Itaca

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MAL

Nunca había desaparecido el dolor, nunca hasta ese momento. Mal se sentía ligero, vivo e inmensamente feliz. No pudo evitar sonreír ampliamente mientras veía esa pequeña runa, tan delicada pero poderosa. Rio abiertamente mientras se apoyaba en la hierba. No había por que mentir a Tessrin o ocultar su felicidad. No mientras él continuara con su decisión.

Esa fae seria parte su vida.

– ¿Sabes lo que esta ocurriendo? – dijo él aún con la sonrisa.

– ¿Qué? – preguntó ella y él le sonrío nuevamente. Se sentía drogado por la ligereza de no sentir dolor alguno.

– Me estas devolviendo la fe. – fue lo único que dijo y se echó en la hierba.

Tessrin lo observó en silencio mientras sus mejillas se sonrojaban y luego comenzó a dibujar una runa en su muñeca.

– ¿Qué haces? – preguntó Mal mientras se recostaba y la miraba penetrantemente.

– Una pequeña runa, también para mi. – se limitó a decir ella. Mal tomó su mano y vio los aros entrelazados de la runa.

– ¿Qué significa? – preguntó mientras tocaba la runa con el pulgar. Sintió el cuerpo de la chica estremecerse.

– Valentía. – susurró y le sonrío con amabilidad. Sus ojos se veían más brillantes que antes, como si casi fuesen verdes.

– ¿Para qué? – preguntó con la voz ronca y en vez de soltar su mano, entrelazó sus dedos y la acercó más a él.

Sentía su respiración pausada y su aliento fresco. Tessrin le sonrío y le quito los cabellos del rostro con la otra mano, luego tocó su mejilla y dejó su mano allí. Deteniéndose en cada parte de su rostro, como si estuviera memorizándolo.

Por un instante el corazón de Mal se contrajo, atarla a su vida seria egoísta, tal vez no debía de hacerlo, tal vez...

TESSA

Tessrin vio la duda en sus ojos, esas mismas dudas que ella había estado teniendo minutos atrás. Así que no permitió que las dudas se asentaran. Acortó el espacio entre ellos y unió sus labios.

Fue como regresar a casa.

Solo así pudo definir ese beso, suave y cálido, como la primavera.

– Porque tu serás todo un reto Malachi. – habló al concluir el beso. Mal se quedó en silencio. – Lo acepto. – dijo con tranquilidad y sin ningún temor.

Mal la alejó ligeramente.

– ¿Segura? – preguntó, siempre hacia esas preguntas tan simples, pero con tanto contenido.

– Si. – fue lo único que dijo y se quedó allí, esperando a que él también estuviera seguro.

– Entonces ven aquí. – habló y volvió a besarla, esta vez sin ningún temor. La abrazó y fue la primera vez en mucho tiempo que ella se sintió protegida.

Era diferente a Cal, porque no tenia la necesidad de poseerlo, sino de probarlo de a poquitos, tomándose todo el tiempo del mundo, aun que ambos sabían que no tenían tiempo.

Intentó olvidar esos pensamientos, agradeció la runa que tenia en su mano. Esa que le daría fuerzas desde ese día en adelante y disfrutó del momento.

Se quedaron allí por un momento. Abrazados en la hierba, observando como el cielo comenzaba a oscurecer.

– ¿Ahora puedes decirme a donde vamos? – preguntó Tessrin.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now