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- Oli, ¿a qué no sabes lo que me ha pasado? - preguntó Natalia emocionada-.

- Si no me lo cuentas no, mamá - sonrió Olivia-.

- Ha sido increíble. Fui al estudio de papá. ¿Te acuerdas que le había pedido que nos viéramos para ver si le podía echar un cable en algo? - Olivia asintió y Natalia prosiguió con mucho entusiasmo su relato-. Pues bueno, nos reunimos y, aunque ahora mismo no había ningún proyecto suyo que me llamara la atención, me dio varios contactos de artistas y productoras con las que trabajan... La verdad es que se portó genial. Y he descubierto a un chico que me ha encantado.

- Mamá ¿me estás intentando contar que has ligado? - preguntó la chica confundida-.

- No, no, no. Que me encantó su música, a eso me refiero - aclaró-. Le busqué en Instagram y le dije que me gustaba mucho lo que hacía y que tenía una canción que igual le podía encajar. En cuanto le escuché cantar supe que lo que yo había compuesto tenía que sonar como cantaba él.

- ¿Y? ¿Te contestó?

- Le envié el trozo de canción... ¡y me ha dicho que quiere que compongamos juntos! ¿Te lo puedes creer? Voy a componer con alguien, Olivia - Natalia no podía dejar de hacer mil aspavientos y poner muecas exageradas, Olivia no podía borrar la sonrisa de su boca-.

- ¡Qué bien, mamá! - la abrazó-. Es el primer paso en tu carrera de compositora.

- Bueno, no exageremos.

- Estoy muy contenta por ti.

- ¿Sí?

- Claro. ¿Me enseñas la canción?

- En realidad es la que escuchaste la última vez que me espiaste - admitió Natalia apuntándola con el dedo índice para recriminarle ese comportamiento-.

- ¿La que era del cuaderno de Alba y no me quisiste enseñar? ¿En serio se la envías a alguien que no conoces de nada y a mí no?

- No te hagas la indignada. ¿Cómo lo haces para darle la vuelta a la tortilla siempre? - preguntó rodando los ojos-.

- No te quejes, que lo aprendí de ti - admitió-. Me sorprende que se la enviaras a alguien a quién ni conoces con lo reservada que eres tú para eso.

- Ay... bueno, es que no lo pude evitar. Es que le pega tanto. Mira, te voy a enseñar al chico para que veas. Se llama Álvaro.

Natalia buscó en su móvil el perfil de un veinteañero de rizos dorados y le mostró a Olivia uno de sus vídeos.

- Es increíble lo que hace - comentó Natalia embobada-.

- Mola mucho, mamá.

- Todavía no me puedo creer que le haya gustado mi canción - se llevó Natalia las manos a la cara-.

- ¿Me la cantas? Soy tu hija, tengo derecho a escuchar en primicia el futuro hit de... - miró el nombre del chico en la pantalla- ¿qué clase de nombre es Guitarricadelafuente?

Las dos estallaron a carcajadas y Natalia, esta vez sí, le mostró a su hija lo que tenía compuesto de "nana triste".

- Mamá, es increíble.

- ¿Te lo parece? ¿En serio?

- Me flipa, de verdad.

- ¡Ay! - la abrazó-. Pues más que te va a gustar cuando la trabaje con Álvaro. Me muero de ganas.

Natalia se sentía feliz. Por primera vez en mucho tiempo estaba entusiasmada con algo. Vale que la música había estado siempre presente para ella, pero ni por asomo de la misma manera en la que lo estaba en ese momento.

La reunión con el tal Álvaro fue todo un éxito, se entendían muchísimo y no tardaron en dar por terminada la canción. Quedaron encantados con el resultado, tanto que él insistió en que sólo iba a grabar el tema si Natalia cantaba con él y no se quedaba solo en el papel de compositora.

En un principio la navarra se negó en rotundo, pero viendo que el chico no cedía, no tuvo más remedio que aceptar para que su "nana triste" cobrara vida.

Así lo hicieron y, pocas semanas después, tenían una maqueta acabada bastante resultona.

La tarde en que Natalia tuvo la versión definitiva en su poder, citó a sus chicas favoritas para que la escucharan en primicia.

- Ay, me da mucha vergüenza - expresó la morena en el momento que solo tenía que darle al play para que su primera creación en serio empezara a sonar-.

- Ponla ya, mamá, si es que sabemos que será una maravilla, fijo.

- Si no le das tú, le doy yo - amenazó Ici haciendo el amago de levantarse del sofá-.

Natalia finalmente apretó el botón que hizo que el solo de guitarra inicial empezara a sonar.

Olivia e Ici escuchaban atentas, al principio con los ojos cerrados. Iciar fue la primera en abrirlos para mirar con emoción a Natalia, que jugaba con sus dedos en señal de nerviosismo, y dedicarle una sonrisa orgullosa.

- Wow, Nat. Es... una pasada.

Olivia en cambio no reaccionó en toda la canción. Solo cuando acabó se dirigió a su madre para pedirle que la volviera a poner.

- ¿Otra vez?

- Sí.

- ¿Pero te ha gustado? ¿Qué te parece?

- Todavía no he encontrado las palabras, quiero escucharla otra vez.

Natalia le hizo caso y esta vez Olivia se quiso acercar a ella para escucharla apoyada en su hombro.

- Mamá, necesito que me prometas que vas a luchar por hacer esto para siempre - le pidió mirándola con los ojos empañados de lágrimas de emoción-.

Ahora la que no tenía palabras era su madre. No supo más que abrazarla y besarle el pelo con delicadeza.

- Te lo prometo, Oli.

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now