Capítulo 68

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—Edward — Louis se despierta cuando el auto en el que iban se estaciona delante de una gran mansión. Rápidamente se quita el cinturón de seguridad. — ¿Dónde diablos estamos?

—Nuestro nuevo hogar — El alfa dice con orgullo mientras sale de la gran camioneta para abrir el gigante portón que daba a la casa. Se vuelve a subir y sigue su camino hacia el garaje que era casi del tamaño de la casa de Anne. Cuando estaciona, el auto queda en completo silencio.

—¿Estás hablando malditamente en serio?

—¡William! — Todos gritan a la vez mirando hacia el omega que ni se inmutó ante esto. —

—¡¿Qué hay de todas nuestras cosas?! — Grita fuerte levantando sus manos.

Edward sale nuevamente del auto abriéndoles la puerta a los omegas embarazados. — Afuera. Vayan adentro, y Will, para de quejarte.

William lucha por salir como siempre, su peso más el peso que le causaban los bebés, le hacía difícil salir y entrar de la camioneta, pues era muy alta. Finalmente, Edward lo ayuda cargándolo y luego lo deja en el suelo. A Louis se le hizo más fácil salir, por lo que rechazó la ayuda de Ed por completo.

Louis toma la mano de su hermano menor llevándolo hacia la puerta que estaba en el garaje. Pestañea cuando ve la oscura cocina, coloca su mano en la pared tanteando, tratando de encontrar la tecla de la luz. Una vez la encuentra, enciende, ahogando un jadeo cuando la luz da lugar a una gran habitación. — ¡Dios, es hermosa! — Dice maravillado, admirando las encimeras y las alacenas de ébano. — ¡Podemos hacer una fiesta solo aquí en la cocina!

Louis arrastra a Will hacia la habitación siguiente, el comedor, los dos enloquecidos viendo la hermosa araña y la antigua mesa que hacia juego con las sillas. Luego la sala de estar, impresionados por el sofá que parecía muy hogareño, y se sorprendieron al ver la gran pantalla plana de TV de su vieja casa.

—¿Cuándo llegó esto aquí Eddie?

—¿Recuerdan cuando me había ido por todo el día? Estaba ocupado empacando las cosas para la casa. Vendí la mayoría de las cosas, como la heladera y la cocina. Porque compré cosas mejores. También me tomé el tiempo de empacar sus cosas, chicos. Deberían estar arriba en una de las habitaciones, ustedes pueden decidir donde desempacarlas. — Edward explica señalando hacia la gran escalera.

Ambos gemelos corren hacia arriba con sus manos juntas con los trillizos siguiéndolos por atrás. — Entonces, ¿cuál es nuestra habitación?

—Bueno, la habitación principal, por supuesto. Creo que a ambos les gustara el baño en la suite. La bañera es enorme. Como una piscina.

Harry mira por el pasillo y los alrededores. — Esta casa no podría ser más perfecta. ¡Hay muchas habitaciones! — Exclama emocionado prendiendo las luces. — Para todos nuestros cachorros.

William suspira felizmente. — No puedo creerlo. Ocho cachorros, tendremos ocho. ¡Y tenemos una mansión Louis!

—Hay diez habitaciones — Marcel agrega. — Y una gran oficina, y una biblioteca incluso más grande. Parece como de un castillo.

Edward tenía una sonrisa juguetona en el rostro, algo poco común en él, pero ambos gemelos pensaban que le quedaba bastante bien. — Viviremos como reyes. Y aún no han visto el jardín, es enorme. Incluso tiene un laberinto.

—Tomará alrededor de una hora atravesarlo, incluso en forma de lobo, ¿No crees? — Harry pregunta a Marcel y este asiente. — Pero la casa sola es enorme, podrían caminar en forma de lobo por años.

Louis tiembla de ansiedad. — Eso suena fantástico. Esto es mucho que entender, no sé qué hacer.

—Primero que nada, vayan a buscar sus cosas y desempaquen chicos. — Edward dice empujándolos levemente hacia arriba. — Deberían estar en uno de los cuartos. Hay mucho lugar donde guardar las cosas. Oh, y el ático es enorme. Casi me olvido de eso, pero...cualquier lugar que quieran reclamar como suyo, pueden tomarlo. — Les dice y salen en busca de sus cosas.

Louis encuentra dos grandes cajas con su nombre y el de Will escrito en ellas y rápidamente grita su nombre para que se acerque. — ¡Encontré las cosas Will!

El gemelo menor llega hacia él corriendo, viendo que había en la caja que decía su nombre. — Oh, oye...esto es...

—Las cosas que usábamos para matar alfas. ¿Quién hubiese pensado que había empacado esto? Pensé que lo habría tirado cuando hubiese encontrado todo esto.

—Como sea, mejor guardémoslo en el ático.

Cuando llevaron las cosas, se habían dado cuenta que Edward no bromeaba con respecto al ático, parecía otra habitación gigante, a comparación otros áticos que habían visto.

—Sabes, como que no quiero desempacar esto.

—Bueno, no lo hagamos. Solo dejaremos la porquería aquí. — Louis dice haciendo una pausa. — Pero hay algunas cosas mías aquí que no son cuchillos — Ríe un poco moviendo el bolso que tenía la mayoría de las armas, dando lugar a libros, unos que su madre le había dado, y su diario íntimo, cerrado por supuesto. Un animal de peluche, y joyas viejas. Cosas variadas. — Wow, casi me olvidaba de estas cosas. Me alegra que realmente se las arregló para encontrarlas y empacarlas.

William hace puchero. — ¿Dónde está nuestra ropa? Aparte de las que teníamos del viaje.

Louis cierra la caja caminando hacia la puerta. — Bueno, vamos a averiguarlo.

Bajan la escalera y encuentran a los trillizos en la habitación principal, desempacando su ropa dentro de un armario espacioso.

—Eddie, ¿Dónde esta nuestra ropa? — William pregunta al alfa colocando las manos en su cintura. Edward gruñe encogiéndose de hombros. — En el armario que está allá. Es como una habitación, ambos lo compartirán.

Will lo suelta ansioso de ver el armario. — ¡Oh, wow! Es enorme. — Louis dice viendo dentro del armario, William riendo tratando de no soltar una broma.

—Si, lo es. Ahora muévete así puedo empezar a desempacar.

La habitación de repente se torna silenciosa, aparte de Harry, que estaba cantando y los sonidos de las ropas doblándose y las perchas chocando entre sí.

The Alpha Sirens (Larry Stylinson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora