El día previo al encuentro

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Cal rugió y se tamizó sin decir nada más.

– Pero que delicado. – habló Mal con malicia y se acerco a darle un abrazo a Itaca – Bienvenida oficialmente a la familia. – le dijo con efusividad.

– Gracias. – Respondió con algo de timidez, estaba preocupada por Cal, pero no había mucho tiempo que perder.

Todos esos días habían estudiado los mapas de Balhala. Ella ya conocía de memoria las 6 rutas por las que se podía entrar y también los peligros de cada uno de los lugares. Sabia muy bien que es lo que haría si se separaba de los demás y quienes eran los lideres de los cinco grupos más influyentes dentro de esa enorme ciudad. Conocía al pie de la letra el plan que habían trazado con Mal y las consideraciones que todos tendrían que tomar en cuenta para no ser asesinados.

– Solo tenemos unas cuantas horas más, necesitamos estudiar el plan. – Le habló a Itaca al verla inquieta, quería ir por Cal. La joven asintió mientras se concentraba en el mapa. Mal y Tessrin se lanzaron un par de miradas silenciosas. Ambos sabían que Itaca no tendría por que memorizarse el plan, ella no llegaría a Balhala.

Tessrin había tomado la decisión días antes, cuando la observó practicando unos cuantos golpes de defensa con Cal. La joven no era una guerrera, la mayor parte de su vida había estado encerrada en una celda y eso se notaba en sus golpes débiles y su falta de reflejos para esquivarlos. No era su culpa, pero seria un gran impedimento.

Tomó aire. Quizás si era una buena idea ir buscar a Cal.

– Iré a buscarlo. – se limitó a decir. Vio la cara de confusión de Mal.

– Espera. – habló Mal y saco algo de su bolsillo.

– ¿Qué es esto? – preguntó. Itaca tomó entre sus manos la pequeña botella, le quito el corcho y sintió el aroma. Una sonrisa amplia se formó en sus labios.

– Es glamur de estrellas. – hablo la Banyaen. Tessrin la observó expectante mientras Mal asentía con la cabeza. – es muy raro, ¿como lo conseguiste?

– Tengo contactos en el pueblo.

– ¿y para que sirve?

– Para ocultar las características que no quieres que sean vistas. – habló la Banyaen mientras le entregaba la botella con el polvo.

Tessrin abrió los ojos como platos. Mal pensaba en todos, hasta en Cal.

– ¿Cómo funciona?

– Sóplalo en su rostro mientras piensas en alguien o en algo, por ejemplo una rata. – contestó Mal y sonrío maliciosamente. Tessrin negó con la cabeza, pero la sonrisa ligera no se difumino de su rostro mientras se tamizaba.

Lo encontró a unos cuantos kilómetros más haya, cerca de un riachuelo.

– ¿Qué es lo que quieres ahora? – preguntó con cansancio. – Regodearte...

– Vengo a darte una explicación sin herir los sentimientos de Itaca. – Cal la miró con confusión mientras ella tomaba aire y se alistaba para hablar. – Ya no puedo darme el lujo de confiar en una Banyaen, Cal. No después de que Azire te hiciera daño.

Cal levantó la cabeza en silencio, observando algo en Tessrin con una mirada tan extraña y profunda que ella no entendió.

– ¿Quieres protegerme? – preguntó con un tono ligero de diversión.

– Protegernos. Creo que olvidas que estamos a punto de iniciar una guerra, necesito gente en la que pueda confiar de verdad.

– Pero hacer esto...

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now