Capitulo 29: Comienzo de una nueva vida.

4.7K 248 85
                                    


Ana estaba con la mirada perdida, muchos pensamientos divagaban por su mente, la mayoría coincidiendo en la mala mujer que era su madre, pero el hombre que tenia en frente, ese señor tan distinguido, tan importante... ¿era su padre?

Ernesto: Te pido que saques a Ana de aquí, necesito hablar con esta mujer ahora –dijo a Benjamín y este asintió dirigiéndose hacia Ana, pero esta negó con la cabeza.

Ana: No, esto también me concierne a mi, quiero estar presente.

Ernesto: Por favor –ante la mirada de suplica, del que ahora sabia que era su padre, accedió a hacer lo que este le pedía y salio junto con su novio.

Benjamín: Todavía no puedo creer que ese señor resulte ser tu papa –dijo completamente impresionado- ¿estas bien? –viendo como ella no respondía, este la abrazo sintiendo como recostaba la cabeza en su pecho- no te preocupes, estoy aquí contigo, nada malo va a pasar.

Ernesto: No puedo creer que hayas sido capaz de dejarme estando embarazada de mi, de mi hija, te dije que era cuestión de tiempo para darte la vida que te mereces, era capaz de dar mi vida por la tuya, por la de mi hija... pero para ti siempre fue mas importante el dinero y tu estúpida ambición.

Leonor: No podía estar al lado de un hombre que salia a trabajar todos los días sin dedicarme tiempo, lo único que compartíamos era una miserable cama, en una casita que parecía un basurero, era una mujer con aspiraciones y contigo no iba a conseguir nada, por eso me fui, y fue lo mejor que hice, no me arrepiento y lo volvería a hacer mil veces.

Ernesto: Te quejas de la vida que yo te daba y sin embargo mira las condiciones en las que has criado a nuestra hija, si hubiera tardado en abrir esa puerta, le hubieras pegado, no tienes derecho de ser llamada mama –dijo mirándola con desprecio.

Leonor: Y tu no eres su padre tampoco, me aleje de ti porque no podías ofrecernos nada, mas bien agradécemelo, así tu hija no creció viviendo en la peor de las miserias que es lo único que podías ofrecerle.

Ernesto: Ahí te equivocas –la miro con una sonrisa- le hubiera dado mi amor de padre, y no solo eso sino que hubiera crecido como una princesa, mi princesa. Después que me abandonaste pude cobrar una herencia de un tío lejano multimillonario, este no tenia hijos así que decidió dejarle toda su fortuna a su único pariente vivo, o sea yo –Leonor se quedo muda ante lo que estaba escuchando, y observándolo mejor pudo darse cuenta de cómo andaba vestido, no era como ella hubiera imaginado, en verdad estaba frente a un hombre rico- te hubiera podido tratar como una reina, darte todo lo que querías, pero tu decidiste salir de mi vida, me abandonaste, y ahora lo único que me importa es mi hija, a ella me la llevo conmigo –dijo dándose la vuelta, pero ella lo sostuvo del brazo.

Leonor: ¡A mi hija no te la llevas!

Ernesto: Ah, ¿ahora si es tu hija? No la dejare aquí para que sigas maltratandola, a partir de ahora me haré cargo de ella, y por lo legal, llevara mi apellido como corresponde, ahora tengo poder, mas del que puedas imaginarte, así que te lo advierto, no la busques mas o soy capaz de mandarte a la carcel y créeme no tendré compasión contigo –se soltó de su agarre y fue hasta donde estaban Ana y Benjamín- nos vamos, afuera hay un auto esperándonos.

Ana: Pero...

Ernesto: No te preocupes por nada, eres mi hija y a partir de ahora tendrás una vida diferente, ¿esta bien?

Benjamin: Creo que esta preocupada por Andrea –dijo mirando a Ana y esta asintió- no te preocupes, me quedo recogiendo sus cosas, espérenme afuera –beso su frente. Ernesto se acerco a su hija para llevarla afuera mientras esperaban por Benjamín, y de salida se encontraban con Andrea y Braulio que acababan de llegar.

Mundos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora