capitulo 18

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Hola Dulce Meg

Rose.

Estamos en camino y le pido a Alex más de una vez que se apresure, quiero llegar a la clínica lo más rápido posible, maldición debíamos estar allí, teníamos que estar allí cuando ella despertará — Apresúrate Alex por favor!

— Siéntate bien y ponte en cinturón de seguridad, ahora deja de gritar como una loca Rose.

Lo miro sin decir una sola palabra y le obedezco, el tiene razón voy a provocar un accidente si no me calmo, lo miro de nuevo y él me está mirando también, no puedo evitar reírme y él ríe junto a mí.

— No lo puedo creer Alex despertó, al fin ella despertó!

— Sí!

Es lo único que él dice mientras esa enorme sonrisa permanece en su cara por todo el camino, no queremos que nos llamen la atención pero no podemos evitar correr por toda la clínica, estamos frente a la habitación y hay una gran pelea entre todos para ver quién es el próximo en entrar a verla.

Helen está observando junto a Piero y Scarleth, quienes están riéndose de todos.

— Muy bien muy bien — trata de organizar mi mamá — creo que el próximo en entrar debe ser el señor Jhon.

Todos nos quedamos inmóviles y mudos observando al señor Jhon, para mi sorpresa lo oigo tartamudear — No estoy listo aún para verla — carraspea su garganta — creo que Rose es quien debe pasar a verla, después de todo ellas son inseparables.

Mi boca cae en una gran O, no puedo creer que su padre, al que nunca le he hablado ni mirado de buena manera me este dejando pasar a mi primero, trato de darle lo que creo que es una sonrisa en agradecimiento y volteo a ver a mi madre — ¿Mamá podemos pasar juntos Alex y yo? Si él quiere claro!

Alex me da una sonrisa y asiente — claro que si entremos juntos.

Al entrar a la habitación ella esta seria y nos mira a ambos, yo voy a un lado de la cama y Alex va al otro lado. Quiero abrazarla pero se ve muy frágil ¿Por qué continúa mirándonos sin expresión alguna?

Alex toma su mano y la besa — Meg cuanto te extrañe!

— A-leex, Ro-se

Abro los ojos como platos cuando la escucho hablar, su voz es muy débil y ronca.

— ¿Te cuesta hablar Meg? — pregunto asustada.

— Sí — noto su expresión de dolor — entonces no hables Meg ya abra tiempo para todo.

— ¿Cuann-to ti-em-po llee-vo aquí?

Alex me mira y sé que ella merece saber la verdad suspiro y al fin lo digo — cuatro meses nena, ya casi cumplías cinco, solo faltaban tres días para tener cinco meses aquí — lo pienso un momento pero al fin se lo pregunto — ¿Recuerdas todo lo que sucedió y como terminaste aquí Meg?

— ca-si pu-e-do re-cor-darlo.

Ella mira al otro lado — Alex gra-cias por es-tar aquí.

Lo veo y sonríe con dolor — gracias a ti Meg por estar aquí, por volver.

Después de dos horas, haciéndole compañía a Meg, yo me quejo porque nos piden desalojar la habitación, se que la enfermera tiene razón ella debe descansar.

— No debe emocionarse mucho, no queremos que sufra una recaída! — me advierte la enfermera, el solo pensar que Meg pueda tener una recaída me hace mirar a la enfermera con odio, Dios le seque la boca por lo que acaba de decir.

Cuando veo a Alex mirarla con tanto amor, maldigo el día en el que ella conoció a Josh, pero supongo que todo esto debía pasar, viendo el lado bueno de las cosas este accidente unió mas a mi familia con la de Meg.

Además hizo que su padre al ver que casi la muerte le arrebata a su hija, se diera cuenta de que la ama y no solo le pide perdón sino que decidí ir a alcohólicos anónimos a curarse, por mi parte he aprendido a amar a Eliot y a estar sin él al mismo tiempo, eso me enseño que el hecho de amar a alguien no quiere decir que hay que ser inseparables, las personas necesitan su propio espacio y darse tiempo para ver cuánto se aman y que cosas de la relación hay que arreglar.

Fria y Oscura Dulce Desastre IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora