Tatuaje

161 15 20
                                    

Cal y Tess

Cal observó a Tessrin en silencio apoyada en la pared del pasillo de la enfermería. Realmente su padre le había dicho todo eso. ¿Realmente su padre lo aceptaba?

– Di algo. – Se limitó a decir ella. Él observó el libro y simplemente pasó la mano por las hojas, los dibujos, a pesar de ser simples dibujos emanaban fuerza. ¿Eso es lo que Tessrin sentía al hacer su runas?

– Si puedo hacerlo. – habló.

Nunca antes había utilizado ese tipo de tatuajes porque en su corta vida nunca había cerrado un trato con nadie en sus tierras. Sin embargo, su padre le había enseñado a usar varias de ellas, el tatuaje que Tessrin le estaba mostrando en el libro era más complicado pero no imposible. Se trataba de un lazo entre mentes. Imaginó el momento en que Rhys se lo hizo a su madre, con un simple trato de curación y cayó en la conclusión que su padre era un maldito genio.

– Si se logra, Mal podría sentirse más cercano a nosotros. – Dijo Tessrin, observando al piso.

– A veces lo siento. – Dijo Cal. Tessrin lo observó expectante.

– La noche que pasé contigo en Balhala, yo sentí su pena, fui atraído por ese sentimiento hasta que aparecí en su habitación. Por eso quise hacerme a un lado, por él.

Tessrin lo observó con algo de tristeza. Ahora se sentía culpable. ¿Realmente el cariño de esos dos había crecido tanto? ¿Realmente era posible que Mal también fuera su compañero?

– Es una locura, pero ¿no crees que mi padre podría tener razón? – preguntó.

– Si la tiene o no, eso ya no importa. – Dijo Tessrin con sequedad, tenia que quitarse cualquier esperanza de la cabeza de una vez por todas, Bryaxis se lo había confirmado con esa mirada y ese movimiento de cabeza negativa. – Mal va a morir. – la voz se le entrecorto – Bryaxis ya me lo ha confirmado, realmente no hay nada que se pueda hacer. – Continuó.

– Así que lo mandaste donde el Suriel por eso. – Dijo Cal con un fuerte dolor de pecho, no quería que Mal muriera. Tessrin se limpió las lagrimas que salían de sus ojos y se apoyó en su hombro.

– Por favor intenta que esto funcione. Por lo menos podríamos darle esto. Darnos esto. – Se corrigió, realmente deseaba sentirlo en su mente, comunicarse con él como lo hacia con Cal. Es más, probablemente lo había limitado con Cal porque Mal no podía hacerlo.

– Pues no perdamos el tiempo cariño. – Le susurró y gracias a esa ultima palabra Tessrin sonrió ligeramente. Le dio un beso en la frente y ambos entraron a la habitación.

El estaba recostado, intentando leer uno de los libros que Cal le había conseguido. Después de terminar la reunión con Bryaxis los había votado de la habitación alegando que estaba cansado. Mentiras, solo quería estar solo.

Tessrin nunca había conocido esta fase en Mal – triste y molesto con todos –, pero lo entendía. Ella se había sentido igual un par de veces. Entendía el sentimiento de estar solo en eso, sentirse derrotado. Quizás este tatuaje le ayudaría a sentirse incluido, quizás este tatuaje le daría alegría en sus últimos días.

Mal los observó con sequedad. Por su ceño fruncido ambos se dieron cuenta que seguía malhumorado.

– Mal. – Le habló Tessrin. Mal levantó las cejas, esperando a que alguien dijera algo y como nadie lo hizo él habló.

–¿Qué pasa? ¿Ya apareció Laia? – Preguntó secamente. Tessrin negó con la cabeza. – ¿Entonces a qué han venido? – Cal lo fulminó con la mirada.

– ¿Por qué estas con ese carácter de mierda? – preguntó sin poder contenerse. Entendía la situación pero no dejaría que los tratara de esa manera. – ¿Es por qué mataste a Astrid? Tenias que hacerlo, nadie te culpa, ¿es por qué te sientes débil por ser humano? Supéralo, naciste humano. – habló Cal con tanta seriedad y molestia en la voz que Tessrin se sorprendió y le dio un golpe en las costillas con el codo.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora