EL SOL EXISTE PARA TODOS
El día anterior, había pensado quedarse todo el día haciendo nada en su suite, simplemente dormir, comer, ver la tele, navegar por la net un rato y hacer sudokus por montones, juegos de PC y demás cosas. Sin embargo, cuando ya estaba por poner una película para verla, decidió que saldría e iría un rato al GYM que había en el hotel o sino, le pediría a Derek, que ya debía estar más que despierto a esa hora, para que fuera con ella a la cancha de tennis y jugaran un rato.
Antes de decidir a donde ir, bajó a donde estaban las canchas, las piscinas, el spa, el sauna y el propio GYM; para asegurarse de que ya estaban de servicio. Algunas personas, al reconocerla, se volteaban para verla y de vez en cuando la saludaban brevemente o le pedían autógrafos; ella los atendía y los saludaba con una sonrisa y seguía a lo suyo.
Al llegar al GYM, miró detenidamente por los ventanales y de pronto, sintiendo que su corazón se detenía repentinamente y luego volvía a latir, esa vez muy velozmente, vio que ahí estaba Camila. Ella estaba en la caminadora, vestida con ropa de deportiva que marcaba a la perfección su cuerpo y escuchando música en su iPod con aire distraído. Buscó con la mirada a su novio, pero parecía que no estaba por ahí; se debatió consigo misma si entrar o no a saludarla o hacer como que no la había visto y subir a su suite para buscar otra actividad mejor, que no incluyera hiperventilar por Camila Cabello. Ya iba a darse la vuelta para subir, cuando vio que la Camila miraba hacia la puertas corredizas donde estaba ella y después de fruncir el ceño, confundida, le sonreía preciosamente y alzaba la mano levemente para saludarla.
Ahí sí que no podía hacer más que responderle y no fue dueña, por primera vez, de lo que hacían sus piernas. Abrió la puerta y caminó hacia ella, sintiendo como si llevara costales de tierra en cada pie y eso le dificultaba para caminar. Vio que Camila reía suavemente y pensó que quizá ella pensaba que parecería un pingüino caminando así.
-Hey...
-¡Hola!-saludó Camila, con una gran sonrisa y acercándose a ella para darle un beso en la mejilla. Lauren sonrió estúpidamente por eso-¿Cómo estás? No sabía que también te hospedaras acá, te vi y me quedé alucinada. Es muy raro verte acá.
-Sí, es muy raro...digo, yo siempre me estoy entrenando y...
-¡Ah! no me malinterpretes-dijo Camila, cambiando la velocidad de la caminadora y volviendo a montarse en ella-Lo que quiero decir es que no me esperaba verte por acá.
-¿En serio?
-Sí, en serio. No tenía idea que te hospedaras acá.
Lauren sonrió y tragó con fuerza.
-Bueno, David me dijo que...
-¿David?-preguntó Camila, despistada.
-Sí, David...viste...David el que toca la guitarra...
- Me dijo que te había visto antes por acá con tu novio ¿No lo conoces?-preguntó Lauren, sorprendida.
Camila rió y sonrojándose de pronto se encogió de hombros.
-Te vas a reír, pero...en realidad, hasta ayer, no sabía ni quien eras tú ni mucho menos tu papá.
Frunció el ceño, confundida y sorprendida. Miró fijamente los ojos de Camila, tratando de buscar el chiste o si estaba sólo bromeando, pero cuando ella rehuyó de su mirada, comprendió que decía la verdad. Eso le pareció muy extraño y sólo pudo sonreír, al igual que ella también.
-Wow...bueno, eso es raro...
-Sí...perdón si...
-No, no te hagas drama. Es algo que no me pasa todos los días, o sea que no me reconozcan, que no sepan quien soy...es nuevo y...