Muy mojada 🔞

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Dedicado a lauraEsposaDKook  YsicaLazarte  AND valejeon17 💕

Sus besos se habían convertido en un gesto delicado. Cómo si necesitáramos de aquel mimo tierno sin buscar excitarnos en el intento. Algo muy extraño viniendo de él, lo que me hacía pensar que quizá... Sus sentimientos eran reales. Eso me aterraba, tenía terror a todo lo que me hacía sentir y mucho más, al poder que le estaba dando sobre mí corazón. Porque él, podría aniquilarme en un abrir y cerrar de ojos si lo quisiera. Pero, aquel amor inexplicable que le tenía, me estaba convirtiendo en una persona egoísta, ciega y ambiciosa. Nada me interesaba más que tenerlo, aunque sufriera después, aunque él no me amara cómo lo hacía yo, quería que fuera mío. No me interesaban sus promesas de amor o crear estúpidas reglas para tener una buena convivencia. Sólo lo quería a él.  Entonces, con un suspiro jadeante, contesté sobre sus labios. —quiero, quiero ser tu novia.

Él sonrió y pude sentir cómo mí corazón saltó dentro de mi pecho. Literalmente estaba a punto de sufrir un infarto, podía percibir cómo se saltaban los latidos y de una manera perturbadora volvía a la normalidad. —entonces, ¿puedo hacerlo con mí novia por primera vez?— asiento tímidamente, sintiendo cómo mí cuerpo entero se estremece cuando una sus manos baja para acariciar la curvatura de mí cintura y sus dedos se enredan en el elástico de mis bragas.

Tiene que alejarse un poco para poder quitarlas, pero cuando lo logra, me toma de la cintura y me sienta sobre sus piernas de manera brusca. Pensé que así sería el acto. De manera sucia y brutal en la parte trasera del auto, pero no...

Comenzó atrapando mí rostro entre sus manos, sus dedos se colaron entre los cabellos de mí nuca y creando un masaje suave en la zona terminó por juntar nuestros labios.
El beso no se intensificaba, cómo si no tuviera prisa, cómo si besarme en ese momento fuera su prioridad. Entonces, lo imito. Cierro los ojos dejándome perder en ese gesto lleno de ternura. Aunque eso me quemara por dentro. Porque no voy a mentir, siento un leve cosquilleo en mí centro que se muere por ser calmado.

Aprovecho que sus besos comenzaron a bajar a mí cuello para acariciar su abdomen. Mis dedos rozan las líneas de su marcado cuerpo creando un camino hasta el elástico de su ropa interior en donde me detengo porque mí respiración se vuelve dificultosa. Sus labios llegaron a las tiras de mí brassier las cuales, comienza a bajar sin dejar de besarme.

Quedo embelesada con la imagen que Jimin me regala en este momento. Mis senos quedaron expuestos a él y ahueca sus manos para presionarlos atrapando uno de los pezones con la boca. Lo lame, lo succiona y repite el mismo acto con el otro.

Mis pechos se sienten más pesados de lo normal y los pezones se endurecen de manera dolorosa volviéndolos  más exigentes de atención, una, que Jimin está dispuesto a darles cómo si aquellos fueran los mejores del mundo. Sonrío por lo irónica de  la situación. Días atrás se jactaba de rechazar mí cuerpo insípido y ahora no podía quitar sus manos de el.

—oye...— mí susurro suena arrastrado, tímido, hasta incluso doloroso. Me siento más excitada que nunca, eso me gusta pero me hace caer en un éxtasis en donde ya no soy yo. No razono, no coordino y no puedo detenerme. Ni  siquiera me había dado cuenta que mí feminidad se estaba frotando contra su hombría de manera tortuosa.

—mmh?— succiona el centro de mí pecho para tirar de él y así, poder mirarme sin necesidad de soltarme.

Su cabeza se tira hacia atrás de manera lenta, llevándose con él mí ya irritado pezón provocando que un gemido vibre en mí garganta. Se siente tan liberador poder soltarlo que ya no puedo contenerme. —estoy... Muy... Mojada— confieso al punto del ahogamiento. Él, comprende lo que le digo y lleva una mano a mí centro húmedo, encontrándose con la verdad. Estoy más mojada que nunca.

Resopla haciendo vibrar sus labios ante su descubrimiento, pero no se detiene. Introduce dos dedos en mí feminidad y esta lo recibe con pequeños espasmos que presionan sus dedos juguetones mientras acarician las paredes húmedas de mí caliente intimidad.

Mis caderas comienzan a crear círculos casi por inercia y los jadeos no se hacen esperar en ninguna de las dos partes. Pero yo estoy a punto de enloquecer. Necesito más, mí cuerpo lo exige casi a los gritos.

No es hasta que cambio los jadeos por chillidos de sufrimiento, que él toma su miembro para colocarlo en mí entrada, me desespera pero sus manos se aferran a mís costados impidiendo que caiga con brusquedad. Entonces, dejo que sea él quien controle la penetración.

Lo introduce despacio, dejándome sentir centímetro a centímetro cómo me llena con su carne.
Se siente delicioso, un alivio que me recorre entera y me deja la mente en blanco. Es que no sé, qué mierda es lo que tiene este hombre que me calienta tanto! Pero así es. Me deja sumisa, entregada, regalada! En todo el sentido y la extensión de la palabra.

Una vez que logra dejarme empalada, sus manos vuelven a mí rostro y esta vez sí, me besa con una intensidad que despierta todas las terminaciones nerviosas de mí adormilado cerebro.

Su lengua masajea la mía creando una sincronía entre ellas que me resulta embriagadora. Aprovechando eso, comenzamos a frotar nuestros centros ya conectados aumentando la intensidad del beso.

Segundos después, mí cuerpo rebota sobre el suyo, primero lento y pausado, luego el movimiento se convierte en uno violento. Literalmente siento cómo su carne me desgarra con cada embestida, pero eso está lejos de molestarme. Me gusta que sea así, entonces, sin pedir permiso coloco mis palmas en sus rodillas para usarlas de apoyo y así tener mejor comodidad y visión de cada embestida.

Lo veo retorcerse de placer. Morder sus labios con los ojos cerrados cómo si follarme le resultara doloroso. Eso me fascina, me hace saber lo mucho que le gusta que sea yo quien maneje la situación. Entonces, me animo a acelerar el movimiento pélvico que hasta ahora estaba siendo moderado.

—que rico!— gruñe clavando sus dedos en mí apretado trasero. Sin soltarlo, lo levanta para dejarlo caer una y otra vez ayudando a que cada embestida sea una más profunda y más placentera que la anterior.

Minutos después, el clímax me recorre el cuerpo dejándome completamente débil e incapaz de seguir el mismo ritmo. Pero no me detengo, quiero que él también se corra, cosa que no tarda mucho en pasar. 

Sus manos que sujetaban mí trasero, ahora lo presionaba con fuerza sobre su centro, dejándome sentir esa hombría palpitar su descarga dentro de mí acompañado con un jadeo desesperado que de sus labios se oyó cómo una hermosa melodía que calmó y quitó todo mal pensamiento de mí cabeza miedosa e irracional. 

Enamorada Del Idiota (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora