BELLA TRAICIÓN
Cada vez que sumergía la punta de los dedos en el agua de la playa y los sacaba, se quedaba con una expresión de confusión, porque éstos no se mojaban, no había ni gota en ellos. Miró al frente y vio que el sol, en vez de ser un sol, era como un gran donut de chocolate como los de Homero Simpson. Entonces lo comprendió, eso era un sueño, estaba soñando y al fondo se escuchaba "Champagne Supernova" de Oasis.
Decidió aprovechar que era un sueño y se sumergió completa, con todo y ropa, al mar. No se mojaba, pero sin embargo, su cabello sí lucía empapado. Alzó la mirada y ahí estaba, al mejor estilo de Mufasa del Rey León, su propio padre, hecho de nubes. En un principio quiso reírse, pero se dio cuenta que en vez de eso, lo único que sintió es que unas lágrimas bajaban por sus mejillas; pero al intentar secarlas, se dio cuenta que no tenía ninguna.
-Papá...
-Lauren...estás dando demasiadas vueltas en un mismo lugar...
-¿Qué? ¿Qué quieres de...?
-Que no estás viendo más allá.
-Papá...papá no...no te entiendo
-No te puedes quedar a esperar.
-¿De qué me...? ¡Papá! ¡PAPÁ! ¡No te vayas! ¿Qué quisiste decir...?
La forma de su padre en las nubes, fue desapareciendo poco a poco, mientras ella comenzaba a intentar caminar entre las aguas hacia él, pero éstas se iban haciendo más pesadas cada vez, hasta darse cuenta que se convertían en arenas movedizas de color rojo y que a medida que iba hundiéndose, estas salpicaban en el rostro, percatándose que sabían a ketchup.
-¡Papá! ¡Papá, ayudame! ¡Me hundo! ¡Me hundoooooooooooooo!
Abrió los ojos repentinamente, casi pudiendo escuchar los latidos de su corazón en el pecho. Se quedó un rato mirando al clóset hasta volver a la realidad y sintió que le acariciaban el cabello, volteó y se encontró de frente con David. Él al verla, le sonrió y le acarició la mejilla con suavidad.
-David...
-Buenos días, bella durmiente...-le dio un beso en la mejilla y volvió a sonreírle-¿Cómo te sientes? Te traje el desayuno a la cama. Ya sabes, no es que sepa mucho cocinar, así que sólo improvisé e hice unos panqueques y...bueno, tu me dirás si como cocinero me muero de hambre...si es que antes que no te envenenas tu-rió, divertido-Que espero que no sea así...
Se quedó un rato en completa confusión, con la mente en blanco y sin poder pensar en nada, ni recordar nada. Se sentó de golpe en la cama y miró a David, que estaba despeinado, con la camisa desabrochada y una enorme sonrisa en su rostro; además de la bandeja con el desayuno. Comenzó, inevitablemente a hiperventilar.
-Oh por Dios...
-¿Qué?-preguntó David, confuso-No te gustan los panqueques... ¡Dios! Sabía que debía intentar con...
-¡No! ¡No!-exclamó Lauren, perdiendo el color de sus mejillas por los nervios. Se tapó la cara con las manos, tratando de recordar, pero era imposible-No es...
-¿Qué pasa? Lauren...me estás asustando...
Volteó y lo miró, nerviosa.
-Nosotros...tu y yo... nosotros...
-¿Qué pasa con nosotros?-preguntó David
Tragó con fuerza y la voz le salió en apenas un susurro, pero se entendió bien.
-¿Nos...acostamos?-preguntó, temblándole la voz-¿Tuvimos...?
David frunció el ceño, entre confundido y desanimado.
