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- Olivia, vale ya.

Natalia deseaba que la tierra se la tragara en ese momento. Alba, que observaba atenta, se debatía entre el mamarracheo y la compasión por la navarra.

- Eso, no me has saludado - se cruzó de brazos la ilicitana, eligiendo bando finalmente-.

- Alba, ¿en serio? ¿Tú de qué parte estás? - se lamentó Natalia ante la sonrisa triunfal de la más pequeña-.

- De la de la buena educación, siempre. Qué mal ejemplo para tu hija entrar a un sitio sin saludar.

- Sois lo peor.

- No, tú eres lo peor, que no saludas - siguió Alba, buscando complicidad en la mirada de Olivia-.

- Pues salúdame tú, ya que eres tan educada y además has entrado la última.

Natalia, satisfecha con su jugada, se cruzó de brazos esperando ver cómo la rubia se achantaba.

Lejos de eso, ésta aceptó el desafío con una sonrisa.

- Tienes toda la razón del mundo. Hola, Nat - habló finalmente, acercándose a ella con decisión, dispuesta a plantarle un pico-.

Natalia abrió los ojos como platos cuando la vio tan cerca y tan dispuesta a besarla, así que no dudó en girar la cara para que el beso se estrellara en su mejilla.

- ¡Pues ya estaría! - sentenció la morena-.

Tanto Alba como Olivia rodaron los ojos a la vez, con una mueca de decepción.

- ¿Sabes que Oli va a hacer el cartel para la nueva exposición? - anunció la rubia, tras unos segundos de silencio-.

- No, no, Alba... Es un proyecto súper importante para ti, yo no sé nada... Es demasiado - declinó Olivia-.

- Bueno, para eso estoy yo. Te daré toda la formación que necesites.

- ¿Y tú qué ganas? Es una pérdida de tiempo para ti y vas a estar liadísima.

- Es una inversión de tiempo, que es muy diferente - rectificó la ilicitana-.

- Mamá, dile tú - acudió Olivia a su madre en busca de ayuda-.

- Yo aquí no me voy a meter - alzó las manos la más alta-.

- ¿Te ha dado tiempo a investigar algo en este ratito?

- Sí, bueno, tengo un borrador así rápido...

- Perfecto, pues guárdalo y seguimos otro día. Puedes venir un par de veces a la semana, si te va bien. Ya iremos viendo... - empezó a organizar Alba-.

- ¿No aceptas un no por respuesta, verdad? - adivinó la castaña-.

- Olivia, con la ilusión y las ganas que le pones a esto, sólo pueden salir maravillas. Por supuesto que no acepto un no.

- Está bien - se rindió la chica, provocando amplias sonrisas en las adultas de la sala-.

- Genial. Otro día hablamos de tu sueldo.

- No, no, eso sí que no - rechazó Olivia de nuevo-.

- Oli, el arte se paga. Eso es lo primero que tienes que aprender.

- Pero...

- Ya lo hablaremos con calma, no te preocupes - restó importancia la artista-.

Olivia suspiró asimilando toda la conversación.

- Vale - habló finalmente-. Bueno, yo me voy a ir yendo ya...

- Hablamos para ver cuando seguimos con esto - indicó Alba-.

- Claro - Olivia se acercó a la pintora y se despidió con dos besos-. Gracias, Alba, de verdad.

- De nada - sonrió ampliamente la rubia-.

Olivia se despidió también de su madre y salió por la puerta con una sensación de entre euforia e incredulidad que la hizo sentir completamente viva.

- Gracias - susurró Natalia, que no había podido apartar los ojos de Alba desde que su hija había salido por la puerta-.

- De nada - repitió-. Gracias a ti por el café.

- ¡Dios, debe estar helado! Éste es el tuyo - le señaló uno de los dos vasos-.

Alba abrió la tapa del vasito para echarse azúcar y no pudo evitar sonreír.

- ¡Es un peggito! - exclamó con voz infantil-.

- Un peggito deforme - rectificó Natalia, pues el dibujo en la espuma había perdido bastante forma-.

- ¿Y tú que tienes? - preguntó la rubia emocionada-.

- Un osito.

- Enorme y adorable. Te pega - afirmó Alba y se acercó a dejar un pico sobre los labios de la morena-. Gracias por la sorpresita.

- ¡Sorpresita la que me he llevado yo!

- Si hubieras preguntado antes...

- Yo te traigo cafés de sorpresa y tú te pones del lado de mi hija para hacerme pasar vergüenza. No te creas que se me ha olvidado tan fácilmente - informó la navarra con gesto serio-.

- Nena, sí es que ha sido inevitable. Eres tan mona cuando estás toda coloradita... - apretó Alba uno de sus mofletes-. Además, enfadada debería estar yo por la cobra que me he comido.

- ¡Es que a quién se le ocurre!

- Ya, a quién se le ocurre girarle la cara a Alba Reche.

- Serás creída - golpeó suavemente el hombro de la más bajita-.

- Sólo digo verdades como puños- le guiñó un ojo y le puso morritos-. Anda, dame un beso de verdad.

La morena obedeció y tomó la cara de la rubia entre sus manos antes de conquistar su boca lentamente, encargándose de que su lengua acariciara cada recoveco.

- Hola, Albi - sonrió al separarse-.

- Sabes a café riquísimo - observó la ilicitana probando de nuevo sus labios-.

- Tú también.

- Me queda un poco más de media hora todavía de trabajo - indicó Alba, al consultar la hora-.

- ¿Ah, que a esto lo consideras tú trabajar? - la vaciló-.

- Oye, he hecho cosas muy productivas con Olivia esta tarde.

- Eso suena un poco mal, teniendo en cuenta de que se trata de mi hija.

- Naaaat - la regañó sentándose en su escritorio-. ¿Me dejas acabar unas cositas?

- ¿Y yo qué hago mientras tanto?

- ¿Darte una vuelta por las exposiciones de los demás? - propuso-. Son increíbles.

- A ver no es que no me atraiga la idea, ¿eh? Pero la mejor obra la tengo delante, puedo quedarme admirándote a ti.

- Natalia, por dios - exclamó la rubia debido al exagerado piropo-.

- ¿Demasiado? Perdón - se disculpó fingidamente la navarra y se cruzó de brazos-. Venga, ya me callo, te dejo trabajar.

....

Alba es del team de Oli, obviamente 💃💃

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now