Mentiras

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Tessrin

Tessrin se quedó fría por todo lo que había escuchado y dejó que el Suriel se fuera sin oponer resistencia.

– Así que se llama Malachi. – Habló Bryaxis. A Tessrin se le crispó el cuerpo al escuchar ese nombre. Ponerle nombre al rostro, era algo incomodo.

– Como si no lo supieras. – gruñó ella de mal humor. Toda esa conversación le había dado ganas de golpear a alguien. Bryaxis sonrío, mostrando esos dientes perlinos y se apoyó en uno de los arboles con tranquilidad.

– Realmente no lo sabia. No se todo. – continuó.

– Oh por el amor a la Madre, eres casi un dios aquí. Algo debes de saber. – continuó gruñendo. El asintió con la cabeza.

– Pregunta. – dijo retándola.

– ¿Sabes algo de él? – preguntó Tessrin. Bryaxis volvió a sonreír.

– Si. – susurró con una mirada perversa.

– ¿Qué es lo que sabes? – insistió

– Se que odia a los seres con magia y se que tiene una debilidad por las joyas. – Tessrin frunció el ceño.

– ¿De donde diablos voy a encontrar joyas si todo lo que tengo está en Primavera? – gruñó para ella.

Bryaxis se mofó.

– Tienes un compañero poderoso y rico...

– No voy a robarle, Bryaxis.

– Nadie dice eso, es tu compañero. Es tu derecho y la habitación de joyas esta justo debajo de tu habitación...– Susurró como una víbora. Tessrin suspiró.

– ¿Por qué Rhysand te quiere muerto?

– Porque él tiene miedo. – Ella lo miró con confusión.

– Es el Lord más poderoso de Prythian y quizás del mundo, no creo que tenga miedo.

– Oh si que lo tiene. Muchos temores y cuando él me mira, yo represento todos.

Ya entendía y no lo culpó por querer matarlo, ni siquiera quiso imaginar lo que le daba temor a Rhysand, porque sabia que de alguna manera eso estaba relacionado con Tamlin.

– ¿Qué harás ahora que sabes que Astrid mató a esos muchachos?

– Haré que hable. Aun no se como, pero lo haré. – dijo con molestia. ¿Cómo haría que hablara? Aun no lo sabia, pero estaba dispuesta a torturarla si era necesario, después de todo, Cal merecía la verdad.

– Ahora que sabes que Rhysand me quiere muerto ¿Me delatarás?

– Por su puesto que no. No quiero tener al dios del miedo en mi contra.

El monstruo rió. Una risa que retumbo en su pecho con molestia.

– Hace mucho tiempo que nadie me llamaba de esa manera. Me agrada y también me agrada que no quieras delatarme. Eso dice mucho de ti niña.

– ¿Sabes que es lo que pasa dentro de mi corte? – preguntó ella con sequedad, sin ni si quiera sentirse bien por ese alago. Estaba haciendo muchas preguntas y sabia que luego tendría que responder a las preguntas ponzoñosas de Bryaxis, pero aun así continuó. Quería saber más, necesitaba estar preparada.

– Si y no. Puedo sentirlos, a los fae, convertidos en otra cosa por las pesadillas que están viviendo allí. Ya no son lo que eran antes, pero no se lo que son ahora. Tu padre está allí, pero a la vez no está.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónOù les histoires vivent. Découvrez maintenant