Tres

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Cal

La rabia lo consumió por dentro, tan rápido como el mechero de una bomba a punto de estallar. Hizo que su mente se nublara y que solo la viera ella. ¿Con pudo ser posible que lo mirara a los ojos y le dijera tantas mentiras? ¿Cómo pudo ser tan cínica? Se iba a casar con ella, lo iba a hacer por amor y ella simplemente le mintió. ¿Cómo dormía sabiendo que había matado a sus amigos? ¿Cómo diablos lo hacia? Todas las preguntas que habían estado acalladas en Continente salieron allí, como una catarata de sentimientos oscuros que solo querían ser acallados por medio de la venganza.

– Muévanse. – Ordenó con rabia. Su poder mental hizo que los soldados ilaryanos no pudieran hacer otra cosa más que moverse.

Caminó en dirección a ella. Solo veía sus ojos celestes, pero ya nada de amor quedaba en su mirada. Ahora solo podía ver a una asesina.

– Hemos venido a llevarte por ser desertor y un traidor de sangre. – No le dejó seguir, simplemente no lo hizo. Su mente hizo que la boca se le cerrara. Astrid se agarró los labios con preocupación, pero ni una sola palabra salió de ellos.

– Mataste a Einar y Sigurd sin piedad y luego mentiste al respecto. Tu eres la traidora de sangre – habló con la voz ronca. Los ojos de Astrid se abrieron ampliamente, su cabeza se movió en forma negativa.

– No me mientas. – gritó y todo tembló bajo sus pies. Su garganta se abrió y Astrid dijo:

– Si lo hice. – Astrid tomó aire y luego lo miró con desafío – Te hicieron creer que la amistad era valiosa, que había algo más que nosotros. Creí que la perdida te haría más fuerte, pero veo que no, veo que eres el mismo mediocre de siempre.

Y a penas lo dijo lo atacó con una daga que llevaba escondida en la muñeca, la daga iba directamente al corazón. Cal la observó en silencio y no dejó que se acercara más, simplemente no lo hizo. Cerro su garganta sin que el aire pudiese entrar a sus pulmones. Astrid cayó de rodillas mientras se agarraba el cuello con desesperación y la daga caía a un costado. Cal se quedó allí, parado, observándola, le había intentado matar y pagaría por ello.

Tessrin

Tessrin intentó llegar a Cal, pero el campo de fuerza que había puesto a su alrededor era tan fuerte que no pudo penetrarlo.

– Cal – Gritó Tessrin y golpeó el muro, pero él no parecía escucharla, sin embargo Tessrin si podía escuchar su conversación. Escucho con dolor cuando Cal la confrontó y sintió la tierra temblar con violencia cuando ella quiso negarlo, luego escucho a Astrid decir la verdad y creyó que todo eso terminaría allí, creyó por unas instante que Cal la dejaría libre, pero luego vino la respuesta de Astrid y esa daga, tan rápida, tan malditamente rápida.

Tessrin gritó horrorizada y luego el miedo comenzó a inundarle el corazón. Astrid no lo había logrado tocar, pero ella estaba muriendo bajó el poder mental de Cal.

Malachi gritaba el nombre de Cal. Cassian intentaba penetrar el campo de fuerza mientras se golpeaba una y otra vez con la muralla invisible. Rhys parecía intentar romper el campo de fuerza con su poder mental pero su hijo era demasiado fuerte, Cal tal vez ahora era el ser más fuerte de esas tierras. Tessrin tomó aire.

– Cal, por favor... no hagas una locura, por favor déjame entrar.– Fue la voz de Tessrin llena de preocupación la que le paralizó por un segundo.

Miró más allá de los ojos de Astrid y vio el campo que había creado a su alrededor y lo dejó caer, pero a ella no la soltó. Tessrin y Mal corrieron hacia él. Tessrin se puso delante suyo y lo agarró del rostro con preocupación mientras que Mal se arrodillo al costado de Astrid para ver cómo podía ayudarla.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now