El pequeño

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Le entrego al doctor, la carpeta en donde guardo los últimos estudios que me hice. Los examina mientras me pide que me siente sobre la camilla.
Una vez que termina, los ojos del mayor se posan en mí acompañante. —tú eres...?

—el padre— contesta rápidamente y pongo los ojos al cielo. Olvidé comentarle que mí doctor es un poco bromista.

Espero que sepa comportarse.

—el padre!?— enarca una ceja. —dame la fuente de la juventud! No te ves mayor de veinticinco!

—mmh?

—es el padre del bebé, no el mío— contesto ya que veo a Jimin hecho una bola de confusión.

—oohh... Entiendo. Ven! Examinemos esos senos— dice alentandolo a acercarse a la camilla. —puedes quitarte la camisa y el brassier— suelta tranquilo y veo cómo Jimin abre sus ojos con enojo.

—claro— contesto tranquila y eso aumenta el estado de ánimo del pelirosa. —por favor, Jimin. Ya me has visto desnuda muchas veces y él es mí doctor. Incluso me ha visto la vagina.

El doctor suelta una carcajada ante mí comentario. En ese momento recuerdo que la primera vez que lo conocí yo lucia más aterrada que Jimin. Pero con ayuda de Sangoy, logré vencer ese miedo. En realidad, él sólo me confesó que mí médico es gay y eso bastó para sentirme más cómoda en las sesiones.

Termino de desvestirme y me acomodo en el borde de la camilla con  las piernas un poco abiertas para dejarle lugar al médico. Este se acerca y comienza a presionar mis senos buscando alguna alomania y con los labios torcidos, demuestra que todo marcha bien. —excelente. Recuerda que si sientes que estás lactando, incluso si comienza a salir calostro, es normal. Pero las durezas podrían significar alguna infección o algo peor.

—lo sé. Avisaré si es que no estallan antes— suelto con picardía

—eso es verdad. Felicidades!— exclama en dirección al pelirosa.

—creo que ya es suficiente— dice el chico con las mejillas encendidas.

—bien, puedes vestirte pero no prendas la camisa— manda el hombre frente a mí. —sube a la balanza, veremos cómo vas.

Le hago caso. Odio esta parte, el saber la cantidad de peso que subo entre sesiones es abismal y que Jimin sepa cuanto estoy pesando me genera mucha vergüenza. —muy bien. Subiste un kilo— sentencia y pongo los ojos en blanco. —anímate! Eso quiere decir que estás alimentando bien al bebé.

—si esa es su manera de aliviarme y que no vea que estoy hecha una vaca, no le agradezco— ladro volviendo a la comodidad de la camilla.

—Cúal vaca? A ver... Papá del bebé. Crees que es una vaca?— miro a Jimin que parece quererse comer al médico con los ojos. —está hermosa. O no? Siempre creí y creo fervientemente que las embarazadas son muy hermosas.

—ella lo es, con o sin el bebé en su vientre— sentencia y me ruborizo.

—quieren verlo?

—a eso vinimos— me apresuro a contestar y me acomodo a lo largo de la camilla.

Coloca el gel frío sobre mí vientre y comienza a mover el aparato con la mirada fija en el monitor. Se ve más claro que la última vez, puedo distinguir la forma de su cabeza, sus bracitos y piernitas y mí corazón se acelera. —se puede saber lo que es?— pregunta con la emoción impresa en sus cuerdas vocales.

—en este momento, no. Quizá la próxima cuando se mueva más y abra las piernas. pero todo marcha bien, el peso que marca es muy bueno y la longitud también.

Enamorada Del Idiota (TERMINADA)Where stories live. Discover now