Enamorada Del Idiota (TERMINADA)

Creer

Había pasado una larga semana en casa de Mark. Obviamente, tuve que contarle todo lo ocurrido. Por esa razón me ha dejado permanecer aquí y se ha encargado de mantenerme oculta a pesar, que mí padre ha puesto una denuncia por mí desaparición.
Nadie sabe sobre mí paradero. Salvo por Sangoy, William y Anastasia. Pero tampoco saben detalles. De igual manera, les he hecho jurar por sus vidas que no dirán donde me encuentro.

No quiero creer todo lo que aquel hombre dijo de Jimin. En verdad, no puedo. Tener esa desconfianza latente es algo horrible y creo que me duele más el hecho de que parte de mí dude de él y no el que en verdad esté atreviéndose a jugar conmigo con algo así.

No puedo imaginarlo aunque él mismo admitió que hizo muchas cosas malas y que inconscientemente sentía que se estaba pareciendo a su padre.

Una parte de mí, quería olvidar todas las señales que me ha estado dando y verlas solo cómo una horrible coincidencia. Porque a pesar de todo... Aunque esto me haga quedar cómo una idiota, no creía que jimin fuera capaz de jugar de esa manera conmigo.

Pero tengo miedo. ¿Y si lo enfrento y no puede negarlo? No podría resistir una afirmación de su parte, pero tampoco quería esconderme toda la vida por temor.  —quieres que te lleve  a la universidad?— pregunta el rubio sentado junto a mí.

—qué?

—despierta, ___. No puedes seguir así— que justamente él, me llame por mí nombre me alarma. De seguro tengo la cara demacrada por lo poco que dormí estos días y por lo mucho que he llorado. —a estas alturas, después de todo lo que pasó entre ustedes, deberías saber que nada es lo que parece. Estás desconfiando de él cómo él lo ha hecho contigo. Te quejabas porque según tú!— me señala. —te veía cómo un monstruo y que haces ahora?

—yo no desconfío de él, Mark. Por mucho que piense y aunque todo concuerda, no puedo creer que Jimin sea capaz de hacerme algo así y mucho menos por dinero. Pero...

—pero?— lleva un trozo de fruta a la boca y cierra los ojos dejándose embriagar por el dulce sabor. Siento envidia, quisiera ser tan despreocupada de la vida cómo él.

—me asusta lo que Jimin nunca me contó. Ni siquiera sabía que tenía tanto dinero! Es más! Siempre creí que no lo tenía.

—por favor... Esa camioneta que tiene no sale menos de quinientos mil dólares— afirma. —no, no, no— sacude las manos en negación al ver cómo mis ojos se cristalizan ante una nueva duda. —lo que quiero decir. Es que debes ser sensata y hablar con él. deja que te explique sus razones.

—hoy... Tenía mí visita con el doctor— digo sonando cómo si no quisiera ir.

—llamaré a Tiziano para que avise que llegarás tarde. Te llevaré— asegura quitando todo tipo de pensamiento negativo de mí cabeza.

En algún momento tenía que salir, eso era seguro. Pero tenía la ilusión de alargar eso por un poco más de tiempo.

***
Antes de ingresar al hospital (5 horas después de mí cita marcada) decido encender mí celular y dejarle un mensaje a Anastasia avisando que regresaría a la casa.
Cómo era de esperarse, no tarda ni dos segundo contestar y regañarme por la poca información que le he dado de mí en estos días.

Decido hacerle un breve resumen de lo ocurrido.

— por diosito! Ese viejo es un hijo de su mala madre. De seguro lo dijo para hacerle el mal al cabeza de tutifruti.

—lo mismo pienso. Pero me volví loca! Si buscaba a Jimin en ese momento, de seguro lo habría matado— confieso tecleando el celular a la velocidad de la luz. Necesitaba deshagar mis penas con ella. aunque sienta que la colorada lo defiende a muerte. Él se ha encargado de ganarse su visto bueno y su confianza incondicional.