Capítulo 61

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William y Louis lloran de alegría cuando Marcel y Harry entran a la habitación del hospital, Will extendía sus manos hacia Marcel cuando apenas lo vio.

—¡Papi! — Marcel corre hacia el envolviendo sus brazos alrededor de él siendo cuidadoso para no lastimarlo.

—Bebé, oh dios, estoy tan feliz de que estén vivos, los amo tanto — Dice sin parar poniendo una mano en su pancita. — ¿Los cachorros?

—Están bien...— William dice suavemente abrazando más a Marcel contra él para besarlo. — No dejaría que nadie los lastime. No a nuestros cachorros.

Marcel deja salir un sollozo abrazándolo mas fuerte. — Oh dios. Nunca más se irán de la casa solos. Construiremos la muralla más alta, tendremos guardaespaldas, nunca nadie más los lastimará.

William rie contra la piel de Marcel golpeando su espalda. — Puedo protegerme solo, ¿lo sabes no? Si no, no hubiese sobrevivido.

Marcel asiente. — Lo sé. Eres mi fuerte omega. Pero no quiero que pelees más... te quiero a salvo...

—Lo sé papi, lo sé...

Del otro lado del cuarto, Louis estaba medio dormido, más que nada por la medicina que le habían dado para el dolor con su cintura vendada.

Harry besa repetidas veces sus manos con gentileza casi llorando. — Mi bebé. No entiende lo feliz que estoy de tenerte de vuelta. Lo siento tanto. Haré mejor las cosas de ahora en adelante, nunca dejaré que te lastimen de nuevo.

Louis suspira bajito sosteniendo la mano de Harry contra su cara. — Fue mi culpa, tontito. Yo fui el que ocasionó esto. No te sientas culpable.

—Pero lo hago...— Dice casi en susurro. — No debió haber pasado esto para empezar. Tendríamos que haberlos encontrado antes. Dios, los amo tanto.

Louis besa su mano. — Cuando vayamos a casa... ¿Harás lasagna?

—¿Qué? — Harry hace una pausa.

—Lasagna —Dice sobándose la nariz. — En verdad tengo ganas de eso. ¿Puedes hacerlo?

Harry ríe sin poder creer lo que oía. — Oh dios Louis. Si, por supuesto. Te haré toda la lasagna del mundo que puedas querer. Cualquier otra cosa que quieras también, haría lo que fuera por ti.

Louis le da una sonrisa complaciente. — ¿Puedes comprarme helado?

—Ahora mismo, mi amor.

***

Durante la estadía en el hospital, los gemelos fueron tratados como bebés y estuvieron bien vigilados por sus alfas.

Edward pagó un dinero extra para que las horas de visita sean libres para él y sus hermanos, en secreto por supuesto, y los trillizos solo se iban cuando debían trabajar.

Incluso en ese caso, al menos uno de ellos se quedaba con los omegas. Pero nunca quedaban solos, ni locos los dejarían solos de nuevo. Marcel estaba constantemente abrazado a sus pancitas, cualquiera que no esté siendo abrazado por Harry, y Edward gruñía a cualquier beta o alfa que entre en la habitación.

—Eddy — Louis suelta una risita cuando el hombre gruñó a la enfermera beta. — Ella siempre está aquí.

—No me molesta, señor Tomlinson — La enfermera responde con voz tranquila mientras limpia su cintura herida. — Te ha encontrado peleando por tu vida, tiene el derecho de asegurarse de no enfrentarse a eso de nuevo. Cambiando de tema, te estas curando bien.

—Gracias.

—Queremos ver a los bebés hoy, de los dos. Traeré la maquina aquí así no tienen que caminar hasta el otro cuarto, solo deben saber que durante el día vendré ¿Si? — Ambos chicos asientes y le agradecen. Luego ella se va.

—Sé que no quieren hablar del tema — Harry les susurra. — Pero, ¿Qué pasó allí?

—Harry no creo que debamos...

Louis acaricia el muslo de Edward para detenerlo negando con la cabeza.

—Está bien — William responde acariciando el pelo de Marcel mientras este acariciaba su estómago con su nariz. — Probablemente es lo mejor que hablemos de esto ahora no? Nos ayudará a superarlo...

—Nuestras experiencias puede que sean diferentes — Louis dice. — Más que nada cuando se trata de la caza.

—¿A cuántos han mandado tras ustedes?

—Grupos. — Dicen a la vez luciendo perdidos en sus pensamientos.

—Me dijeron que no lo lograría — Will susurra. — Me electrocutaron y me dejaron afuera, a mi suerte. El sonido del arma señalaba que había comenzado, allí es cuando comienzas a correr.

—Dios...— Marcel exclama susurrando.

—Corrí por mi vida, corrí en línea recta y me escondí entre los árboles. — Louis asiente pensando que él había hecho lo mismo. — No iba a dejar que me atrapen. No me arriesgue ni un segundo cuando me di cuenta que ellos estaban a punto de morir.

—¿Por qué?

—Un segundo es la diferencia entre ser el asesino y ser el muerto — Louis susurra mirando a Harry. — Ese segundo no lo podíamos evitar.

Ninguna palabra fue dicha luego de eso, y al final todos se dieron cuenta que no estaban listos para discutir el tema.

Una hora después, la mujer entro al cuarto empujando la máquina y poniéndola contra la pared.

—William primero —Louis dice. — Yo fui primero la última vez.

La enfermera asiente, escribiendo la información en el teclado, y luego coloca el gel en la panza de Will. Marcel gruñe cuando tuvo que mover su cara para que pase la maquinita.

—Papi — Will ríe y hace una mueca de amor. — Mira la pantalla, los bebés están allí.

—Los cuatro se ven muy bien — Ella dice. — Solo llena esta pancita de comida por los próximos días, dales algo nutritivo.

Ella chequea a Louis, y le dice lo mismo.

—Vuelvan dentro de un mes para revisarlos otra vez. Sus panzas se agrandarán más y se notara más que cualquier otro embarazo normal, ya que tienen cuatro bebés, pero eso es algo que ya se sabe. ¿Alguna pregunta?

—¿Cuándo nos vamos a casa?

—Vamos a ver como caminan con sus heridas — Ella responde. — Si están bien, ustedes dos se pueden ir a casa hoy mismo. Si no, se quedaran en la noche.

En las próximas horas, luego del almuerzo lleno de comida rápida, la enfermera regresa para verlos caminar.

—¿Cómo estamos? — Dicen a la vez mientras caminan hacia el otro riendo y besándose.

—¡Genial! — La mujer sonríe. — Los limpiaremos y pueden irse a casa.

—¡Gracias a Dios! — Marcel alza a Louis oliéndolo, mientras los otros dos hacen lo mismo con William.

Ambos chicos ríen, felices de estar de vuelta con sus alfas.

—Hagamos todo esto rápido — Edward apura— He aguantado una erección por mucho tiempo, y quiero llegar a casa y hacerme cargo de esto.

—Chico grande — Louis dice sonrojándose al igual que la enfermera. — No aquí.

—Lo sé —Edward dice. — Por eso dije casa.

The Alpha Sirens (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora