Capitulo 33: Encuentro sorpresa.

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Ella lo sujetaba con fuerza juntando sus cuerpos mientras este intentaba apartarse, poniendo resistencia hasta por fin soltarse. Estaba cansado de que sea siempre lo mismo, si no era que se metía en su habitación mientras se cambiaba, era en su cama mientras dormía, o en la ducha mientras tomaba un baño.

Benjamín: Estoy cansado de que siempre hagas este tipo de cosas –dijo muy enojado mientras envolvía una toalla en su cintura- ¿de que manera debo decirte que no para que entiendas?

Melanie: Benja –sus ojos empezaron a picar, pero ya eso no lo conmovía.

Benjamín: Es que no lo entiendes, ¡No quiero nada contigo! –estaba hablando en serio, ella retrocedió mientras cubría su cuerpo mojado con alguna toalla- No quiero faltarte el respeto o decir alguna grosería contra tu persona pero me vuelve loco no saber que mas hacer –frotando su cabeza despeinando su cabello- ya estoy enamorado y lo sabes muy bien...

Melanie: pero ella no esta, se fue, no le importo dejarte Benja, yo estoy aquí, contigo porque si me importas.

Benjamín: Pero yo la amo a ella, es la única mujer que ocupa mi corazón y mis pensamientos, a la única que puedo mirar con ojos de amor, lo siento mucho pero si vuelves a hacer algo parecido me veré obligado a irme de casa.

Melanie: No, no te preocupes, no lo vuelvo a hacer te lo juro –salio rápidamente, el permaneció unos minutos para darle tiempo a cambiarse de ropa y cuando escucho la puerta cerrarse salio del baño acostándose en la cama.

Benjamín: No sabes como te extraño, Ana. Si tan solo me dejaras explicarte lo que en verdad paso –entonces se quedo pensando en ella, y en como extrañaba el sabor de sus labios que tanto le gustaban.

Samuel estaba en su despacho, como siempre tomándose una copa. Desde hace algunos meses, había comenzado a despedir parte del personal, y solo quedaban los que tenían mas tempo y lo conocían mejor, pero por supuesto, las cosas ya no eran igual sin Andrea, era un verdadero caos empezando por la cocina, las empleadas encargada de la comida rara vez hacia algo como a el le gustaba, con su despacho, todo estaba desorganizado y con mucho polvo, y en su habitación por igual, ya que no dejaba a nadie entrar. Casi todos los días tomaba, se emborrachaba hasta perder totalmente el conocimiento, necesitaba ayuda, todos se lo decían, pero simplemente el no la quería.

Samara: Samuelito –dijo entrando y viéndolo tirado en el sofa mientras tomaba licor- veo que todavía andas en las mismas, cuando vas a superar tu despecho.

Samuel: Déjame en paz –se levanto tambaleándose- quiero estar solo.

Samara: No estas nada bien, ¿quieres que te ayude? –este evito que le pusiera la mano- necesito que firmes aquí, anda –saco unos papeles y una pluma.

Samuel: Mas dinero, eso es lo único que quieres de mi –se sentó en el escritorio, ella le puso los documentos en frente, trato de leerlos pero por los efectos del alcohol no podía ver correctamente.

Samara: No necesitas leerlos, solo firma aquí –condujo su mano hacia donde tenia que firmar prácticamente obligandolo- es un placer hacer negocios contigo, Samuelito –beso su mejilla cuando este cayo rendido apoyado sobre el escritorio- no te casaste conmigo, y ahora lo pagaras muy caro –recogió sus cosas para salir.

Llego a su casa, saludando a su padre en el despacho, y luego llego a su habitación, donde la esperaba Melanie no muy contenta por lo que había pasado con Benjamín.

Samara: ¿Se puede saber que te pasa?

Melanie: Me pasa que nada de lo que me has sugerido esta funcionando con Benjamín, en lugar de acercarme me estoy alejando, y todo por hacerte caso a ti –dijo irritada por la situación.

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