Enamorada Del Idiota (TERMINADA)

primer acercamiento

El movimiento de sus labios es algo hipnótico... Me hace volar la imaginación y pensar en las miles de maneras que me gustaría besarlo. A simple vista, parecen suaves y su carnosidad me dice que deben saber deliciosos.

Él... Cómo si pudiera leerme la mente. Se quita la camisa dejando expuestos sus abdominales, qué no hace otra cosa más que aumentar el deseo que me corroe y siento que le divierte.

Doy un paso hacia atrás sin poder apartar mí vista de su ombligo y mí espalda choca con el mueble en dónde mí madrastra guarda los productos de limpieza. Me sonrojo por mí estupidez y doy pasos torpes hasta quedar apoyada de la puerta del refrigerador. Mí torpeza parece desinhibir al pelo rosa que deja salir una sonara carcajada y juro que es consciente de que no puedo quitarle los ojos de encima.

Me mira con ese gesto de diversión clavado en su boca y se acerca de manera intimidante. Mí cuerpo se tensa por su cercanía y unas ganas horribles de abrazarlo me consume.

Quiero tocarlo...

—ji-ji-jimin!— suelto nerviosa al sentir la calidez de su pecho en mis mejillas (si... Soy más bajita de lo normal) él, sólo sonríe con ese ápice de superioridad dejándome tonta..

Todos mis sentidos se prenden en alerta de peligro y no puedo evitar aprovechar su cercanía para respirar de su aroma... Maldita sea... Huele a café y a galletas. Eso, mezclado con esa colonia que usa lo hace sumamente comestible.

Abre la puerta del refrigerador, provocando que dé un paso hacia adelante y termine de chocar con él. Y sí... Se siente cómo imaginaba, suave... Cálido... Terriblemente estremecedor.

No quiero moverme, más que eso, no puedo! Literalmente, no puedo! Quiero quedarme así todo el día si fuera posible y aunque sé que voy a arrepentirme, me veo tentada a perder el rostro en ese ancho pecho.

Saca una botella de agua mineral y sin moverse de su lugar, lo abre para llevarlo a su boca, respiro hondo mientras veo cómo su nuez de Adán sube y baja dejando que el líquido recorra su garganta y no resisto!

Bajo la vista a mis pies y con una "valentía" que sepa dios de dónde salió, froto lentamente mis mejillas por su pecho.

—te pareces a makki, ya decía yo que debió aprenderlo de algún lado— dice y me aparto quedando a varios pasos. La vergüenza es tan grande que siento cómo mí estómago se contrae.

—m-me... comparas con tu gato?

—los dos son pequeños, mimosos en las mañanas, comen cómo bestias salvajes y les gusta dormir todo el día— se hunde de hombros y hace un ademán con las manos. —en realidad, te comparo con todo lo que sea pequeño y molesto.

Quedo pensando una respuesta, pero mí cabeza no razona con seguridad. Sólo estoy ahí... Esperando que sea él quien cambie el tema. Y lo sé, debería ofenderme por sus palabras. Pero, no lo hago. Algo dentro de mí se emociona al saber que él ha pensado en mí así sea con una estúpida comparación.

Patética...

Lo veo relamerse los labios y decido que es momento para dejar de observarlo. Pero me regala una sonrisa sancarrona provocando un escalofrío en mí espina dorsal y quedo batiendo las pestañas, intentando tragar saliva que en ese momento parece lo más difícil del mundo. Mí boca en forma de "o" y mis ojos de una manera estúpida clavadas en sus labios sin disimular el agrado que le provocan a mis pupilas dilatadas.

Escucho el crujido de una fruta hacerse añicos contra sus dientes y rezo para no orinarme encima al percibir sus ojos castaños sobre mis piernas temblorosas.

Vaya manera de comer esa manzana...

Giro sobre mis talones y con las manos en la espalda, salgo de la cocina simulando total tranquilidad. Intentando recordar el momento exacto en el que comencé a desear a mí hermanastro.

Esto no me puede estar pasando a mí! Siempre evité los chicos cómo él! A los cuales les gusta cambiar de amante cómo de ropa interior, creído, pedante, poco caballero y egoísta hasta la médula.

Pero aquí me encuentro... Suspirando por él, qué potencia todo lo que odio en un hombre.

Maldita seas jimin!