DÉJÀ VU
Según el mensaje que esa vez le había enviado Alejandro, en ese preciso instante en el que ella estaba terminando el soundcheck del concierto, en Miami. estaba comenzando la última sesión del juicio a Harold por intentos fallidos de homicidio y atentados. Esperaba que la justicia fuera realmente tan justa como decía ser y lo enviaran por muchos muchísimos años a la cárcel. Aún no atrapaban a Keaton, pero según otro mensaje que le llegó, estaban casi pisándole los talones, por lo que era muy seguro que pronto fuera apresado también.
Eran las 18:39 de la tarde, cuando bajó del escenario, completamente transpirada por tanto movimiento e ir de un lado a otro, montándose en la tarima móvil que la pasearía por encima del público, las luces que la iluminaban y la hacían sentir como si tuviera el sol pegado a la nuca permanentemente soplándole fuego, luego con el arnés que le hizo pegarse el casi infarto de su vida cuando éste se soltó un momento y si no es por la rápida acción de uno de los mecánicos, se habría estrellado en el medio del escenario provocando "la tragedia del siglo", como bien pudo calificarlo Josh. Por supuesto, enseguida Alan se puso pesado para que arreglaran bien eso y lo probaron infinidad de veces más, primero con unos acróbatas y luego ya al final con ella. Esa última vez gastó más energía pegando gritos y chillidos de susto, que subiendo y bajando con el arnés. De cualquier manera, había quedado sensacional y bastante más seguro de que no se daría una matada en pleno concierto.
Agradeció a uno de sus ayudantes cuando éste le alcanzó una botella de agua y le colocó una toalla sobre los hombros. Tenía la camisa pegada al cuerpo y a medida que iba caminando hacia su camerino, sentía las miradas de todos encima de ella al pasar, algunos silbándole y otros sonriéndole más que estúpidamente. A ninguno les prestó atención, porque sólo iba pendiente de pegarse una ducha y de ser posible, con todo y ropa.
Entró a su camerino y lanzó la botella a un cesto de basura, para luego entregarle la toalla con la que se había secado la cara a Elliott, quien acababa de entrar en ese momento y casi le da un paro cardíaco al sentir lo mojada que estaba.
-¡AAAhhh! ¡Dios! ¡Lauren, querida! ¡¿Qué es esto?!-chilló Elliott, lanzando la toalla a un lado-¡No! no, por Dios...qué falta de glamour la tuya.
-Es simplemente transpiración...no es como si no me bañara todo los días-dijo Lauren, agarrando otra de las botellas de agua que estaban en una bandeja y después de abrirla, bebió un poco.
-Te bañas todos los días, sí, pero igual es sudor, cariño. Es antihigiénico.
-Sí, habla la señora que no transpira nunca. Es verdad.
-No es que no sude, mi amor; pero para eso tengo mis trucos para que no me vea tan mal...como tú ahora mismo. Estás hecha un desastre... dejame verte...-Elliott le movió ligeramente el rostro con un par de dedos y suspiró-Un desastre, sí y eso que naturalmente eres preciosa, mujer, pero igual habrá que hacer el fashion emergency. No como David, ese palito bombón helado como sea se ve delicioso.
Lauren lo miró, sin preocuparle en lo absoluto nada de lo que decía. Se echó encima lo que quedaba de agua y Elliott volvió a pegar el grito al cielo.
-¡Para eso existen las duchas, Lauren Jauregui! ¡Qué desobediente eres! ¡Voy a dimitir! ¡Una te da sus consejos y ...! ¡¿A dónde vas?! ¡¿No me estás escuchando?!
Lo dejó hablando solo al salir del camerino, después de agarrar una toalla más grande y nueva, aparte de su bolso para cambiarse. A las 19:15 exactamente, tendría una cena con todos los del equipo, las dos bandas y demás personas involucradas en el montaje y desarrollo del concierto; por lo que tenía sólo minutos para estar lista; porque después de comer, iría directamente a comenzar a arreglarse para el concierto, que sería a las 10.
