El Mitsuki

314 24 5
                                    


Cal

Cal golpeó las paredes invisibles de la trampa, una y otra vez, hasta que sus nudillos estuvieron en carne viva y sus huesos tronaron al romperse.

Sentía que le faltaba el aire allí dentro, pero esa sensación no solo se debía a la claustrofobia que sufría, sino al vinculo de compañeros debilitándose. Lo sentía en su pecho, como si se lo desgarraran en contra de su voluntad, dejándolo con un vacío insoportable y doloroso.

Gritó con fuerza nuevamente.

– Para. – dijo Azriel con sequedad, pero Cal no le hizo caso. Siguió golpeando y rugiendo, como una bestia. Necesitaba encontrarla, necesitaba que ese vacío volviera a llenarse. – Para. – Volvió a insistir y lo empujó. Cal cayó al piso con sorpresa.

– Pero que mierda Az...

– Deja de compórtate como un maldito niño por un instante. – habló con la frialdad que lo caracterizaba, pero el brillo en sus ojos era más oscuro de lo normal. Estaba molesto, realmente lo estaba.

– Es mi compañera. – replicó Cal mientras se levantaba del suelo.

– ¿Y eso que? Que sea tu compañera no te da ningún derecho sobre ella. Además, ella ya tomó su decisión, no hay vuelta para eso.

– ¿Eso que quiere decir? – preguntó con confusión. ¿Por qué no le ayudaba a salir?

– ¿Qué crees Cal? – habló Az, materializando todos los miedos de Caladrial en ese preciso instante.

Rugió y la tierra templó bajo sus pies mientras se deslizaba nieve de las montañas y los animales se mantenían en silencio por el miedo.

No, esto no se había acabado. No podía acabarse.

– Lamento esto muchacho. – habló Azriel y lo siguiente que Cal sintió fue un golpe tan duro en la sien derecha, que perdió el conocimiento mientras su visión era consumida por sangre pura y roja.

....

Al despertar, solo pudo estar seguro de algo. Ya no estaba en Bajo la Montaña, ni en Velaris. El frio se sentía en esa habitación y el aire era seco. Su cuerpo se tensó, estaba en el campamento Ilaryano de Devlon.

Tomó aire mientras se levantaba de la cama, pero luego volvió a recostarse por el dolor en la sien. ¿Con que diablos le había pegado Az?

– Ya esta despierto. – habló su madre y entró a la habitación.

– Mamá. – hablo Cal buscando consuelo, pero el rostro de Feyre estaba frio como un glaciar. Cerró la puerta tras de si.

– No vas a ir a buscarla. – dijo con firmeza. Cal la miró con confusión.

– Es mi compañera. – habló. ¿Por qué nadie se daba cuenta? ¿Por qué todos pensaban que podría vivir sin ella?

– No importa. – replicó furiosa. – Dime que es lo que piensas. Dime que harás cuando la traigas de vuelta, si ella ya no quiere nada contigo, si tu aun quieres a Astrid. ¿La encerraras?

Su voz estaba llena de tristeza, decepción y también rabia, pero siguió manteniéndose firme.

– Ya veré en el camino. Puedo amarla, yo puedo...

– Cal, escúchate. Te has obligado tanto a sentir algo por Tessrin, que has terminando consumiendo la pequeña parte de amor que había entre ustedes. Se que no quieres escuchar esto Cal, pero estas siendo muy egoísta con ella. Es una hembra fae, no un animal o una posesión.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWo Geschichten leben. Entdecke jetzt