Eyra

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TESSRIN

Mal se llevó a Tessrin rápidamente hacia una zona abierta con hierba de arroz. Era una planicie verde y tibia, tranquila a simple vista hasta que sintió ese corazón grande y palpitante.

– No te asustes. – le susurro mientras apresaba su mano con firmeza y silbaba.

Tessrin sintió como el animal venia rápidamente, mientras veía cómo la hierba se movía de un lado a otro.

Era grande

Cuando lo vio, jamás se imaginó que además de grande era alado. Pelaje brillante y blanco, alas hermosamente grandes del mismo color. Ojos brillantes del color del cielo y colmillos filosos y sobresalientes.

Tessrin observó al animal en silencio y sin poder creer que algo así existía en ese mundo. No se acercó por temor a que el felino le pudiera hacer daño, simplemente lo observó en silencio, intentando recordar si algo así se había visto en Primavera antes, ningún recuerdo le vino a la mente. Continente era tan amplio y tenia tantas cosas nuevas que Tess se sintió ignorante e insignificante.

– Se llama Eyra, no hace daño. La tenemos desde cachorra. – dijo acercándose al animal que tenia casi el tamaño de un caballo. Se acercó y le acaricio la cabeza. El felino alado comenzó a ronronear mientras acercaba su cabeza y le hacia cariño.

¡Esa bestia gigante le hacia mimos!

Tessrin no quiso avanzar, desconfiada del animal.

– De verdad no hace nada. – Dijo Mal mientras le tendía la mano. Tessrin camino hacia él y tomó su mano, segundos después, tenia la cabeza Eyra apoyada a su palma. El felino alado cerro los ojos en forma de sumisión y luego se inclino para que ambos pudieran subir a su lomo.

– Ni hablar. Prefiero tamizarme. – se limitó a decir Tessa. Odiaba volar sin sus alas.

– Te juro que es seguro. – le dijo Mal y la levantó. Tessrin gruñó mientras subía al lomo de Eyra, pero no lucho mucho, tenia a Mal detrás suyo y por tonto que fuese, se sentía segura con él. – Agárrate bien. – advirtió y volvió a silbar.

No pudo evitar lanzar un alarido cuando las alas de Eyra se desplegaron y voló, tomó altura tan rápido que Tessrin tuvo que sostener con firmeza de la montura mientras sentía el pecho de Mal pegado a su espalda. Escuchó su sutil risa burlona, pero no pudo ni girar a verlo. Solo se limitó a ver el cielo estrellado.

Caladrial

Ese fue el primer pensamiento que la albergó con fuerza. Desde los primeros días del barco no había pensado mucho en él, no con esa intensidad que la hacia quitarle el habla, que la volvía loca de solo imaginarlo, entonces ¿por qué ahora? se preguntó, pero se respondió al instante. Estaba tan cerca de ese cielo estrellado que básicamente podía ver los ojos de Cal en él. Que básicamente se imaginaba en esa habitación frente a Velarys.

Luego el maldito recuerdo de Astrid apareció, porque Cal siempre estaría entrelazado a ella. Botó aire con fuerza mientras intentaba olvidar, ese rostro femenino cortado por sus propias garras y el rostro de decepción de Cal.

El recuerdo se esfumó al sentir el mentón de Mal acomodarse en el hueco de su clavícula.

– ¿A que no esta tan mal? – le susurró haciendo que su cuerpo se erizara por él soplo en su cuello.

– No esta nada mal. – se limito a decir mientras veía el paisaje y se pegaba más a él.

CAL

Cal cruzó el portal sin sentir ningún remordimiento. Todo ese tiempo sintiéndose miserable por estar lejos de ella, por haber tomado la peor decisión de su vida. Quizás ahora, se sentiría menos miserable, quizás ahora podría arreglar las cosas.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now