El regreso de Bry

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Ver eso era casi irreal.

Bryaxis comenzó a hacer una bruma alrededor de ellos, tan grueso e impenetrable que evitó que las bestias entraran, ni si quiera se les oía con normalidad, como si el solo hecho de entrar a la bruma las pulverizara. Tessrin se quedó en silencio viendo como su ex mano derecha la protegía, Cal por su parte gritaba a todos para que entraran dentro de esa bruma protectora, ya que no dañaba a su gente, solo a las bestias.

– ¿El es Bryaxis? – Preguntó Rhysand ligeramente agitado.

El alto fae no había acatado su orden y se había quedado allí, luchando con sus soldados. Estaba sudoroso y tenia un par de rasguños, pero nada para preocuparse.

– Si. – Respondió ella, casi ida. No podía creer que estuviera protegiéndolos.

– Matémoslo ahora, es nuestra oportunidad. – gritó Deblon y todos los ilaryanos que quedaban allí levantaron sus espadas.

– NO – Gruñó Tessrin haciendo que la tierra temblara de una manera que jamás lo había hecho. Estaba oscuro, pero ella pudo jurar que las raíces de los arboles le hicieron caso y se movieron en forma desafiante – Busquen piedras, ahora. Bryaxis no podrá protegernos hasta mañana. – Pidió y toda su gente comenzó a moverse. Rhys movió la cabeza y su gente también hizo caso.

Se habían quedado afuera por lo menos unas 200 personas, quizás más pero no habían llegado a tiempo. Gran parte de los que llegaron estaban tan heridos que morirían si no hacían algo al respecto, pero primero los tenía que proteger.

– Cal, Rhys. – junten a los heridos y sobrevivientes. – Pidió y los ilaryanos comenzaron a moverse al igual que los mutuantur. Trajeron a todos los heridos que pudieron mientras la bruma de Briaxys se debilitaba cada vez más y más. Comenzó a escuchar a las bestias, gruñendo guturalmente y diciendo su nombre. La voz de Ezra en esas bestias le daba escalofríos y le hacía sentir diminuta.

Mientras Cal y Rhys acercaban a los heridos, Tessrin se encargaba de hacer piedras y rodear a toda su gente con ellas. Hizo tantas como pudo para que el campo de fuerza resistiera la oleada de monstruos que estaba por venir.

– No resistiré mucho más. – Habló Bryaxis.

– Entonces detente. – Le dijo ella con neutralidad. Si bien no había permitido que lo mataran, tampoco lo había perdonado.

No esperó su respuesta. Solo dejó caer la ultima roca en el piso y el campo de fuerza se volvió impenetrable. Bryaxis afuera, solo dejó de ser bruma espesa y se esfumó en el bosque.

Mas tarde iría a buscarlo, posiblemente a matarlo, pero en ese momento no lo haría, tenía otros problemas. La ola de monstruos llegó a su campo de fuerza con tanta solidez que Tessrin sintió como si un manto de agua la cubriera pesadamente. Sin embargo, el campo de fuerza resistió a los golpes, pero no a los ruidos que vinieron a continuación.

– Hermanita, sal, juguemos. – decían algunas bestias mientras golpeaban su campo de fuerza, otras simplemente gruñían. Tessrin intentó no escuchar, pero era imposible.

– No se preocupen. Resistirá. – Les habló a todos los soldados, aparentaban ser fuertes, pero temían por sus vidas. Observó el rostro de Deblon, desencajado por el poder de su magia. Eran runas antiguas después de todo, magia diferente a la de los faes y tal vez más poderosa.

– Lo hiciste bien. – le susurró Cal y la abrazó.

– Aun faltan los heridos. – Le respondió ella cansada. No lo había hecho bien, habían perdido su primera batalla y sentía que pronto se volvería loca al escuchar la voz de su hermano.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now