Juego terminado 🔞

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Escucho su respiración en mí oído y unas ganas de suspirar me ciegan. Pero nada de romanticismo. En este momento, mis pensamientos son más profundos, más perversos, muy... Retorcidos.

Me desconozco por todo lo que Jimin le provoca a mí cuerpo. Me gusta, a la vez me aterra el pensar el grado de excitación que ese chico me produce con sólo su cercanía.

Todo se vuelve borroso, son mis ojos que giran sin control alguno al sentir sus manos recorrer mí cintura con brusquedad, una brusquedad que me despierta del sueño infantil, trayéndome a la realidad en la que Jimin me enciende, me llena de ganas de hacer tantas cosas que me avergüenzan de mí misma. Pero al mismo tiempo, me hace sentir viva.

Su mano baja hasta una de mis rodillas y sube barriendo mí pollera hasta la curvatura de  mí cuntura. Los  jadeos no se hacen esperar, comienzan a escucharse y a intensificarse conforme su lengua y manos descubren mí piel temblorosa.

Mí trasero se contrae al ser atrapado y manoseado descaradamente. Me obliga a levantar los muslos y frotar mí centro con urgencia sobre su pelvis.

—tu piel es muy suave, me gusta cómo se siente entre mis manos— me sorprende saberlo, siempre pensé que eso era lo de menos. Que Jimin era de los que buscaba tocar carne en exceso en lugar de piel tierna. Pero me alegra. Me devuelve la valentía, la seguridad que no sabía que tenía y me atrevo me perder mis manos debajo de su playera, en donde su abdomen tonificado me atonta dejándome en un estado lamentable de sumisión.

Comienza por devorar mí cuello de una manera desesperada quitándome gemidos que nacen en mí garganta. Me encanta y el sonido que su boca provoca al chocar contra mí piel, me invita a removerme aún más debajo suyo creando un movimiento pélvico delicioso, sintiendo literalmente  que me está follando con la ropa, incluso me veo sumergida en el orgasmo cuando siento la dureza de su miembro restregarse sobre mí zona sensible. se intensifica con sus chupones que suben y bajan desde mí mentón, hasta donde mis pechos comienzan a sobresalir de la ropa.

Me atrevo a imitarlo enredando mis dedos en sus cabellos, jalar de ellos para hacerme lugar y así poder acariciar con mis labios la piel de su cuello. Nos devoramos mutuamente, cómo desesperados, necesitados de ese acto carnal que nos estaba consumiendo, llevando al límite, calentado! Para ser más exactos.

—jimin... Me estás quemando!— lo digo en forma de reproche, su juego había comenzado a dolerme en la entrepierna. Un dolor exquisito, pero exigente de atención.

—ya sabes lo que tienes que hacer— alza las cejas, sentenciando en tono atrevido. Me provoca golpearlo, violarlo y hacerle todo lo que mí mente sucia pretende pero no se anima a decir. —pide gatita!—  susurra frotándose con violencia sobre mí centro.

—ahh! Duele!— confieso en forma de puchero. Esa no era la idea, pero pareció divertirle.

Sonrie de manera perversa y me toma de las piernas para jalarlas hasta el borde de la cama. Se arrodilla en el suelo y con mucha habilidad se deshace de mis bragas. —quieres que alivie tu dolor?— pregunta acariciando mis muslos, asiento con un poco de miedo para luego apoyarme de mis codos y así verlo perderse debajo de mí pollera.

Comenzó por reconocer mis pliegues con su lengua provocándome un ligero cosquilleo que me subió hasta el estómago, pero que no duró mucho. cuando terminó de probarme, llevó sus manos a mí trasero y hundió su quijada en mí coño dejándome sin aliento.

Su lengua entraba y salía de mí centro con insistencia mientras succionaba mis fluidos volviéndome loca, deseosa de más, mucho más de que lo jamás había imaginado y se puso peor tras oírlo gemir, no aguanté. Tiré de sus cabellos con fuerza dejando que el orgasmo me recorriera entera.

Rápidamente me incorporé en la cama para ver la cabellera rosa salir de entre mis piernas. Lo rodeé con ellas y lo pegué a mí cuerpo admirando sus ojos lujuriosos que exigían más.

Apoyó su frente sobre la mía y cerró sus ojos buscando recuperar el aire que le faltaba. Me atreví a acariciar su rostro hasta terminar de llegar a sus labios, dónde me detuve a admirar el brillo que mis fluidos habían dejado y luego de acariciar sus comisuras me animé a preguntar —me dejarás probar?

Abrió sus ojos cómo platos, aleteó las pestañas unos segundos y lentamente dejó salir su lengua. No esperaba una pronta respuesta, mucho menos una satisfactoria por lo que dudo en si aprovechar para besarlo cómo quiero o sólo lamer sus labios. Me tomo unos segundos para apreciar las líneas de su rostro, lo acaricio delicadamente embelesada con sus expresiones y me animo a lamer sus comisuras sutilmente.

Su cuerpo se tensó al sentir mí lengua invadirlo, en mí caso... Me volví loca de deseo, ciega por la excitación que su persona me provocaba. —tienes que pedirlo... Déjame terminar con esto.

Quiero decirlo. Quiero pedirle que me folle pero no sin antes aclararle que lo hago por que así lo deseo y quiero que sea igual para él. Que lo haga por placer y no por un cambio de favores cómo pretende. —no tengo que pedirlo, hazlo de una jodida vez!

—tienes que pedirlo— siento que su insistencia se debe a algo más que sólo un fetiche. No entiendo... A caso no se da cuenta lo excitada y entregada que estoy?

—porqué!?— una sonrisa burlona se dibujó en sus labios. Se estaba burlando de mí? —hazlo si quieres, por placer. No porqué te lo mande— esconde su sonrisa sancarrona para cambiarla por un ceño fruncido.

—crees que lo necesito?— su pregunta me sorprende. Sé que la respuesta es un rotundo NO! Pero entonces... Está insinuando que yo sí? —la única manera en la que puedo hacerlo, es sí tú lo pides.

—estás bromeando?— mí voz suena a enojo. agradezco que suene así y no cómo en realidad debería. Porque no voy a mentir... Me duele. —no puedes insinuar que no lo deseas cuando!— lo aparto un poco para mostrarle con mí mirada el bulto que sobresale de su pantalón. —ahs! Ni siquiera puedo decirlo!

Junto mis piernas para apartarlo de mí y sin cuidado lo empujo hasta lograr una distancia prudente. Pero no parece enojado, vuelve a sonreír dejando en evidencia lo divertido que le parece mí vergüenza. —yo no dije eso. Es qué... Bueno, tú sabes...— titubea una explicación que nadie pidió. —se supone que la primera vez para una chica es especial. Debes estar segura que quieres eso conmigo.

Ok... Cree que soy virgen. No lo culpo, pero debería haber preguntado antes. No darlo por hecho sólo porque nunca antes me ha visto con alguien. Me enerva la manera que tiene que cambiar de actitud tan rápido. O sea... No voy a decir que hoy se comportó cómo un príncipe conmigo, pero al menos no fue tan idiota. Pensé qué... Tal vez estaba conociendo un lado suyo que él escondía de todos. Pero sólo estaba haciendo su trabajo de seducción, una "pre-cama" por así decirlo.  Ahs! Mierda que me enoja cómo nada en el mundo!!

—o sea que sólo estás siendo gentil porque según tú, soy virgen?— me paro a un lado de la cama y me cruzo de brazos mirando en su dirección. Lo veo asentir y unas fuertes ganas de patearlo en la cara me llenan. —si no fuera virgen, te comportarías cómo siempre?

—no perdería mí tiempo. Seamos realistas, que podrías tener que llamara mí atención? A demás de un coño estrecho, claro.

Tuve que tragar una fuerte bocanada de aire para digerir sus palabras. Yo soy hermosa!! Llena de virtudes, al menos es lo que me repito cada mañana. No seré una Barby ni mucho menos, pero tengo mí encanto. He salido con chicos igual de atractivos que él, incluso más! Sé que podría tener un novio decente si me lo propongo. La única razón por la cual decidí tomarme vacaciones de los chicos, fue precisamente porque me sentí liada a este estúpido desde la primera vez que lo ví!

Joder... Qué idiota...

—es una lástima que solo veas en mí un coño estrecho. Lo sé... No tengo el cuerpo que llame tu bendita atención. Pero no eres el único hombre de la tierra, lo sabías?— acomodo mí pollera tableada para no seguir mostrando más de lo debido y lo miro por última vez antes de salir de su habitación. —es lo mejor! Es lo mejor!— me repite mí conciencia antes de que me arrepienta.

—si te vas ahora, no pienses que te buscaré después— sentencia firme, distante.

—no pierdas tu tiempo, no soy virgen.

Enamorada Del Idiota (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora