Una mentira más

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Tessrin

Pisaron la sala de reuniones en su castillo y Tessrin sintió como un gran peso invisible se le iba de los hombros. Se tronó el cuello y comenzó a ordenar a su gente.

– Encárguense de traer a todos. – Les pidió a Mal y Cal. – Los encontraré aquí en diez minutos.

– Ítaca quédate con Morrigan y que no se mueva de aquí. – le ordenó y le lanzó una mirada asesina para evitara cualquier comentario extra de la rubia.

– Bryaxis, vamos a dejar a Laia.

Todo asintieron con la cabeza y se fueron con rapidez a hacer sus tareas.

Tessrin tamizó a Bryaxis y a Laia a su habitación.

– Explicité. – le dijo a Bryaxis en el momento que dejó sobre la cama a Laia. El Dios del Miedo no dio la vuelta por un instante. – Lo digo en serio. – insistió. Bryaxis giró y se encontró con los ojos de Tessrin, inyectados en molestia. Se había guardado toda la amargura hasta ese momento y no se limitaría en sacarla si él la retaba.

– ¿Qué quieres que te explique niña? – preguntó, haciendo énfasis en las ultima palabra, haciéndola sentir pequeña como la primera vez que lo vio, pero ella ya no era esa niña y claramente él tampoco era ese demonio.

– El hecho de que Zemunin tiene ahora tu poder. Tal vez nadie se dio cuenta de ello, pero yo si porque te conozco. ¿Qué cosas no me estas diciendo?

Bryaxis se sirvió el licor más cercano que encontró en una de las mesas de Laia y después de beber un largo sorbo habló:

– Cuando fui a verla tuve que dejarle algo a cambio de que me dijera cómo se rompía la maldición de tu padre.

– No me dijiste eso.

– Hay muchas cosas que no te he dicho.

– ¿Algo importante? Digamos ¡¿Cómo diablos rompo la maldición de mi padre?!

– Tendrás que matarlo. Eso ya lo sabes. – respondió esquivo. Tessrin lo observó con severidad.

– Esta en el mundo de los no vivosasí que posiblemente veas a tu madre allí.

Tessrin se sentó en el sofá azul que Laia tenia en la habitación y se quedó en silencio por un largo instante. Su madre vería en el monstruo que se había convertido. Tomó un largo respiro mientras se hacia el cabello para atrás, esperando que más aire entrara a sus pulmones.

– ¿Algo más? – preguntó.

– Ella es muy fuerte y su simple presencia genera discordia. No puedes dejar que llegue aquí– Le dijo con algo de tristeza en su mirada asesina.

Tessrin asintió con la cabeza. Lo sabia tan bien que temía por su gente. Sin embargo, también sabia una cosa, ella tenia runas nuevas, runas que la diosa de la guerra jamás hubiese podido crear por su propia naturaleza. Una de ellas la había utilizado en el coliseo, cuando mató a toda esa gente. Su runa de Paz era poderosa y Zemunin no se la esperaba.

– ¿Que harás? – Preguntó.

– Ambos sabemos lo que tendría que hacer. – Dijo con tristeza. Se observaron en silencio.

– Podrías encerrarla. – habló él. Tessrin suspiró. Le dolía la cabeza de solo pensar lo que tendría que hacer.

– Encerrarla incluye esperar a que venga aquí y no puedo esperar a que pase eso. – sentenció y vio de alguna extraña manera que los ojos de Bryaxis brillaron de temor. – Si pudiera hablar con ella, si pudiera evitar que llegara a mis tierras sin matarla, lo haría, de verdad. – Bryaxis no se veía convencido al respecto.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónOnde histórias criam vida. Descubra agora