Fria y Oscura Dulce Desastre II

Capitulo 70

Esto solo pasó

Piero está al lado de su padre recibiendo los aplausos y odas de los invitados a la inauguración, aprovecho la ocasión y me escabullo entre la gente, todo esto me trae recuerdos de mi relación con Piero, mientras voy en él auto mis pensamientos se desordenan junto a mis sentimientos y es que mi relación con él no fue mala, al contrario me hizo feliz, pero una parte de mi no puede tolerar que él me haya mentido, y haya sido el causante de todas las veces que Josh se alejara de mi por días enteros sin saber de él, solo por el temor de que Piero le delatara conmigo.

Eso lo vuelve tan ruin y mentiroso como él, estoy perdida, entre Alex y Piero y mi pasado con Josh, es por ello que me niego a sentir, al amor, a enamorarme de nuevo, es obvio que Piero aun me hace sentir cosas por él, pero esta maldita barrera de desconfianza y frialdad que yo misma he construido entre ellos y yo. A veces siento que crece tanto que no puedo confiar en nadie más, otras veces crece tanto que me siento totalmente sola.

Vuelve a pasar, vuelvo a quedarme dormida en cama mientras lloro, odio tanto llorar por personas que amo y a la vez odio, han pasado dos horas, lo sé porque miro al reloj cuando escucho el intercomunicador mientras alguien me habla a través de él.

—Megan amor abre.

—¿Quién? Respondo soñolienta mientras paso las manos por mis ojos.

—Amor Piero ¿acaso esperabas a que fuese alguien más?

Alex tal vez —me respondo a mi misma en silencio.

Abro la puerta y el saco cuelga de su hombro, esta recostado a la pared y en la otra mano trae una botella de vino, por Dios es tan sexy, sin pedir permiso entra me recuesta contra la pared y me besa sin parar, mis labios duelen pero este dolor es placentero, el sabor a vino tinto en su boca me hace querer más.

—Dame otra oportunidad.

—Calla, si vienes buscando eso las oportunidades se acabaron —hablamos mientras nos besamos.

—Quiero estar contigo, intentémoslo.

—Ya no soy la chica de las oportunidades.

Gimo en su boca mientras sus manos acarician mis piernas, cierro los ojos y dejo que haga conmigo lo que quiera, terminamos en la cama enrollados entre las sabanas blancas, no sé cómo solo sé que esto pasó.