El juicio

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Tessrin

Al abrir los ojos se dio cuenta que el lado de la cama de Cal estaba vacío y frio. Una extraña sensación de desconsuelo le recorrió el cuerpo e instintivamente puso la mano en el lado de Mal para ver si él seguía allí. Tocó un torso tibio y su corazón comenzó a latir más despacio. Giró para verlo y se dio con la sorpresa de que el humano estaba leyendo el mismo libro del día anterior.

– Se fue a bañar. – Le habló, tranquilizándola.

Sin poder evitarlo dejó que el aire saliera de sus pulmones en un sonoro suspiro. Cal estaba allí, no los había dejado. Mal le sonrió ligeramente y eso bastó para que Tessrin se sonrojara al recordar lo que habían hecho la noche anterior.

– No sabia que te gustaba leer tanto. – Le habló mientras se recostaba en la cama y se acomodaba a su costado, intentando sacar de sus cabeza esos pensamientos antes de que volviera a calentarse.

– Me encanta, pero no tengo mucho tiempo. – Se limitó a decir.

– Puedes llevártelos si quieres. – Le dijo Cal, que ya salía del baño cambiado. – Lo mío es tuyo.

Simples cuatro palabras que hicieron que el centro de Tessrin se calentará de una manera descomunal y que su cabeza diera vueltas de placer.

– Gracias. – Se limitó a decir Mal, como si esas cuatro palabras no hubiesen significado nada. Como si con esas palabras no hubiesen sellado su destino, porque ahora no eran dos, no ya no, eran los tres.

– ¿Tessrin? – Le preguntó Cal con algo de preocupación en el rostro. – Estas pálida, ¿te pusiste la runa de sanación antes de dormirte otra vez? –

En ese momento se dio cuenta que no, que efectivamente el calor que sentía y el mareo eran básicamente porque seguía con resaca y no porque tenia ganas de comerlos a los dos nuevamente. Tal vez si, pero no podía pensar en eso por el momento.

– Lo olvide por completo. – dijo con una semi sonrisa y se dibujo la runa con rapidez. De pronto se sentía mucho mejor. Cal le sonrió.

– Desayunaré con ellos y a penas sepa algo del juicio les avisaré.– les dijo y beso los labios de Tessrin, dejándola con ganas de mucho más. Desplegó sus alas y estuvo a punto de saltar, pero antes de salir de allí una nota de fuego apareció frente a él, paralizándolo.

– ¿Qué dice? – preguntó Mal y se acercó a Caladrial. El joven le entregó la nota.

– El juicio se ha adelantado. Es en una hora. Tenemos que ir a los campos ilarianos ya. – leyó Mal en voz alta. El corazón de Tessrin comenzó a latir fuerte.

Todo pasó muy rápido después de eso. Una calma extraña se posó en su cuerpo acallando todos los nervios que tenia por la seguridad de Mal y Cal. Simplemente su mente se volvió demasiado clara en ese momento. Escribió una nota rápida a su hermana explicándole lo sucedido y otra nota a Ítaca.

– Bien, comencemos. Avísale a tu padre que Ítaca nos llevará a todos en cuarenta minutos. – Dijo Tessrin, se mordió nuevamente el dedo índice, tomó el brazo de Malachi, tan rápido que Mal recién objeto cuando ella ya había puesto la primera runa de curación.

– ¿Pero que diablos? Esto es trampa Tessa– le dijo ofuscado. Cal habló antes de que ella pudiera decir algo.

– No es trampa, a pesar de que pelearas con un ilariano que tenga las alas amarradas y que no pueda utilizar sus sifones, aun puede utilizar su fuerza descomunal y su velocidad. Deja que iguale la pelea. – Tessrin le sonrió.

– Gracias Cal. – exclamó y le estiró el brazo a Malachi. El humano tenso el brazo, no quería ceder. – Una de velocidad. Eso es todo lo que pido. – habló levantando las manos. Confiaba en sus habilidades, realmente lo hacia, pero ponerle las runas era solo igualar la pelea, eso era todo. Mal asintió con la cabeza y le entrego el brazo, luego Tessrin le dio un beso casto en los labios haciendo que el humano sonriera ligeramente. No podía molestarse del todo.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now