2

12.5K 744 357
                                    

- Mamá, ¿cómo sé si estoy enamorada?

La pregunta sorprendió a Natalia, quien apartó la mirada de su plato para dirigirla a su hija. No esperaba para nada que Olivia iniciase esa conversación.

Si bien había podido observar que su hija llevaba unos meses particularmente eganchada al teléfono y hablando bastante de un tal Jorge, Natalia no había querido preguntar para no incomodarla. Sabía perfectamente que una chica de diecisiete años preferiría hablar de sus amores con sus amigas que tener a su madre metiendo el hocico en el asunto.

- Mmm... ¿Estamos hablando de Jorge? - tanteó con una sonrisa, intentando generar confianza en su hija, que asintió-.

- Digamos que hemos estado viéndonos un tiempo, no vamos en serio ni nada todavía pero... no sé. No sé que es lo que se supone que se tiene que sentir o... - suspiró confundida-.

- Ay, cariño, yo tampoco lo sé. Sólo deja que tus sentimientos fluyan y no te comas la cabeza, eres demasiado joven para eso. Disfruta el día a día aunque...

- Con control. Sí - interrumpió Olivia, adivinando el final de la frase-.

- Soy muy pesada y sé que no soy el mejor ejemplo - dijo con una pequeña mueca de tristeza-. Entiéndeme, sabes que eres lo más bonito que me ha pasado en la vida pero no es fácil ser mamá a los dieciocho, ni decidir no serlo... Y las ETS sobre todo...

- Mamá, tomo precauciones. Estoy concienciada, de verdad, no te preocupes - la tranquilizó, acariciando su mano-.

Desde que era preadolescente su madre le había dado infinidad de charlas sobre sexualidad y demás información necesaria de cara a esos años y siempre se ponía a ella misma como ejemplo de inconsciencia.

- Mamá, ¿tú te has enamorado alguna vez?

- Claro, de tu padre - respondió automáticamente Natalia-.

- Pues yo nunca os vi nada enamorados - contradijo Olivia y su madre se aclaró la garganta-.

- Hija, no digas eso, yo a Mikel le quise muchísimo. Y él a mí.

- Querer no es estar enamorado. Yo quiero a mis amigos y no estoy enamorada de ellos - explicó Olivia como si fuera obvio-. Y, por ejemplo, yo si veo a papá enamorado de Maia ahora.

- Ay, Oli, cree lo que quieras - se rindió rápidamente Natalia-.

- Y, a parte de papá -dijo con retintín-. ¿Te has enamorado otras veces?

- No. ¿Cuándo? Si he estado desde siempre con él - justificó su madre-.

- Pero también te gustan las chicas...

- ¿Y qué tiene que ver? Te he explicado siempre que no hace falta estar con ninguna para que te gusten.

- ¿Entonces no has estado con ninguna chica? - insistió Olivia, aprovechando para llevar la conversación al tema que le interesaba-.

- ¿A qué viene ésto? - preguntó Natalia y de repente cayó en algo-. ¿Eres bisexual, cariño?

- No, yo... - empezó Olivia, Natalia le acarició la mano mostrándole su sonrisa más tranquilizadora-.

- Sabes que tienes todo mi apoyo...

- Mamá, que no es eso. No, que yo sepa, vamos.

- ¿Entonces?

- Nada, mamá. Solo quería saber más cosas de tu vida.

- Ya lo sabes todo - zanjó la conversación Natalia-.

Olivia estaba frustrada ya que intuía que había algo más pero no tenía ni idea de cómo tirar del hilo. Su madre no cedía ni un milímetro, pero sabía de alguien que siempre había sido uña y carne con Natalia, así que cuando Ici las invitó a comer un domingo a su casa, pensó en aprovechar la oportunidad.

- Ya casi acaban las clases, ¿eh, Oli? Debes estar muriendo de ganas de que lleguen las vacaciones - comentó Iciar ya en la sobremesa-.

- Sí, estoy harta de estudiar. No puedo esperar a que sea julio. Además, este año me ha invitado Jorge a su casa en la playa y va a ser increíble.

- ¿Cómo? ¿Qué dices de casa de Jorge? ¿Cuándo te he dado yo permiso para eso? - demandó Natalia-.

- Jorge es tu novio, ¿no? - preguntó Ici alzando las cejas, pícara-.

- Algo así - respondió Olivia mientras se enrojecían sus mejillas-.

- ¿Cómo que te ha invitado a su casa? - insistió Natalia-.

- Pues tiene una casa con una piscina chulísima en primera línea de playa y me ha invitado a que pase el verano con él.

- ¿El verano? - cuestionó de nuevo-.

- Sí, tres semanas.

- No vas - sentenció su madre, seria-.

- Mamá soy casi mayor de edad, puedo hacer lo que quiera.

- Casi, tú lo has dicho.

- Papá me deja, ya se lo he pedido.

- ¿Qué? Ya hablaré con tu padre. ¿Desde cuándo te vas un mes con un chico? No, no - negó Natalia efusivamente-.

- Ay, Nat - rió Ici-. No seas así, si es una niña super responsable.

- Tú no te pongas de su parte.

- Sí me pongo, porque no tienes razón, Mikel la deja y tú también deberías.

- No tiene edad para irse por ahí.

- Natalia, por favor, no me hagas reír. ¿O te tengo que recordar tu verano en Santa Pola cuando tenías su edad? - cuestionó, y la mirada fulminante que le dedicó la morena a Ici no pasó desapercibida para Olivia-.

- Cállate. Yo no me fui a casa de ningún novio - gruñó Natalia finalmente-.

- Ya, bueno, pero...

- Pero nada, qué importa lo que hice o dejé de hacer yo- interrumpió Natalia alzando el tono-. Estamos hablando de Olivia. Y además no sé quién te crees que eres para cuestionar mi autoridad delante de mi hija. Que no tienes ni puta idea, Iciar.

- ¡A mí no me hables así, eh! - reprendió ella-. Que parece que estás amargada, deja que por lo menos tu hija disfrute de la vida ya que no lo haces tú.

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now