Suriel

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Cuando Tessrin despertó, sintió que algo se había endurecido en su pecho. Su caminata nocturna le había dado claridad en un momento oscuro y ahora que había hablado con su hermano, simplemente todo se había vuelto más nítido que nunca . Ella tenia una promesa – que había dejado de lado por su compañero – pero que ahora volvía a cobrar fuerza en su mente.

Por extraño que fuese, se sentía más ligera después de hablar con Ezra. Salvaría a toda su gente, pero a cambio tendría esas dos vidasy no habría nada, ni nadie que la detuviera.

Ianthe y Ezra pagarían por todo lo que le habían hecho. Lo harían lenta y dolorosamente, hasta que ya no quedara nada de ellos, hasta que la propia Ianthe pidiera ser asesinada. Sonrío por solo imaginar aquello.

Levantó la cabeza y vio por el tragaluz del techo, aún había sol y eso solo significaba una cosa: La promesa de Bryaxis seguía en pie.

Dio un visto rápido a la habitación, no había rastro de Cal. Escribió una nota rápida, esperando que Cal entendiera que ella necesitaba su espacio, ya luego le contaría su plan.

Comió rápidamente para darse fuerzas, se puso nueva ropa de caza, una capa verde y se tamizó de un solo salto.

El bosque esta vez estaba iluminado, siendo menos tenebroso que la noche anterior, pero aun así algo en él lo hacia diferente, mucho más perturbador de cualquier otro bosque que ella había conocido antes, Tess pudo percibirlo con el silencio de los animales y la extraña brisa silbante. Ese bosque estaba embrujado.

– Regresaste. – dijo esa voz vieja y aterciopelada. Tessrin tomó aire antes de voltear mientras sentía como su cuerpo se erizaba. Era increíble como su cuerpo sentía que ese no era un sernormal, sus cuernos y garras salieron también, alertas.

Esta vez la luz del día dejo ver mucho mejor al muchacho. Cabellera blanca, ojos rasgados, finas líneas como labios pálidos, rostro ligeramente afilado y ensangrentado. Manchas de sangre cubrían su rostro, sus manos y su estomago. Como si alguien le hubiese metido una espada de gran tamaño justo en el medio de las costillas bajas.

– Bastardo. – dijo con desagrado. Bryaxis sonrío con malicia mostrando esos dientes perlinos. Ahora que los veía mejor, quizás eran lo único de Bryaxis. Perlinos y afilados.

– ¿Ahora me temes? – preguntó el.

– Solo me das asco. – dijo restándole importancia a que su peor temor en un futuro, seria que esemuchacho moriría. Ni si quiera podía imaginar las circunstancias en la que esa escena sucedería, pero comenzaba a perturbarse por la idea.

– Bueno, ya vine. Dime quien es. – Bryaxis puso los ojos en blanco.

– ¿Por qué eres tan impaciente Tessa? – ella no respondió, escuchar esenombre en esos labios la ponían incomoda.

– ¿Hablaras o este viaje es por gusto? – preguntó mostrando impaciencia. El volvió a sonreír mostrando esos dientes filosos.

– El Suriel puede darte la respuesta que buscas.

Tessrin puso los ojos en blanco.

– Están extintos.

No, el hecho de que nadie haya hablado con una, no significa que ya no existan, solo que no quieren ser atrapadas.

– ¿Y donde la encuentro? – preguntó. Él la miró con intensidad.

– Esa es otra pregunta. ¿Qué me darás por ella? – preguntó él.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora