Capítulo 16

5.1K 601 108
                                    


Su piel irradiaba humillación, y William cerró sus ojos, intentando que sus lágrimas no salieran. Nunca ha tenido que afrontar algo así, cualquier tipo de situación humillante, porque su hermano y él siempre eran los últimos en reír. Sin importar que.

Louis, sin embargo, se notaba que ni estaba a punto de llorar, estaba como si nada estuviera sucediendo. Estaba colorado, enojado y ardiendo de enojo. Seguramente ya estaba pensando en cómo asesinar a Edward, incluso a Marcel y Harry por permitir que esto esté pasando. Ambos mirándolos con ¿pena? Pero sin hacer nada en absoluto.

Él había pensado, por un segundo, que eran diferentes a su hermano mayor. Estaba claro, que no lo eran.

—Edward, eso suficiente. — Escucha decir a Harry y siente que le quitan el collar. Sintiéndose libre y que el aire volvía a entrar a sus pulmones. — A ti puede gustarte esto, pero a mí no. A Marcel tampoco.

—Esto es parte del trato que hicimos. — Edward se excusa.

—¡¿Trato?! ¿De qué trato me hablas?

—Oh sí. — Edward sonríe y se agacha quedando a la altura de los omegas, tomando los pelos de ambas cabezas con sus puños tirando sus cabezas hacia atrás. — Díganles. Díganles lo que exactamente ellos significan para ustedes.

Fija su mirada en Harry sabiendo cuanto estos pequeños demonios significaban para él. Sabía que rompería el corazón de Harry, pero tenía que, de alguna forma, aunque sea dolorosa para él, traerlo a la realidad, y mostrarle la verdadera cara de los omegas.

—Hicimos un trato...— William se esfuerza para decir tosiendo levemente luego de que Edward tire de su pelo algo fuerte para que hable. — Para hacer esto, porque te queríamos, a ti y a Marcy en la cama.

El más joven de los alfas se sonroja, ojiabierto y sus puños apretados al ver el ojo de William derramar una lágrima.

—O-Oh...— Dice sin aliento. — Eso aún no es excusa para lo que estás haciendo , Eddy.

—Ubícate Marcel. — Edward gruñe y se levanta soltando bruscamente a los gemelos. — Te pondré uno de estos collares a ti, pequeño desgraciado. Estoy harto de esto. Disfruten de sus nuevos esclavos. —

Edward se va de la sala subiendo las escaleras para encerrarse en su cuarto dando un golpe en la puerta que destartala a los omegas asustándolos. Por más que sean unos despiadados asesinos, eran omegas, y siempre se sentirían dominados por un alfa como Edward. Estaba en su naturaleza. Harry se acerca a ellos mirándolos preocupado al ver aun los collares en ellos.

—Párense. —Lo escuchan decir— Ya se ha ido, pueden pararse.

Lo escuchan alzando la mirada y lentamente se paran, pero vuelven a bajar la mirada sintiéndose inferiores al alfa frente a él.

—Por favor, no actúen todo sumisos. — Marcel hace una mueca de dolor y se acerca también para sacarles las correas de los collares dejándolas caer al piso. — No cuando él no esté al menos.

—Vengan, les mostrare su habitación. — Se agachan recogiendo las maletas de los omegas, pero estos rápidamente corren hacia ellas queriendo tomarlas ellos mismos. Se suponía que ellos harían ese tipo de trabajo y otros labores ahora. No los alfas. — Podemos ayudar...—Dice Marcel en tono sorprendido al ver la reacción de los chicos.

—Solo muéstrenos la habitación. — William exclama abruptamente. — Ya hemos pasado por bastante, y solo pasaron cinco minutos desde que llegamos.

Ambos alfas podían escuchar, oler y ver la vergüenza que cubría a William. Honestamente, les rompió el corazón. A Marcel especialmente porque este era su primer omega. Quería proteger al chico, pero ¿Luchar contra Edward?

Simplemente no podía hacerlo. Y sabía que Harry se sentía igual cuando se trataba de ver a Louis sufriendo.

—Les prometo que es una habitación común y corriente. — Marcel le susurra a Will mientras caminaba junto a él para que no piense que era un cuarto con colchones tirados en el piso y todo sucio. No, jamás permitiría eso. Louis iba delante de ellos junto a Harry.

—Está bien. — No le dijo papi, ni Marcel, nada. Marcel estaba disgustado, pensando que había hecho algo mal para no merecer que lo llame de algún modo.

Cuando los alfas les muestran la habitación de invitados, a unas puertas de diferencia de los Amos, fueron echados por los gemelos.

Cuando la puerta se cierra William corre al baño en suite que estaba en la habitación. Cierra con llave para luego gritar mientras se deja caer en sus rodillas. El collar quemaba su piel, ardía. Y todo su ser fue destruido por todo lo que Edward les había hecho.

Él era independiente, tenía confianza en si mismo, abierto sexualmente, libre y podía hacer lo que quería. Pero el collar en su cuello, las reglas que les dieron, y el juego de ellos tratados como perros lo hizo sentir como los omegas del pasado se sentían en ese momento. Era un esclavo ahora, y ese pensamiento hacia que su corazón duela. Él sabía que sería duro, pero nada que ver a esto que estaban pasando. Nada que los torture mentalmente y les recuerde de lo que eran, incluso al final de un dia de trabajo o estando en público.

Por otra parte, su hermano estaba sollozando con la poción más letal en su mano. Podía acabar con todo esto, en la cena, podría. Podría acabar con todos, pero quería torturar a Edward. Quería descuartizarlo en partes pequeñas, una mano un día, un pie otro. Así no sangraría tanto, hacer que el alfa mire a sus hermanos morir y vivir unos días con el agonizante dolor por la perdida. quería al alfa atado y que los obedezca, a ellos y a otros omegas, hacerlo su esclavo sexual y que los cuide todo el tiempo.

Quería a Edward Styles, el alfa de los alfas Styles, arrodillado frente a todo lo que odia y quiere para vivir.

Acabaría con este hombre, lo haría pagar por esto, pero no ahora. Ahora, tenía que follar, un hermano que consolar y tareas domésticas que realizar.

—Todos los buenos premios vienen con malestares y paciencia...— Susurra, William logra escucharlo.

—Todos los buenos Sirens encuentran comodidad y paciencia cuando la situación no tiene ninguna. — Repite el dicho que les habían enseñado el día de iniciación.

—El Movimiento se levantará.

—Y los alfas caerán. — Terminan de forma determinante.

El infiero no tiene la furia como la tiene un omega menospreciado.

The Alpha Sirens (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora