Capitulo 38: Nuevos acercamientos.

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En cuanto vieron que el señor Ernesto salio a enfrentarlos, tanto Ana como Andrea fueron también para evitar que se empeoraran las cosas, vieron justo cuando el señor Ernesto tomaba a Benjamín por el cuello de su camisa y lo lanzaba dejándolo tendido en el suelo.

Ana: ¡Benjamín! –dijo llegando con Andrea fue hasta donde él estaba, con ayuda de uno de los mariachis logro ponerlo en pie, Andrea por su parte se acerco a Samuel para sostenerlo.

Andrea: Disculpe todo esto señor Ernesto. Samuel mira como estas, no debiste tomar así.

Samuel: Andrea, viniste por mí, eso quiere decir que todavía te importo –ella solo lo miraba sin responder a su pregunta- respóndeme Andrea, por favor, dime que si te importo.

Andrea: Estas mal Samuel, tanta bebida puede hacerte daño –acaricio su mejilla con preocupación.

Ernesto: Lárguense de mi casa –grito echando a los mariachis que se quedaron viendo el espectáculo- ¡que se larguen! Si no quieren que les llame a la policía –tras su segunda advertencia los mariachis recogieron todas sus cosas y abandonaron el lugar- en cuanto a ustedes –se aproximo donde estaban Samuel y Benjamín que solo se mantenían en pie gracias a la ayuda de Ana y Andrea.

Ana: Papa, por favor –suplico- están muy mal, permite que se queden aquí...

Ernesto: ¡De ninguna manera! ¿ya te olvidaste todo lo que sufriste por el? –señalo a Benjamín- no merece siquiera nuestra lastima, y tu también –esta vez mirando a Andrea con Samuel- no puedo creerlo.

Andrea: Si sufrimos, pero aquí hay una gran verdad, todavia los amamos y no podemos dejarlos así.

Ana: Es verdad papa, todavía lo quiero –su voz sonaba afectada con un nudo en la garganta- permite que se queden esta noche, sufriría mucho si algo le pasara por andar así...

Ernesto: Esta bien –se rindió ante sus suplicas, era obvio que no ganaría nada oponiéndose- que los ubiquen en alguna habitación y se van mañana temprano –dicho esto se metió en la gran casa.

Andrea entro con Samuel, Ana hizo lo mismo con Benjamín, con ayuda de dos empleadas llevaron a Samuel y a Benjamín a dos habitaciones continuas. Una vez quedaron solas, procedieron a quitarle la ropa, dejándolos solo en bóxer para echarles agua fría, así bajaría un poco la borrachera.

Andrea: Listo, seria bueno que te quites los bóxer, te pones este pantalón para dormir –dejándolo encima de la cama- seria bueno que... ¡Samuel! –cuando se dio la vuelta para verlo, este ya había quitado sus bóxer quedando desnudo, sus mejillas se coloraron al instante que tapaba su rostro con ambas manos y daba media vuelta- ¿Por qué hiciste eso? ¡Vístete! –lo urgió tirandole el pantalón.

Samuel: ¿Qué pasa Andrea? ¿no quieres verme desnudo? –el efecto del alcohol le quitaba todo el pudor, se aproximo a ella que estaba sumamente nerviosa- ya puedes mirar, no estoy desnudo –dijo cuando ya se había puesto el pantalón, ella se volteo confiando en sus palabras, el comenzó a tambalearse un poco mientras intentaba llegar a la cama y Andrea se aproximo a el para ayudarlo.

Andrea: Ya ves, por eso no puedes tomar de esta manera –mientras caminaba sus pies tropezaron y ambos cayeron en la cama, Samuel estaba encima de su cuerpo, su aliento mezclado con el alcohol se mezclaba con el suyo envolviéndola, y sus ojos le clavaban una intensa mirada.

Samuel: Andrea –acercando su rostro- me vuelves loco –ella lo empujaba para tratar de levantarlo pero le fue imposible- me encantas –su corazón latía aceleradamente, ya no sabia que mas hacer.

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