Tuya

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Tessrin

Tessrin no pudo evitar lanzar un alarido corto mientras abrazaba a Cal con fuerza. Sintió las vibración de su risa sobre su pecho, al mismo tiempo que ella sentía el vértigo en su estomago.

– Si hubiese sabido que te pegarías tanto a mi, te hubiese lanzado al vacío mucho antes. – Tessrin le gruñó ligeramente.

Jamás había volado con alguien. Siempre que surcaba el cielo, ella lo había hecho con sus propias alas. Volar en los brazos de alguien era realmente aterrador, pero ella confiaba en él. Realmente lo hacia y despues de todo tenia que acostumbrarse, porque ya no tenia alas.

Escuchó los alaridos de la mujer llamada Mor. No pudo verla, pero escuchó claramente:

¡No te escaparas para siempre Cal! ¡Cassian se va a enterar de esto y te pateara el trasero!

Cal volvió a reír.

– Nos vemos Mor. – Le gritó, Tessrin dudo que ella hubiese escuchado algo.

– ¿Cuál es la verdadera razón por la que no quieres verlos Cal? – preguntó Tess. ¿Acaso tendría vergüenza de ella? El miedo comenzó a sentirse en su estomago peor que el vértigo.

– Te quiero para mi por lo menos unos días más. Ellos acapararan toda tu atención luego. – habló con tranquilidad. – Además, quiero mostrarte un lugar especial.

Tessrin se abrazo más a su cuello, sintió su aroma a bosque y verano, todo junto. Inhaló y votó el aire con sutileza. Ella sintió como el muchacho se estremecía. Sonrió con malicia y le mordió justo donde acaba el cuello e iniciaba el hombro.

Mío. Eres mío.

Cal lanzó un gruñido.

– Si sigues haciendo eso, voy a poseerte en medio de los nevados y créeme, eso no te va gustar. – habló. Tessrin sonrió nuevamente pero esta vez se mantuvo tranquila.

Volaron aproximadamente tres horas. En medio de la completa oscuridad de la noche. A Tessrin le hubiese encantado ver el paisaje, pero no habia luna y las estrellas no iluminaban casi nada allí.

Se concentró en la voz de Cal. El conocía sus tierras como la palma de la mano. Le explicó que la Corte de Pesadillas se encontraba en una zona montañosa y de grandes nevados, al lado sur. Que hacia el norte estaban las tierras Ilarianas y hacia el oeste Velaris. Ellos iban hacia el este, hacia una pequeña isla llamada Solaris.

– Mi padre me dio una tierra allí, porque supo que necesitaría un respiro algún día. Es una isla muy pequeña y está protegida con magia muy poderosa. A ojos de los demás, de todos los demás no existe. Allí tengo una casa, nuestra casa. – Le dijo con una sonrisa picara.

Tessrin no supo que decir. No sentía que nada de lo que tenia Cal le pertenecía. No era justo para él, porque ella no tenia nada que ofrecerle a cambio.

Se quedó en silencio hasta que comenzaron a descender.

– Cal – Le hablo cuando tocaron piso. Ella no podía ver casi nada, pero sabia que estaba pisando roca solida. – No merezco nada de esto. – Le habló con tranquilidad. Cal le tomó el rostro.

– A donde tu vayas yo iré, porque mi alma es tu alma y tu cuerpo es mi cuerpo. Por lo tanto todo lo mío es tuyo Tessrin.

– Solo estas diciendo esto por el vinculo de compañeros. – replicó ella y se alejó de él dos pasos.

– ¿Y? – preguntó. – Lo voy a tener toda la vida, voy a estar a atado a ti para siempre y eso no me importa.

Comenzó a respirar más fuerte. Sus palabras simplemente le hacían templar las piernas y nublar su visión. Ella quería ser feliz a su lado, realmente lo quería, pero había algo al fondo de su pecho, algo fuerte y oscuro que se lo impedía.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now