Querer

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POV Natalia.

Necesitaba decírselo, era imposible mantenerme con ese sentimiento callado un segundo más.

Estaba destrozada moralmente por la visita inesperada de mis padres, pero de alguna manera ella calmaba mi dolor. Caí por primera vez en la cuenta de que ella, se estaba convirtiendo en mi familia.

Aquello me asustaba, claro que lo hacía. Sentirte en casa en los brazos de una persona conllevaba mucho poder, le estaba dando mi corazón. Y todos sabíamos que los corazones son fáciles de romper.

No quería levantar más muros entre nosotras, tampoco crear falsas fachadas de amistad donde realmente había mucho más. Sí, puede que en el pasado me equivocase pero estabamos en el presente y no podíamos vivir más condicionandonos en errores del pasado. Aquello es lo que realmente nos destruiría.

"Te quiero" Solté. Lo dije claro y conciso, sabiendo claramente lo que quería decir. La quería y es más, la amaba. Ella levantó la cabeza de mi pecho y me miró, cuando hicimos contacto visual ella mostró una sonrisa tímida y yo la imité. "Te quiero mucho, Albi" Repetí mirandola a los ojos.

"Yo también te quiero, Nat" Habló en un hilo de voz. Nos sonreimos y sin perder tiempo, hartas de hacerlo, nos empezamos a acercar. Alba tuvo que ponerse de puntillas consiguiendo que nuestras frentes se juntasen. Sentía el roce de sus labios con los mios, su respiración chocaba contra mi boca. No espere ni un segundo más y me dispuse a juntar nuestros labios, así hubiese sido de no ser a que el telefono de Alba empezó a sonar. Suspiré separándome y ella bufó sacando su móvil del bolsillo.

"Siempre es Maria" Habló quejándose antes de cogerlo. "¿Qué?" Contestó a la llamada. Se movió un poco por la casa mientras hablaba con ella y yo decidí que era hora de volver a la cocina para seguir preparando la comida.

Se mantuvo hablando un buen rato con ella, casi hasta me dió tiempo de terminar de preparar la comida. Unos minutos antes de darla por terminada apareció Alba por la cocina. Se acercó a la nevera y sacó dos cervezas, tendiendome una. La cogí con gusto y empezamos a beber mientras hablabamos de cosas de clase.

No sacamos el tema del casi beso o lo que había ocurrido en el salón, en cierta manera me gustaba que lo normalizase y no le diese importancia.

Nos sentamos a comer mientras reiamos nuestras bromas y me contaba la última aventura de Maria, que la había llamado para contarle que no estaría hoy en casa por qué al llegar de la uni una pareja de ladrones le habían robado su bolso y móvil pero se había hecho amiga de la pareja y se iban de cervezas. Lo normal.

Después de comer montamos los caballetes en el salón para tener más espacio y nos jugamos a piedra, papel o tijera quién dibujaba a quién primero.

Gané, con lo cual Alba se sentó en un taburete delante de mi caballete mientras soreía tímida. Si ella supiera que no hacía falta ni tenerla de modelo por qué sabía dibujar de memoria ya cada uno de sus rasgos me llamaría loca.

Pasaron horas, ambas nos dibujamos varias veces en distintos lugares. Nos cambiamos también muchas veces de ropa para que todo no fuese tan monotono.

Llegó un momento que Alba salió del baño sólo con uno de mis sujetadores deportivos y un pantalón holgado para posar. Casi me atraganté con mi propia saliva. Ese conjunto de ropa le quedaba fántastico, aunque entendía por qué nunca iba así, se podían ver muchísimas de sus cicatrices.

No quería que se notase pero no podía evitar no mirarla con adoración. Era jodidamente preciosa. Alba pareció notar mi permanente mirada sobre ella por que se sonrojo llamándome la atención para que dibujase.

La miré sonriente y con muchas ganas empecé a trazarla sobre el lienzo.

"No hagas las cicatrices" Habló algo tímida. La miré y ahí estaba, esa inseguridad en sus ojos. Suspiré.

"Tranquila bebé" Hablé intentando calmarla mientras seguía trazando.

Media hora después daba por finalizado mi trabajo y la llamé para que se acercase, ella se puso detrás de mi de pie. Puso sus manos en mis hombros visualizando mi dibujo.

"Nunca me he visto sin las cicatrices" Habló. Me giré aún sentada para mirarla y vi que tenía lágrimas en sus ojos mientras observaba el dibujo.

"Hey" Hablé levantándome. La cogí con ambas manos de las mejillas haciendo que me mirase y le retiré varias lágrimas con la yema de mis dedos. "Con las cicatrices hubiese quedado incluso mejor" Comenté sonriéndole. Ella negó con la cabeza intentando agachar la mirada pero no la dejé. "Sí, Alba, sí" Dije suspirando. "Eres incluso más preciosa si cabe con todas y cada una de ellas. Te hacen única, eres preciosa" Hablé. Me acerqué y le di un beso largo en la mejila, sujetando con mis manos su rostro.

Sentí como Alba suspiraba y se separó de mí para abrazarme, escondiendose en mi pecho. Estuvimos abrazadas un buen rato sintiendo solamente las respiraciones de la otra. Hasta que Alba se separó dándose cuenta de que se hacía tarde y debía irse.

Decidí acompañarla y ambas nos encaminamos hacia su piso, dónde sabíamos gracias a la llamada de Maria que ella no estaba.

Llegamos y la puerta de la calle estaba abierta, así que ambas entramos al hall sin necesidad de sacar las llaves. Una vez allí, ya frente a la puerta de Alba ella sacó las llaves y abrió la puerta. Juntas ingresamos a la casa sin notar aún nada extraño.

No fue hasta que entramos en el salón que nos dimos cuenta de que todo estaba patas arriba, ambas nos quedamos shockeadas por unos segundos analizando la situación.

De pronto por el reflejo de un espejo que residía medio caído en la pared vi a su padre detrás de nosotras e iba a reaccionar pero justo cuando fui girarme hacía ella sentí un fuerte golpe en mí cabeza.

No recuerdo más, después simplemente lo ví todo negro

Not Again || AlbaliaWhere stories live. Discover now