Capítulo 35

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Hoy era el día que Edward regresaba a casa después de haber estado en el hospital por tanto tiempo. Le ordenaron que debía hacer reposo en la cama por algunos días y los omegas estaban emocionados por eso, podían cuidar de él.

—Todo está listo en su habitación. — William le dice a su hermano cuando se encuentran en la cocina empezando a hacer la cena. Les habían dicho a Harry y a Marcel que se queden en la sala cuando el alfa de la casa llegue. Querían pasar tiempo a solas con él. — Si no esto no funciona, nada lo hará.

—Esta es la mejor manera de mostrarle que lo amamos, y que estamos dispuestos a dar todo por ellos. — Louis dice tratando de alejar las inseguridades de su hermano.

No estaban vestidos de forma sexy. No, esta noche querían estrictamente ser serviciales y unidos con el único alfa que no ha hecho el lazo con ellos. No había tiempo para sexo.

Tenían los tres platos llenos cuando los alfas llegaron a casa.

—Esto es para ustedes dos. — Louis le dice a Marcel y Harry entregándole los platos poniéndolos sobre la mesa frente a ellos. — Les prepare para que tengan un partido de fútbol en la sala.

—Gracias amor. — Besan la cabeza de cada gemelo y cuando terminan de comer se levantan de la mesa y salen hacia la sala. Edward los mira, con la guardia alta, pero los omegas solo toman sus manos levantándolo de la silla para ayudarlo a subir a su cuarto.

—¿Qué están haciendo? Ya estoy en casa, pueden irse. — El alfa dice con veneno, pero los chicos lo ignoran y al dolor que sus palabras causaron.

—Solo déjanos cuidarte esta noche. — William dice mientras abre la puerta de la habitación principal. Los ojos del hombre de abren con sorpresa ante la vista. Nuevas sabanas, bolsas con regalos, almohadas que lucían suaves y esponjosas, y había velas encendidas sobre las mesitas de luz. — Esta es nuestra forma de decir "lo siento."

—Por favor perdónanos...—Lo acuestan sobre la cama tapándolo con la sabana y Edward no puede evitar sentir el toque suave de los omegas. — Tenemos comida...

—Alimentarme no hará que los perdone. — Edward dice orgullosamente.

—Sabemos que te gusta que te atiendan...—William dice sentándose a un lado de la cama y Louis al otro quedando uno de cada lado del alfa. El mayor de los omegas sostiene un tenedor con un pedazo de carne en el acercándolo a su boca. — Podemos ser lo que quieras Ed. Concedido, será duro y no seremos como otros omegas, pero te prometemos que te amamos.

—Con todo nuestro corazón. — Louis confirma y Edward deja que el omega lo alimente.

—Intentaron matarnos...

—No lo intentamos porque, si lo hacíamos, no estarían aquí ahora. — William le corta explicando. — Podríamos haberlos envenenado, cortado su garganta. Tenemos una lista de formas de matar alfas, inclusos aquellos fuertes como ustedes.

Edward desvía la mirada ante lo que dijo.

—Podríamos haber acabado con sus vidas, si, lo planeamos. Pero adivina que. Nos enamoramos, Edward Styles, y lo hicimos malditamente profundo.

—No vamos a dejarte ir. — Louis afirma. — Lo prometo.

—Mintieron...—En ese momento es cuando Louis pone una mano en su garganta apretando.

—Puedo matar, pude haberles ocultado cosas...—Gruñe. — Pero tienes que saber esto Styles. Tienes que saber que nunca les mentí, a ninguno de los tres sobre mis sentimientos. Nunca.

The Alpha Sirens (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora