Nota de fuego

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No podía saciarse de él, lo quería todo el tiempo. La magnitud de ser compañeros no tenia fin. Se devoraron, una y otra y otra vez, tanto que el cielo aclaró y ellos continuaron en la cama, entrelazados el uno al otro.

La penetró una vez más. Sintió como su cuerpo se rompía en mil pedazos y volvía a unirse con la voz de Cal diciendo su nombre. Tessrin se ajustó más a él. Lo abrazó con todas sus fuerzas y otra vez, ambos llegaron al clímax.

Cal se quedó encima suyo, cansado. Ambos lo estaban. Tessrin empujó su cuerpo hacia un costado, dejando que se desplomara a su lado.

– Estas pesado. – dijo ella con cariño mientras él sonreía perezosamente, aún con los ojos cerrados. Pasó una de sus manos por su cintura y la atrajo a él.

– Si seguimos así, moriremos de inanición. – dijo Tessrin. Cal rió. Podría vivir de esa risa. Pensó Tessrin.

– Podría comerte nuevamente. –Habló Cal con tranquilidad y rozó sus labios.

– Comida de verdad, eso necesitamos.

Apenas lo dijo un olor a guiso de carne se apoderó de la habitación. Su estomago protestó al instante.

– ¿Te dije qué la casa está manejada con magia? – preguntó Cal mientras se recostaba.

– Lo supuse.

Poco le importó que fuera el segundo plato solido después de 20 años, o que había vomitado el anterior. Su cuerpo necesitaba comida solida. Dio el primer bocado y por suerte su cuerpo recibió el guiso con los brazos abiertos.

– Necesitaba algo solido en mi boca. – dijo Tessrin disfrutando cada bocado. Cal rió con la boca llena. Las mejillas de la muchacha se sonrojaron. Ella lo había tenido dentro de su boca más veces de las que podía contar.

– Si tu quieres...

– Cállate y come. – le gruñó y se metió otro pedazo de guiso a la boca.

Hablaron durante horas, Tessrin quiso saber más del circulo intimo de Rhysand. Le habló de Amren, Mor, Cassian y Azriel. Tessrin se dio cuenta al instante que Cal no hablaba como si fueran sus súbditos o consejeros, él hablaba de ellos con tanta naturalidad y cariño que realmente eran su familia. El pechó se le contrajo ligeramente al recordar a su amiga Azire. Hubo un momento donde ella también la consideró su hermana.

– Olvide decirte. – habló él con tranquilidad, sacándola de sus pensamientos y regresándola a la realidad.

– Soñé con Ezra.

Tessrin se quedó en silencio por un segundo, recordando que ella también lo había visto. Su frialdad desapareció tan rápido como un parpadeo y sin que Cal se diera cuenta, su frialdad se había vuelto en confusión (fingida).

– ¿Te dijo algo? – preguntó, intentando restarle importancia, aún que su cuerpo estaba tenso y su mente comenzaba a recordar todo.

Cal negó con la cabeza mientras continuaba comiendo.

– Solo lo vi, había mucha oscuridad, pero creo que estaba en medio de un bosque, no lo se.

Tessrin tragó con fuerza. No quería preguntar más. Ahora recordaba a Ezra, no había sido un simple sueño, el intentaba comunicarse con ellos.

– Creo. – dijo ella con tranquilidad. Cal levantó las cejas en espera de que culminara la frase. – Que necesitas un curandero, porque estos 20 años te han cobrado factura. – dijo ella y luego sonrío burlonamente.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora