Capítulo 20

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Los omegas se levantaron más temprano esa mañana para preparar el desayuno. Podrían tener bronca con Edward, pero no querían arriesgar la suerte que estaban teniendo.

Un gran plato de papas fritas caseras, dos bandejas de galletas, una doce de huevos revueltos, pilas de panceta, cordero, pavo, y demás cosas adornaban la gran mesa de la sala, en espera de los hambrientos alfas.

Todo estaba cocinado a punto. Trabajaron duro en la comida, y estaban emocionados por que los alfas prueben todo.

─Sé que no eres alguien que le agrade el sexo...─ Louis asiente ante las palabras de su hermano mientras comían su desayuno, tostada francesa. ─ Pero creo que podríamos tomar esta oportunidad hermano. Nunca nos han llenado con un nudo, ¿No quieres sentirlo?

─William...

─Las ganas de correrte, prometiéndonos una larga hilera de cachorros para cargar y criar, atados a estos hombres hermosos que no han sido nada más que amables y pacientes con nosotros. Louis, lo quiero. Los quiero.

─Que puta eres...─ Louis gruñe, pero William no se ofende. Después de todo, si lo era.

─Eso no es un no...

─Williame estamos aquí por una sola cosa.

─Oh, Lou, lo sé. ─ Wiliam dice mientras se mueve hacia Louis abrazándolo de costado. ─ El sexo no hará que me olvide de eso.

Louis sabía que no iba a olvidarse, pero estaba preocupado de no realizar el plan cuando lo necesitaban. Tenían sentimientos, y no quería que se mezclen con el objetivo.

El sexo hace eso.

─ ¿Sabes qué? ─ Louis dice. ─ Si puedes hacer que Marcel acepte, está bien.

─ ¿Marcy? ¿Mi Marcy? ─ Louis asiente y William se rie. ─ Oh, dalo por hecho.

─Él parece estar muy en contra...de los encuentros sexuales.

─No cuando lo toqueteas lo suficiente y lo seduces hermanito. ─ William sonríe de lado y se para de la silla. ─ Vamos, debemos cambiarnos.

Van a su habitación ignorando los alfas que aun dormían en su cama mientras William selecciona ropa para ellos.

─Uno para ti, y uno para mí.

─William Tomlinson.. ─ Louis dice mientras se quita las bragas. ─ Estoy seguro de que no harás esto durante todo el día.

─Todo el día. ─ El menor de los gemelos con una sonrisa segura. Observa el top con los shorts que revelaban sus cachetes en la forma más provocativa.

Luego de que se hayan cambiado, bajan hacia la sala nuevamente. Allí, sentado en el sillón, estaba Edward. Estaba cansado, triste y parecía un poco solo.

─ Vamos a servirle apropiadamente. ─ Louis gruñe y William mira con ojos curiosos.

Esto podría funcionar para ellos. Después de todo, Edward probablemente quiera cuidar a los omegas, especialmente en tiempos como este, y pueden mostrarle que son capaces de eso.

Podrían mostrarle eso, si solo fuese un poco más bueno con ellos, no todo tiene que ser una batalla campal.

─ Tráeme un plato, el más grande que haya. ─ Louis le da una mirada confusa. ─ Te daré la señal, estate atento ¿okay?

─ ¿Qué...─ William lo calla mientras llena el plato con muchas cosas, caminando fuera de la cocina hacia Edward.

─ ¿Qué? ─ Pregunta Edward murmurando de mala manera hacia el pequeño omega.

─ Solo para ti. ─ William le ofrece el plato. ─ Amo.

La palabra sabía amarga en su garganta, pero la sonrisa en la cara de Ed hizo que se borre. Era todo parte del plan.

─Gracias...

─Ah, ah, ah ─ William dice frenándolo cuando el alfa trata de tomar el plato de sus manos. ─ Yo te alimentaré hoy.

Se sube al regazo de Edward, tratando de que no parezca nada sexual. El hombre bajo el se tensa frunciendo el ceño, pero el omega toma en con el tenedor un puñado de papas fritas caseras y lo sostiene frente a su boca.

─ Abre. ─ Edward escucha con atención cuando sabe que William no lo dejara en paz, y le permite que le dé de comer.

Poco después, gracias a la buena comida y William haciendo sonidos suaves, Edward se pone hacia atrás contra el respaldo del gran sillón, pero abre la boca por más comida.

Cuando sus ojos se cierran, William asiente con la cabeza hacia Louis, quien, de mala gana, camina detrás del sillón. Hace una mueca de que iba a ahorcarlo, William trata de no reír mirándolo. Sin embargo, el gemelo mayor le hace masajes al alfa en sus hombros.

─Podrías tener esto todos los días. ─ William murmura ignorando el toque del alfa en su espalda. Debe ser instinto. ─ Podemos cuidar de ti, Eddy.

─Todo lo que tienes que hacer es ser bueno. ─ Louis murmura mientras mueve sus manos masajeando la nuca del mayor, haciendo que Edward gima de gusto. ─ Cambia la forma en que nos ves, Edward, tendrás mas recompensas por ser un buen alfa.

─Siempre soy un buen alfa.

─No con nosotros...─ William dice moviéndose un poco sobre él. No quería distraer a Edward de su momento de gusto. Tenian que manejarlo de una forma que quede flexible. ─ Se un buen alfa para nosotros Ed. No todo tiene que ser una batalla.

─Si...─ Concuerda con ellos.

Cuando el plato queda vacío, ambos omegas besan su mejilla y se levantan para irse. Pasan por al lado de los otros dos hermanos que venían entrando y los besan antes de seguir su camino. Ambos alfas quedaron en shock al ver el hechizo que los omegas le habían puesto al alfa mayor.

Estaba tranquilo, relajado y sonriendo ampliamente.

─Como...espera un segundo. ─ Marcel mira a William, quien para de caminar y se gira a ver al alfa. ─ ¿Qué estás usando?

El omega ríe y sacude su trasero hacia él guiñando un ojo y entra en la cocina a limpiar.

Louis solo mira a Harry conectando miradas y rueda los ojos antes de menear el trasero un poco también.

─No hay nada que no les haría en la cama, Dios. ─ Harry gime gruñendo ante el pensamiento y mira a Marcel. ─ Por favor, Marcy.

─N-No. ─ El alfa responde, caliente y necesitado.

Pronto llega el mediodía, y los omegas prepararon el almuerzo de los chicos. Marcel se quedó trabajando en casa mientras Harry y Edward fueron a las oficinas donde manejan su negocio.

Louis estaba en camino a darles a Ed y Harry sus comidas. Will, antes de que se vaya de la casa, le advirtió que sea bueno y dulce ante ellos.

─Está bien. ─ William se dice a sí mismo mientras carga una bandeja de comida italiana en sus brazos hacia la oficina de Marcel. ─ Aquí vamos.

Abre la puerta sin golpear, aclarándose la garganta cuando lo hace, y el tímido alfa levanta la mirada hacia él. Su cara se pone roja porque, bueno, William estaba parado allí en nada más que en bragas de seda.

─Te hice el almuerzo Daddy. ─ William dice seductoramente caminando hacia el hombre y dejando la bandeja en el escritorio frente a él. Se para detrás de la silla donde Marcel estaba sentado y el alfa respira hondo. Desliza las manos desde sus hombros por su pecho hacia el cinturón en el pantalón. ─ Un aperitivo también.

No iba a permitir que Marcel le diga que no esta vez, principalmente porque tiene un gran bulto formado en sus pantalones que era bastante notable.

The Alpha Sirens (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora