Que seas mía

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Viernes 6:30

Mezclo los cereales dentro del tazón con leche y comienzo a engullir en un intento estúpido de mantener la mente ocupada en otra cosa que no fuera en los labios de jimin...

La mirada fija en el mantel del comedor y las manos quietas para que mí cuerpo no delate mí nerviosismo con señales.

—te pasa algo ___,?— pregunta mí padre y me lleno la boca para no responder. Niego simulando una sonrisa

—que tal la escuela? Ya pudiste acomodarte con los horarios?— ahora es mí madrastra quien continúa con la interrogación. asiento.

—qué bueno. Te dije que no sería difícil, si jimin que es un desordenado puede trabajar y estudiar al mismo tiempo, tú no deberías tener problemas— sentencia y suelto una carcajada inconciente por aquel comentario. Es verdad, a ese chico hay que recordarle todas las mañanas en qué día despierta.

—eso es porque mí hermanita no trabaja— ladra mi hermanastro detrás de mí. Su mirada lasciva es perturbadora y sofocante. 

—estamos desayunando! Hace falta que te pasées con el torso  descubierto?— se queja su madre con voz de mando. Él, se hunde de hombros y coloca una tostada entre sus dientes para luego tomar asiento junto a mí.

—es que me iba a dar un baño. No sabía que estaban todos levantados a esta hora— se defiende. —a demás, somos familia. No tiene nada de malo.

—ya mujer. Déjalo en paz, hoy no hay visitas— dice mí padre sin apartar sus ojos del diario.

—jimin... Tu padre vendrá mañana a verte. Porfavor, no seas grosero con él. Te extraña.

Pone cara de hastío y arroja lo que queda de su tostada con furia. Todos nos quedamos en silencio, yo no sé qué pensar en estos casos. Siempre me he preguntado cuál es el conflicto que jimin se trae con su padre, pero siento que no debería meterme demasiado. Sé que eso lo estresa,  hasta podría decir que le duele... y sé que no se merece mí empatía. Pero no puedo evitar sentirme mal por él. Quisiera ser su oído, su confidente, su hombro para llorar... En lugar de eso, siempre termino siendo una molestía.

Termino de engullir y antes de que comience otra ronda de interrogación, decido huir. 
Disimuladamente, me levanto de mí lugar y con pasos torpes avanzo. O eso intento.

—disculpa, vas a alguna parte?— miro el suelo, luego mis pies y suspiro tragándome los nervios.

—iré a cambiarme y repasar unos apuntes para hoy. — comento, sin hacer contacto visual con ninguno de los presentes.

—si te apuras puedo llevarte. Hay mucha humedad, parece que lloverá— sus ojos protectores me envuelven y aunque me cuesta negarme ante mí padre. Niego con la cabeza mirando de soslayo a jimin que parece divertido con la escena. Al menos ya se olvidó de la charla anterior... —amor... Es que, no te había dicho. Hoy nos iremos de viaje— sentencia.

Odio que los dos viajen al mismo tiempo. El quedarme sola con mí hermanastro me aterra, pero más me aterra que sea justo un viernes... De seguro me dejará sola para irse de fiesta. (Cosa que ninguno de nuestros progenitores sabe y no me animo a contar) y no es que me dé miedo quedarme sola, mejor si él no está. Puedo estudiar tranquila sin su presencia que me pone nerviosa. Pero... Sé que cada vez que sale con sus amigos es para ir de cacería y el imaginarlo besando, tocando o follando a otra, me hace un agujero el estómago.

—papá... Tienen que irse hoy?

—perdón bebé. Tenías planes?

—iba a... Olvídalo— no quise mentir. O sea, que más que estudiar o ver televisión podría hacer? —me iré a cambiar. Tengan un buen viaje.

***
A eso de las 7:15, ya estaba lista para salir. 
El silencio de la casa me decía que los adultos ya se habían ido. Sentí malestar, pero no por su trabajo el cual los obligaba a permanecer varios días afuera. Después de todo... Se conocieron allí y nunca había visto a mí padre tan feliz cómo cuando comenzó su relación con la señora Sandara. Mí malestar se debía al calvario que sabía que pasaria ese fin de semana.

Si tan sólo...

Si tan sólo pudiera imponerme a jimin y no permitir que hiciera estupideces, haría la diferencia. Pero, cómo?

Frustrada, llena de inseguridad y molestia. Salgo de la habitación y tras cerrar la puerta, la imagen de jimin aparece frente a mí.

Él está ahí... Apoyado contra la pared, los brazos cruzados a la altura de su pecho, una de sus piernas flexionadas dejando la otra de apoyo y esa mirada de pocos amigos que lo identifica. —pensé que ya te habías ido...— siseo bajando la mirada a sus pies.

—y yo pensé que te habías muerto en la habitación. Camina! Te llevaré— suelta con voz de mando dándome la espalda.

—cómo?— pregunto frunciendo el ceño. No es que me moleste su repentina caballerosidad. Pero siento que ese favor me costará caro.

—tu padre me lo pidió. No creas que me alegra cargar con una mocosa.

Sus palabras se sienten cómo Navajas en mí estómago. Odio sentir que soy una molestia para él! Y más aún, al ver su rostro molesto por mí causa. —oye...— trato de dulcificar la voz. Pero sé que sueno dolida. —no tienes que llevarme si no quieres. Nadie lo sabrá, tranquilo.

—sólo... Ahs!— chasquea la lengua y rasca su nuca demostrando su frustración. —no puedes sólo cerrar tu boca y subir al auto?

—jimin. No hace falta que me hables así, no puedes pedir las cosas de buena manera? Qué te he hecho para que me trates tan mal?— presiono las tiras de mí mochila conteniendo toda la vergüenza y dolor en esa zona. Pero lo cierto, es que quiero darme la vuelta y encerrarme en la habitación para llorar.

—no hagas un escándalo de esto. Las de tu tipo son así... Fingen ser frágiles para obtener lo que quieren, no soy idiota. Sé lo que pretendes...

Se para frente a mí y ladea la cabeza buscando mí mirada. No me ánimo a afrontarlo, porque cada vez que se pone así, salgo herida por sus palabras. Pero lo siento acercarse y mí pulso se acelera. Escucho los latidos de mí corazón que retumba en mis oidos y su respiración me golpea dejándome petrificada. —a-ale... — las palabras no salen más que en torpes balbuceos. Hace mucho descubrí que a jimin le encanta ponerme nerviosa, lo que no entendía..  era, porqué?

—___, yo estaría dispuesto a complacerte— dice una vez que logra acorralarme. Apoya una mano en la pared a la altura de mí cuello y se inclina para dejar su rostro frente al mío. —pero debés ser gentil. Hacer lo que te digo, cuando lo digo. estar dispuesta a cumplir mis deseos no importa cual fuera o en donde fuera. Entiendes? Tendrías que estar disponible para mí en todo momento. En simples palabras, tendrías que ser mía. —corre los cabellos de mí rostro y por fin me atrevo a mirarlo.

Suya!? Sé que no sólo lo dice en lo sexual. Habla de hacer sus tareas, trabajo, cubrirlo con nuestros padres e incluso lavar su ropa. Tan poca cosa soy para él? Debería rebajarme tanto, sólo por un poco de cariño?

Coloco ambas manos en su pecho y lo empujo con una furia que no sabía que tenía contenida. 
Pude ver la contrariedad en sus ojos, cómo luchando contra una disculpa que no se atrevía a decir. O más bien! Una disculpa que no sabía cómo pedirla.

—idiota!— grité más para mí misma que para él. —estoy harta! Puedes irte a la mismísima mierda Park jimin!

Me había hecho llorar... 
Podía sentirlo mientras corría por el pasillo hasta la salida. Las lágrimas recorrían mis mejillas sin descanso y por miedo a que él las viera, en lugar de tomar el elevador o bajar por las escaleras. Decidí correr al último piso del edificio. Allí... En donde a veces me escondía para que nadie me encontrara.

Por más que me gustaría probar y experimentar con jimin todo lo que estoy segura que él ya sabe a la perfección. No puedo. No puedo ir en contra de mis principios y rebajarme a ser sólo otra más de su lista de conquistas...

No puedo porqué lo amo cómo no tiene ni puta idea.

Enamorada Del Idiota (TERMINADA)Where stories live. Discover now