Enamorada Del Idiota (TERMINADA)

Domando a la bestia🔞

Presiono mis dedos en un gesto desesperado o nervioso por mantener su temblor. Jamás pensé que llegaría a pisar un lugar así, aunque tengo que admitir que es diferente a lo que imaginaba.

Las paredes son blancas y está perfectamente amueblada cómo si de un monoambiente se tratase. El decorado es antipersonal, lo que no me molesta y la cama es ridículamente enorme. —te quedarás toda la mañana ahí?— busco al dueño de aquella voz mandona y me ruborizo al verlo recargado en una puerta sólo en boxer. Cuándo se desnudó? —allí hay un baño, por si quieres pasar.

—yo... Nunca he estado en un lugar de estos— confieso. Mientras lo observo acomodarse en el borde la cama.

—siempre hay una primera vez— siento una pizca de burla en el tono que usa. Pero no me interesa, sus ojos demuestran que está igual de aterrado que yo y eso es suficiente para no dejarme intimidar.

Sé a lo que vinimos, soy consciente de que no saldremos de esta habitación hasta que él lo diga y no me molesta. Pretendo disfrutar cada momento. Demostrarle que, aunque no tenga tanta experiencia, lo puedo compensar con entusiasmo. Entonces lo imito, comienzo a deshacerme de mí ropa intentado dejar de lado la vergüenza que me oprime el pecho, porque sé, que mis atributos no son del todo de su agrado... Pero, hay algo que sí le gusta y pretendo averiguar qué es.
Dejo mis jeans al pie de la cama y cuando comienzo a liberar los botones de mí camisa, Jimin me llama deteniendo mí tarea.
La habitación se vuelve pequeña, me falta el aire y por momentos la luz brillante me molesta. —puedes bajar la luz?— pido cuando logro quedar a pocos pasos de él. Niega y me llama de manera silenciosa con su dedo índice.

Entonces, todo se vuelve una pesadilla. Jimin, literalmente termina de desnudarme, pero lo hace con tanta violencia que apenas logro llevarle el paso.
Sus manos se aferran de mí cintura y jala de ella para dejarme en el centro de la cama. Comienza a morder y chupar cada centímetro de mí piel sin tener cuidado de la fragilidad de mí cuerpo. Sé, que su accionar dejará marcas difíciles de ocultar y quiero que se detenga, quiero que tenga un poco de consideración, pero parece ido de este mundo. —abre tus piernas— su voz es más ronca de lo normal, no logro reconocerlo y eso me aterra.

Cierro los ojos mientras hago caso a su pedido. Él se arrodilla frente a mí y me toma por debajo de mis rodillas para que no pueda cambiar de posición. Entonces, entra en mí. Todavía no estoy lista para recibirlo pero eso no parece molestarle. Comienza a moverse sin salir de mí cuerpo y por momentos se siente cómo si estuviera siendo violada.

Su carne me llena una y otra vez, escucho sus gemidos pero mí cabeza me abandona. No es lo que esperaba. No sé que trama! pero esto no se siente cómo debería. Entonces, me obligo a tomar coraje. Junto mis manos en su pecho y con toda la fuerza que esa posición me da, lo empujo hasta que puedo recuperar el mando de mis piernas logrando quedar a una distancia que me brinda seguridad. —qué mierda te pasa?!— luce aturdido, enojado y quizá confundido.

—qué mierda te pasa a ti?! Pareces un animal!— me mira cómo si no creyera lo que digo. Limpia los restos de sudor de su frente y se hecha en la cama.

Hago un ovillo con mí cuerpo, la vergüenza que siento en estos momentos me lleva al límite. Entonces, lo comprendo todo. Él está acostumbrado a utilizar a las mujeres así, sólo para satisfacer sus deseos, nada de sutileza, nada de ternura. Sólo sexo rápido para alimentar su hombría de macho primitivo. Joder! Y yo que pensaba que él me volvería loca en la cama... Por lo visto, tendré que ser yo quien le de clases.

Gateo sobre el colchón hasta llegar a su lado. Su ceño está ligeramente fruncido y su vista se encuentra clavada en algún lugar del techo. Me provoca mucha ternura cuando intento besar su mejilla y se corre cómo si fuese un niño pequeño berrinchudo. Pero sé que está enojado y quizá, me cueste mucho hacerlo cambiar de opinión.