La decisión

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Tessrin

Ahora que el domo había caído, la brisa del océano se sentía en Balhala. Era lo único que la mantenía consciente de que todo eso tenia un final. De qué más halla del amplio océano se encontraba su isla y sus tierras. Tomó otro respiro profundo mientras observaba las calles de la ciudad. Balhala ya tenía poco agua dulce y sus áreas verdes se estaban marchitando poco a poco. Había puesto una que otra runa para que las tierras se mantuvieran vivas, pero era solo cuestión de tiempo para que ese castillo de arena se derrumbara, al igual que toda la ciudad. Ir a Prythian la ponía nerviosa, después de todo gran parte de los ciudadanos habían decidido arrodillarse ante ella y no estaba segura de si los barcos alcanzarían o si las tierras de la Corte Primavera estarían listas para albergar a tanta gente. Tomo aire y se recordó que el viaje no podía ser inmediato, aun faltaban muchos preparativos, contabilizar los barcos y recibir las cartas de Bryaxis y las de Rhysand. Un escalofrío pasó por su cuerpo al recordar a los padres y la corte de Cal.

– Llegó la carta de Bryaxis. – habló Malachi. Tessrin lo observó expectante y él le sonrío.

– Beron dejará que nuestra gente acampe en sus tierras. Las reinas humanas han sido avisadas también, pero se rehusaron a dar aviso a su gente y a unirse a la batalla.

Tessrin tomó aire y le ajustó la mano.

– ¿Cómo te sientes con ello? – le preguntó. – Muchos humanos morirán si la Corte de las reinas no se preparaba. – Mal se encogió de hombros y leyó la carta.

– "Se que las reinas ocultaran esta información, es por ello que me he tomado la delicadeza de avisar a algunos pobladores. Niña, te advierto que ha sido a mi manera, así que entenderás que están muy asustados, pero al fin y al cabo están prevenidos."

Tessrin sonrió.

– Pero que considerado. – dijo con mofa, sabia muy bien que más que ayudarlos, era una jugada para dejar en claro que no iban a jugar más con su Corte.

– Pienso exactamente lo mismo.

– ¿Alguna novedad de Rhysand? – Preguntó evitando su mirada.

Durante todos esos días, Tessrin había evitado a Caladrial. Solo había mantenido la compostura y diplomacia durante las reuniones con el consejo que se había instaurado, donde aparentaba estar normal, sin embargo, apenas terminaban y salían de la sala, ella se esfumaba como una rata.

Cobarde, eso era. Pero aun no podía enfrentar la idea de que había engañado a Malachi y que hacerlo le había gustado.

– No. – Dijo Mal. Sabia que algo andaba mal, posiblemente todos lo sabían, pero aun así le había dado su espacio. Tessrin se sintió un ser despreciable.

– Tengo que decirte algo. – habló, ya había cayado demasiado. Necesitaba sacarlo de su sistema, ni si quiera entendía como había aguantado casi una semana sin decirle. Malachi votó el aire de sus pulmones y cerró los ojos con fuerza.

– Yo también y tengo que decirlo primero – dijo y fue la primera vez que Tessrin lo vio nervioso. – Te amo y quiero que lo tengas muy en claro cuando te diga esto. – Tessrin negó con la cabeza.

– No me dejes. – le advirtió ella. Mal negó con la cabeza.

– No cariño, no quiero dejarte, pero siento que tu lo harás después de que te diga esto. – Tessrin frunció el ceño.

– Habla ya.

– Le dije a Caladrial que le daba mi bendición para que se acercara a ti, mientras tu estas conmigo. – habló y cerró los ojos esperando lo peor.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now