofrecieron grandes oportunidades, que conoció a muchas personas que ahora son especiales para él —mi madre me observa en silencio se que estudia mi rostro mientras me da información, en cambio yo me quedo muda, sus palabras son como puñales atravesándome, no sabía nada de esto, no sabía de los planes de Josh de irse de Manhattan y de las oportunidades de las que le menciono a mi madre.

Tengo que saber qué es lo que sucede —bueno má fue bueno verte, debo ir a hablar con Josh, seguramente va a ponerme al tanto de lo que te ha contado.

—Ve hija ve, que Dios te bendiga.

Me acerco y le doy un beso en la mejilla —amen mamá te amo.

—Yo también hija... ¡Meg! —escucho que me llama cuando voy de salida y volteo a verla.

— ¿Si mamá?

—Pase lo que pase no olvides lo valiosa que eres, sé que a veces las cosas no son como nosotros queremos que sean, pero también sé que siempre puedes contar con las personas que de verdad te queremos —asiento tratando de no lucir aterrada por sus palabras, aquí hay algo más, mamá sabe algo que no se atreve a decirme, pero lo descubriré por mí misma.

Voy lo más rápido que el auto me permite ir al apartamento de los Wetterberg, me imagino que Josh ya debe haber llegado, tengo que hablar con él, tengo que saber qué es lo que está pasando. Al entrar paso corriendo la recepción hasta el ascensor, muevo las piernas impaciente al contar cada uno de los pisos y al fin bajo de este.

Corro hasta la puerta y llamó— ¿Josh? ¿Estás aquí? —me sorprende encontrarme a su hermana Judith en vez de a él.

—Megan ¿como estas? —me da una sonrisa tímida.

Mis pasos pasan de ser rápidos a muy lentos, mientras observo lo que ella hace —hola ¿Qué haces?

La chica esta pálida y casi tiembla —Josh mando por sus cosas, ya no vivirá aquí— observo la camisa de Josh que ella tiene entre sus manos.

— ¿Así? ¿En donde vivirá ahora?

Me mira muy asombrada— ¿No sabes nada?

—No!

—Disculpa Megan pero no creo que yo sea la indicada para decirte, creo que es Josh el que debe hablar contigo.

Mis labios comienzan a temblar y miro a su hermana con miedo, pero sin darme cuenta las palabras comienzan a salir solas —tú sabes bien que él es un cobarde, si te ha enviado a ti por sus cosas es porque no piensa darme la cara, así que dímelo tu Judith, dime qué pasa.

—Meg yo no puedo...

—Ya basta— le grito y ella sobresalta ante mi tono de voz, aprieto entre mis ojos con los pulgares, respiro profundo y decido calmarme.

—Disculpa— tomo sus manos y le suplico que por favor, me diga lo que sea que esté pasando —Judith por favor, tu y yo somos mujeres, estamos en el mismo bando ¿no es así? —ella asiente— entonces dime por favor que está pasando.

La chica me mira a los ojos y deja caer sus manos con resignación —está bien, Josh se irá el próximo mes a Seattle.

Al escuchar lo que dijo siento que voy a desmayarme, pongo las manos en mi pecho y dos lágrimas salen de prisa, las limpio y pregunto en seguida— ¿Quien es Abigail?

—Megan yo no...

—Por favor Judith— mi voz sale en un ruego mezclado con llanto— ¿Quien es Abigail?

—Por Dios suspira exasperada y la oigo maldecir a su hermano en un susurro —Abigail es una mujer que Josh conoció en Seattle, ella sabe de tu existencia, pero Josh le prometió que lo primero que haría al llegar aquí, seria romper contigo y con el compromiso.

Mis piernas parecen gelatinas y me desplomo en el suelo, veo a Judith acercarse y arrodillarse frente a mí —Megan no llores por Josh, no es justo que te sientas de esa manera por él.

La miro confusa ¿que carajos? —así que tú me estas defendiendo de tu hermano ¿Me estas tomando el pelo o estas disfrutando de mi dolor? toda tu familia me odia, siempre me han odiado, siempre me han visto poca cosa para él.

Ella agacha la mirada —Jamás disfrutaría de tu dolor, es él quien no te merece Megan, mi familia solo quiere a una mujer adinerada para él, porque él nunca podrá representar a la suya propia, ahora él es famoso pero todos sabemos que la fama no es para siempre, nunca quiso estudiar y no quiere trabajar, así que la mujer que este con él debe ser adinerada para que pueda mantenerlo.

Abro los ojos como platos— ¿Queee? ¿Y la gran fortuna de los Wetterberg?

Judith ríe pero con pesar— ¿Cuál fortuna Meg? Solo nos queda esto que vez de nosotros, el club con muchas cuentas que pagar, el townhouse, la casa grande donde vivimos, el hotel en Manhattan con una gran deuda. Josh solo piensa vivir de la música y nuestro padre quiere que se preparen para un futuro, pero él no cree que estamos en banca rota y solo se gasta el dinero de la familia.

Fria y Oscura Dulce Desastre IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora