El libro

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TESSRIN

El barco perdió a 15 hombres y dejó a muchos heridos, así que Tessrin pasó de limpiar la parte baja a limpiar y atender a los heridos en la parte alta. Se lanzaron más de 50 cuerpos de soldados a alta mar, sin miramientos o palabras de despedida. Los cuerpos de los piratas que habían fallecido serian lanzados más adelante, en una pequeña ceremonia fuera de la neblina. Ella no sabia de ceremonias de piratas, ni si quiera sabia que tenían algún tipo de honor con sus muertos. Buscó a Cara de Rata entre los muertos, pero no lo encontró, al que si encontró fue al otro hombre, con un gran corte en el pecho y los ojos abiertos. Una sensación de calma le recorrió el cuerpo, al verlo sin vida.

– Te acostumbraras a ver a tantos muertos. – hablo Mal. Tessrin levantó la cabeza algo sobresaltada y lo observó en silencio.

Si tan solo supieras

– Algo me dice que ya estas acostumbrada. – La joven levantó las cejas en forma de pregunta. – Jamás había visto pelear a una humana de esa manera.

– Vivia muy cerca de Primavera – fue lo único que dijo. Mal silbó.

– ¿Por qué vivías en ese horrible lugar? – preguntó mientras sacudía su cuerpo, como si hubiese recordado algo horrible ¿quizás a Bryaxis?

– Pregúntale a mi padre. – se limitó a decir con sequedad y comenzó a arrastrar el cuerpo de un soldado.

Después de terminar con los soldados, quiso ayudar con los piratas muertos. Los envolvían con telas blancas y les ponían rocas adentro. Tessrin no supo como diablos habían conseguido rocas o si las cargaban porque sabían que tarde o temprano moriría alguien. Lo único que sabia es que no podía ayudar. La ceremonia era muy intima, cada pirata muerto era envuelto por una persona cercana, quien también cocía la manta como si fuese un saco. La ultima puntada pasaba por la nariz, un gesto simbólico que demostraba que efectivamente la persona estaba muerta.

– Tessrin, niña, ven aquí. Necesito ayuda con esto. – dijo Gisli desde el otro lado del barco al verla parada. Había una cola de gente malherida allí, parte de las mujeres estaba sirviendo de enfermeras, la otra mitad aun seguía en la cocina.

Me acerqué a la pelirroja. En su regazo había un hombre con heridas muy profundas en uno de sus muslos.

– Aprieta la herida y no dejes de hacer presión. – le dijo mientras ella buscaba algo en el botiquín. Tessrin supo que el hombre moriría en sus manos. La sangre fluía con tanta fuerza que posiblemente habían perforado una arteria.

Una runa de salud hubiese ayudado, pero no podía utilizar su magia allí. Observó el rostro de Gisli, sereno a simple vista, pero con los ojos llenos de preocupación. Vio a los demás piratas, igual de heridos y la sensación de pánico le embargó el pecho. A ese paso solo se quedarían con 20 hombres en el barco.

En ese momento sintió como la sangre dejaba de golpear bajo sus manos, dejó de escuchar los latidos del hombre. Levantó las manos con verdadera pena.

– Niña, que te dije...– Tesrrin negó con la cabeza mientras le cerraba los ojos. – Carajo. – gruñó con rabia. Fue a ayudar al siguiente en la fila y por desgracia pasó exactamente lo mismo.

– Así nos vamos a quedar sin nadie. – dijo una de las señoras.

Tessrin supo lo que tenia que hacer, aun que eso significaba que podría morir por ayudarlos. Se vio las manos ensangrentadas, ni si quiera sabia si en esas manchas rojas había algo de su sangre.

Para, si lo haces se darán cuenta.

Tomo aire en silencio mientras escuchaba como Gisli y las demás mujeres intentaban salvar al siguiente en la fila.

Una Corte de Venganza y Ruinas   -  Una Corte de Venganza y RedenciónWhere stories live. Discover now