Capitulo 61

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Quiero huir de nuevo

Al despertar me doy cuenta en el lugar donde estoy, recuerdo muy bien esta habitación, la última vez que dormí aquí me sentí segura, me sentí protegida, sentí que nadie invadía mi espacio. Me di cuenta por el silencio que no había nadie en casa, me puse las pantuflas que Alex había dejado cerca de la cama para mi, mire la taza en la mesa de noche con un té y unas pastillas que te ayudan a tranquilizarte, eso explica el porqué he dormido hasta estas horas.

Al abrir la puerta de mi habitación escucho la ducha, hay algo que me invita a querer ver quien está en casa duchándose, mis ojos se abren en par al ver la perfecta espalda de Alex y como la espuma del gel junto con el agua baja por toda ella hasta sus perfectos glúteos, quiero dejar de mirar y el movimiento de sus brazos para lavar sus cabellos me dejan anonadada con los músculos de sus brazos, quiero huir de allí pero estoy disfrutando del espectáculo ¿está mal?

Sus rostro es tan lindo, siempre me ha parecido angelical y tierno, con esos suaves y finos trazos que hacen su quijada, sus cejas negras y pobladas y su nariz perfilada, acompañada de una boca color rosa y pequeños ojos azules, todo él es un ángel, mi ángel guardián.

Mi respiración es rápida y corta, se ha movido y su cuerpo esta de perfil su pecho firme recibe el agua que baja por su cara y su virilidad esto que veo es más de lo esperaba, sin darme cuenta mira hacia la izquierda y me ve parada en la puerta del baño que antes ya estaba abierta, nuestros ojos se encuentran y no dejamos de mirarnos, aunque muero de vergüenza por que me haya sorprendido mirándole no puedo quitar su mirada de la mía, al ver que hace un intento de abrir las puertas de vidrio transparente no lo pienso más y corro a su habitación, corro como alguien que quiere huir porque esta asustado, quiero huir de nuevo, me visto lo más rápido que puedo, tomo mi teléfono y mis cosas y paso corriendo por el pasillo.

—¡Megan, Megan! —grita Alex tras de mí con la toalla alrededor de la cintura.

Corro hasta la avenida y grito muy fuerte ordenando a todos los taxis que pasan a que se paren, tomo el que tengo más cerca y al estar dentro del auto me siento segura de nuevo, me doy vuelta en el asiento y Alex está detrás con los pantalones ya puestos y la camisa en la mano, poso mis manos sobre mi pecho y el corazón no deja de latir desesperado, mis labios tiemblan una sonrisa involuntaria se dibuja en ellos.

—Por Dios santo es tan guapo —confieso a mis adentros.

Muerdo mis labios y comienzo a reírme como loca dentro del taxi, lo que hace que el conductor me mire extrañado varias veces, le digo la dirección y al cabo del tiempo ya estoy en mi apartamento, al salir del ascensor hay rosas blancas en mi puerta, estoy tan contenta que sin leer las nota las tomo y las acerco a mi rostro para olerlas.

Nota: las rosas blancas significan pureza, así es mi amor por ti, no hay un solo día en el que no te piense mi pequeña flor, las noches sin ti son de insomnio los días sin ti son de total soledad... te extraño Piero

Mi sonrisa se borra de inmediato y mis ojos se llenan de agua y odio, no quiero que vuelvan a engañarme ¿como las personas pueden hablar de amor y hacer daño, mentir, hacerle daño a otra persona sin importar que eso implique el sufrimiento de alguien más?

Fria y Oscura Dulce Desastre IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora