Capitulo 2: Samara, la novia de Samuel.

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Samuel: Sabes que te quiero mucho Andrea, cuando seas grande serás mi novia –dijo dándole un beso en la mejilla.

Andrea: ¿Y por qué no ahora?

Samuel: Estas muy chiquita, además sabes que me tengo que ir en una semana.

Andrea: ¿Volverás? ¿Me lo prometes? –pregunto con los ojos llorosos.

Samuel: Por supuesto que sí, te lo prometo –volvió a abrazarla.

En ese entonces ella tenía unos nueve años, el quince. Samuel tuvo que viajar para terminar sus estudios, al poco tiempo la mama de Andrea enfermo, y al año siguiente falleció. Los padres de Samuel acogieron a Andrea en su hogar, le dieron educación, estudios, pero ella nunca quiso que la trataran diferente, cuando era adolescente adquirió responsabilidades en la casa, no por obligación de los señores, sino porque sabía que ese era su mundo.

El día que Samuel regreso de vacaciones, estaba muy emocionada, ya tenía catorce años, a lo mejor cumplía su promesa de volverla su novia, a lo mejor la llevaría con él, pero su sorpresa fue otra cosa, el no había regresado solo, había una chica, su novia. Su mundo se vino abajo en el momento que el las presento, ella estaba tan ilusionada pensando que e regresaba por ella, cuando en verdad regresaba, pero ya tenía novia, eso la destrozo por completo.

Ella se había guardado para él, en sus esperanzas de que algún día regresara para cumplir su promesa, pero todo esto la estaba lastimando mucho. Un día los encontró en una de las habitaciones de la casa a punto de tener relaciones, después de eso duro casi una semana encerrada en su habitación llorando por él, por ese amor que nunca será para ella.

Después de unos años, el padre de Samuel viajaba por asuntos de negocios, pero la nave en la que viajaba tuvo un accidente que acabo con su vida. Samuel regreso, esta vez para quedarse, era su responsabilidad ahora llevar los negocios de su padre, había sido un golpe duro para la familia, pero Samuel sabia como lidiar con la situación, y pondría en alto su apellido. A los pocos días se entero que había terminado con su novia, y cuando todo parecía estar a su favor, apareció ella, deslumbrándolo con su belleza, ante la sociedad, una mujer con clase, ideal para Samuel, y este cayo redondito ante sus encantos.

Andrea: Pero no más, no volveré a sufrir por ti –dijo limpiando sus lagrimas, como muchas veces lo había hecho en la soledad de su habitación.

Para Benjamín, hoy era un día diferente, alegre, perfecto para perderse en uno de los mas grandes placeres que disfrutaba de la vida... componer música.

Lo único que lamentaba es que tenía su guitarra en reparación, contaba los días para tenerla de vuelta, sin su guitarra se sentía incompleto, vacio. En más de una ocasión le llego a la mente la imagen de aquella muchacha, no sabía su nombre, pero su rostro lo tenía grabado en su memoria, deseaba volvérsela a encontrar algún día, tenerla en frente, no para reclamarle, ese día se veía muy asustada y se había quedado preocupado.

Iba manejando en su vehículo, un convertible rojo, Porsche, le encantaba el descapotable, sentir el aire golpear su cara y su cabello bailando con la brisa, era increíble. Se detuvo con el semáforo en rojo, en la esquina había un parque donde vio a una señora, y una chica ayudándola a cruzar la calle, lo extraño era que la chica se parecía a ella.

Benjamín: Señorita, eh señorita espere –se bajo del vehículo para seguir a la chica, cuando la alcanzo la sujeto por el brazo dándole la vuelta para que quedara frente a el, pero se decepcionó al ver que no era ella- disculpe señorita, pensé que era otra persona –dijo apenado para luego dirigirse nuevamente hacia su coche.

Mundos OpuestosWhere stories live. Discover now