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- Solo te estoy dando la opción de que te abras conmigo. Me encantaría que lo hicieras.

- Tú lo que quieres es saber lo que pasó entre Alba y yo porque no te aguantas la curiosidad, que te conozco - la acusó-.

- Bueno, vale, en parte sí. ¿Pero qué tiene de malo querer saber tu historia de amor? Te juro que esta vez no voy a hacer ningún uso de lo que me cuentes, bajo ningún concepto - se comprometió Olivia-.

- Bueno, es que si haces algún uso te desheredo, directamente - amenazó Natalia-.

- ¿Y bien? ¿Me lo cuentas, mami? - puso Olivia ojitos de gato con botas, que sabía infalibles, y supo que había ganado la batalla en cuanto Natalia soltó un suspiro-.

- Ay, a ver. Así, resumiendo, cuando tenía tu edad pasé un verano con Ici en Santa Pola. Bueno, con Ici no, porque en cuanto conocí a Alba la dejé más plantada que a una lechuga, pobre.

- Ya estabas con papá, ¿no? Empezasteis a salir a los dieciséis - apuntó Olivia-.

- Sí. Y Alba también tenía novio - admitió-. Pero nos enamoramos de una manera tan fácil y tan fuerte... No sé ni explicarte cómo. Fue un mes que vivimos permanentemente en las nubes, era como un mundo paralelo, pero a la vez se sentía lo más real que nos había pasado nunca. Me robó el corazón entero, y yo a ella - confesó melancólica-.

- ¿Y por qué no estuvisteis juntas después? - el silencio de Natalia hizo que Olivia dedujera rápidamente la respuesta-. ¿Por mí?

- Bueno, no exactamente. Yo me iba a venir a vivir a Madrid a estudiar, Alba también estudiaba aquí, queríamos estar juntas... Pero vamos, que al final yo no me lancé. Le había prometido a Alba que dejaría a tu padre, pero no lo hice. Después, sí, llegaste tú, pasó de todo y al final... lo nuestro se quedó en nada.

- Madre mía, mamá. ¡Qué locura! ¿Y a Alba no le dijiste nada de nada? Con razón te tenía tanta rabia...

- Oye, ¿tú de qué parte estás? - le recriminó Natalia-.

- De la tuya, de la tuya siempre - rectificó Olivia con los brazos en alto en señal de paz-.

El sonido del timbre interrumpió la conversación de madre e hija y Natalia se levantó para abrirle la puerta a Ici.

- He traído pañuelos, que sé que los vamos a necesitar - anunció Ici, mientras saludaba a su amiga-. Venga, corre, dale al play que no puedo más.

- ¿Estáis preparadas? - preguntó Natalia una vez su público favorito hubo tomado asiento en el sofá-.

Ambas asintieron y las seis canciones grabadas por la morena empezaron a sonar. Después de cada una, las tres comentaban la jugada, destacando alguna que otra frase o efecto de sonido que les hubiera gustado especialmente.

Ici y Olivia se deshacían en elogios hacia la aprendiz de artista.

"tarántula" se posicionó rápidamente como la favorita de Olivia, empatada, como no podía ser de otra manera, con "otras alas".

- Mamá, esto es un hitazo. Mcha, mcha, mcha - siguió el ritmo de la canción con la cabeza-. Se la voy a enganchar a todos mis amigos.

- Ni se te ocurra - la frenó-. Estas canciones son para ti y para Ici. Desde ya te aviso de que no puedes enseñárselas a nadie, ni compartirlas en Internet.

- Ay, mamá - se quejó Olivia-.

- Ay, nada. Ahora sí que no estamos jugando. Yo decido los pasos que quiero dar con la música. No me quiero hacer famosa, ni viral, ni trending topic, ni nada. ¿Te queda claro? - cuestionó-.

- Me queda claro. Te lo prometo, esta vez en serio - sentenció Olivia-.

Tras ponerse de acuerdo en eso, vinieron innumerables bises y peticiones de versiones acústicas. El trío acabó celebrando el éxito de las canciones pidiendo comida a domicilio y con Olivia inventando una coreografía para "gata negra" sentada en una de las sillas del comedor.

Natalia se sentía la persona más afortunada del planeta en ese momento.

- Tengo una sorpresa para ti - anunció Olivia a su madre-.

- Miedo me da - dijo Natalia, no sabiendo qué esperarse-.

- Cierra los ojos.

- Oli...

- Mamá, hazme caso y cierra los ojos - insistió y su madre hizo el amago, pero sin llegar a cerrarlos-. ¡Sin trampas!

- Está bien, está bien. Los tengo cerrados.

- Abre la mano - pidió Olivia, para después dejar un regalo en la palma extendida de su madre-.

- ¿Qué es esto?

- Ya puedes mirar.

Natalia tenía en su mano un disco. Su disco.

- ¿Y esto?

- He querido juntar todas las canciones para que tengas tu primer disco. Bueno, sería más un EP, porque es cortito... También viene "nana triste".

- ¿Otras Alas? - preguntó Natalia en referencia al título que aparecía en la cubierta del disco, junto a su nombre-.

- Bueno, creo que no se podía llamar de otra manera.

- ¿Y esta portada?

- Es Niké, la diosa alada de la Victoria. Bueno, la estudié el año pasado en historia del arte y me recordó a ti. Por lo de las alas - explicó con obviedad-.

- Es preciosa, Oli. ¿Dé donde has sacado el dibujo?

- Lo he hecho yo - confesó Olivia-.

- ¿Me lo estás diciendo en serio? ¿Tú has hecho esta maravilla? - la chica asintió-. Madre mía, el talento que tienes, mi vida.

- ¿En serio te gusta?

- ¡Me encanta, Oli! ¿Cómo has aprendido a dibujar así? - preguntó sorprendida-.

- Pues por internet, mamá - rió Olivia-. Para esto quería la tableta esa que te pedí en Navidad. Creo que quiero estudiar diseño gráfico.

- ¡Y no me habías dicho nada! - protestó Natalia-. ¿Has mirado ya dónde puedes estudiar?

- Bueno, no hay una carrera en sí, serían cursos, o un grado superior... - informó insegura-.

- ¿Y quién dice que tengas que ir a la universidad sí o sí?

- Ay, mamá, me hace mucha ilusión que me apoyes en esto.

- ¿Pero cómo no te voy a apoyar? Con las cosas preciosas que me haces - dijo orgullosa, zarandeando su disco en el aire y Olivia la abrazó-.

- He hecho más copias. Una para mí, otra para Ici y otra... para quien tú quieras - dejó caer Oli-.

....

Se vino otras alas y hay un disco físico que sobra. ¿Quién lo quiere? 💫

Por cierto, 50k lecturas. Qué locura tan guay. Gracias 💖

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now