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- ¡Mamá! ¿Has visto mis apuntes de historia? - gritó Olivia mientras entraba en la habitación de su madre, la única estancia de la casa que le faltaba por revisar-.

- ¿Otra vez los has perdido? Ya veo cómo estudias... - le reclamó Natalia desde el pasillo-.

Olivia fue directa a la única mesa de la habitación. Facturas, papeles de revisiones médicas, una carta del banco y... ¿un cuaderno titulado "canciones para Alba"?

La chica frunció el ceño extrañada y cogió la pequeña libreta que no había visto nunca. Cuando se dispuso a abrirla, una mano se la quitó con un movimiento brusco.

- Dame eso.

-¿Qué... - empezó a preguntar Olivia, viendo como su madre retenía el cuaderno contra su pecho-.

- ¿Pero cómo van a estar tus apuntes en mi cuarto, Oli? ¿Tengo edad yo de estudiar? - preguntó Natalia con una sonrisa tímida, ignorando la pregunta que se disponía a emitir su hija-.

- Ya he buscado por toda la casa y no encuentro las hojas por ningún lado. Solo me faltaba mirar aquí.

- Están en el cajón de tu escritorio, cariño. Te los guardé ahí porque los dejaste tirados en medio de la cocina. Estoy harta de decirte que tengas cuidado con tus cosas, y más si son apuntes...

Pese a la reprimenda de Natalia por el desorden, su hija no la estaba escuchando sino que tenía su mirada fija en la libreta que la otra sostenía entre sus manos.

- ¿Quién es Alba? - la pregunta de Olivia dejó muda a Natalia, quién desvió la mirada antes de responder-.

- Nadie.

- No creo que sea nadie si tienes...

- He dicho que no es nadie, Olivia - la cortó Natalia tajantemente-. Ponte a estudiar, que estás a nada de los exámenes finales y te veo muy relajadita.

- Pero, mamá... - intentó retomar la conversación Olivia, pero Natalia salió de la habitación con el cuaderno en la mano, sin dar pie a nada más-.


Olivia leía por décima vez las páginas referidas a la guerra civil que se había propuesto aprenderse esa tarde, pero en realidad en su mente solo daba vueltas un pensamiento: Alba. ¿Quién sería y por qué se había comportado su madre de esa manera tan extraña?

Repasaba mentalmente a todos sus familiares y a las pocas amigas que tenía su madre.

No era raro que Natalia tuviera libretas con canciones, pues de sobra sabía que era su mayor hobby. Ella misma contaba con un montón de temas que la morena le había compuesto desde que era un bebé, pero estaba bastante segura de que no había ninguna persona cercana a su progenitora que se llamara Alba.

O al menos que ella supiera.

Necesitaba volver a tener ese cuaderno en sus manos para ver de qué se trataba y encontrar alguna pista.

Lo más lógico sería intentar hablarlo de nuevo con Natalia pero, viendo la reacción que tuvo cuando la pilló con el objeto entre sus manos, descartó esa opción. Debía investigarlo por su cuenta.

Olivia aprovechó una tarde en que su madre se encontraba trabajando en el bufete de abogados para registrar su habitación en busca de la libreta que le quitaba el sueño.

Finalmente, después de rebuscar en todos los rincones, terminó encontrándola detrás de una caja de zapatos en lo más alto del armario. Natalia la había escondido a conciencia para que no diese con ella, lo cual solo aumentó su curiosidad.

Olivia abrió impacientemente el cuaderno para encontrar infinidad de páginas en las que se plasmaban diversos escritos en forma de versos. También había acordes para guitarra e indicaciones para tocar las canciones a piano.

La chica prestó especial atención a las letras allí escritas, pues era de lo que podría extraer mayor información, ya que en ninguna página se daban datos ni pistas claras sobre quién podía ser la misteriosa Alba.

Los textos, de calidad exquisita tal como acostumbraba Natalia, hablaban de amor. Y, en mayor medida, de desamor. Pese al uso de complejas metáforas, Olivia creyó entender que su madre escribía sobre algo que pudo ser y no fue, algo que la había hecho sufrir y sentir a partes iguales. Sentimientos como nostalgia, melancolía e incluso tristeza y frustración colmaban las páginas del misterioso cuaderno. Pero también encontró allí las más bellas palabras de amor que había leído nunca.

Olivia se preocupó de dejar la libreta tal como la había encontrado para evitar que Natalia descubriera que no se había resistido a querer saber más.

Era consciente que, de enterarse, su madre se enfadaría con ella. Natalia era la mejor madre del mundo, de eso no tenía dudas, pero, a decir verdad no solía compartir con Olivia sus vivencias más íntimas.

Desde que sus padres se separaron de manera amistosa hacía más de cinco años, Natalia no había conocido a nadie más ni tampoco le había hablado nunca de que hubiera habido otra persona antes de su padre.

Ese cuaderno parecía añadir a alguien más a la ecuación, haciendo que Olivia sintiera que sabía demasiado poco sobre el historial amoroso su madre.

Era el momento de empezar a averiguarlo.

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now