La tempestad

6.8K 524 97
                                    

El viaje había sido muy silencioso. Demasiado para mí gusto. Pero no me animé a romper el hielo.
Jimin no se inmutó, ni siquiera cuando aparqué el auto en el estacionamiento del departamento y no en el parque cómo solemos hacer cada vez que él va por mí. No porque no quisiera, pero ya nos habíamos tardado demasiado.

El aire me sabe doloroso. Muy incómodo cómo para hablar. Pero decido hacerlo ya que él tampoco parece con ganas de dar ese paso. —¿Estamos bien?— susurro buscando su mano. Él la rechaza cuando siente mis dedos rozar los suyos. Eso me provoca una punzada en el pecho. —jimin, dijimos que no íbamos a pelear más— le recuerdo a duras penas.

—baja del auto

—jimin!— elevo la voz, pero no demasiado.

—por favor— su mirada se encuentra con la mía y me destroza. Sus ojos están más rojos que nunca pero no con la ira que lo identifica. Su expresión es de dolor y eso me perfora el pecho.

—no— digo firme. —hablemos ahora. No puedes conducir en este estado.

—sólo...— su voz está al punto del quiebre. eso sólo aumenta mí ansiedad y las ganas de consolarlo. —sólo vete.

Abro la puerta pero no bajo, me rehuso a irme sin él. —dijiste que querías dormir conmigo. No quiero que te vayas así— suplico

Mis ojos se cierran con fuerza cuando un portazo estalla dentro del auto. Ni siquiera lo había notado y él ya estaba rodeándolo para alejarse. Quiero correr detrás suyo. Pero no puedo reaccionar y cuando lo hago, ya es demasiado tarde. Ni siquiera he visto por donde desapareció.

La desesperación me asalta pero sé que mí padre estará esperando por mí. Entonces, con todo el dolor del mundo, decido subir y fingir demencia.

Cómo era de esperarse, mí padre y la madre de Jimin yacen tumbados sobre el sillón. Verlos así, sólo me hace preguntar una cosa ¿Porqué nosotros no podemos ser así? Y no me refiero a acurrucarnos porque eso lo hacemos a menudo. Ellos nunca pelean, al menos nunca los he oído. Trabajan juntos, viven juntos, en fin... Se ven las veinticuatro horas, siete días a la semana y aún así... Llegan y necesitan su momento de relax "juntos!"

Me quedo ahí, parada cómo la idiota que soy... Pensando en que así sería mí vida de haber seguido mí relación con Lee. No sé porqué, quizá verlo después de tanto me esté haciendo replantear  las cosas. Quizá, debía ser más fuerte, decidida! Quizá... Ese día no tendría que haberlo felicitado cuando su relación con soyeon surgió de la nada. Quizá, debí escucharlo cuando a la semana me llamó para decirme que no era lo que esperaba, que estaba confundido y que se dejó llevar por una ilusión, quizá, no debí meterme con Mark para demostrarle que estaba bien, quizá no debí ponerme de novia tan rápido con el segundo... Sólo quizá, debí pensar en mí y no en ella. Porque al final de cuentas... A soyeon le importó muy poco cuando se metió en la cama de mí Mark.

Entonces, me doy cuenta que estoy pensando en eso para evitar enfrentar la realidad. Esa, en la Jimin con sus idas y vueltas están acabando con mí poca paciencia y dignidad.

Sacudo la cabeza para alejar los pensamientos y me adentro para saludar antes que noten mí estado de decadencia. Mí padre me ve antes que Sandara y el rostro se le ilumina. —hola bebé. Qué tal tu día?— palmea el sillón para que me acerque, pero niego con la cabeza.

—buenas noches— Sandara voltea y me regala una sonrisa. La cual correspondo de igual manera. —me fue muy bien. Pero estoy molida, así que me voy a dar una ducha y a meterme en la cama— mí padre asiento conforme.

Estiro mí cuerpo demostrando que es verdad y necesito descansar. Pero me volteo y la voz maternal me congela. —haz visto a Jimin? Pensé que vendrían juntos.

Enamorada Del Idiota (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora