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- Entonces, esta camisa tan bien abrochada me molesta - susurró la rubia de manera pícara mientras se encargaba de liberar los primeros botones de la prenda, dejando besos húmedos en la piel que iba quedando al descubierto-.

- No mientas, que sé que te encanta.

- Me encanta. En realidad te la estoy quitando para robártela, estas caritas son lo más - quiso bromear-.

- Tú carita sí que es lo más - dijo Natalia-. Tendré que quitarte yo también la camiseta, igualdad de condiciones.

- Me parece justo - rió Alba, que se había deshecho ya de la camisa estampada de la morena y se encargaba de dejar besitos en su escote-.

- Tienes el mejor culo de España - piropeó Natalia al bajar sus manos hasta esa parte de la anatomía de la alicantina-.

- Mentira - contradijo la rubia, y Natalia desacreditó su opinión con un pequeño azote-.

- Verdad. Manos arriba, rubia, te voy a quitar esto - informó tirando de su camiseta-.

Al no llevar sujetador, Alba quedó desnuda de cintura para arriba y Natalia no podía dejar de recorrer con los ojos cada centímetro de su piel. No sabía por dónde empezar.

La rubia sonrió ante la mirada de adoración que leyó en los ojos de Natalia y se lanzó a besarla.

La navarra recorrió con sus dedos la espalda de Alba y terminó el beso que las unía para lanzarse a su cuello.

- Estos lunares... madre mía - susurró Natalia mientras los besaba uno a uno, hasta llegar a su clavícula-.

La morena acariciaba con una de sus manos el pecho izquierdo de Alba, mientras se encargaba de lamer con delicadeza el otro.

Un gemido de la rubia le indicó que iba por buen camino. Alba por su parte llevó sus manos al pantalón corto de Natalia colándose en él para acariciar el centro de la morena por encima de la tela. Notar la humedad de la zona le hizo jadear con más fuerza, a la vez que provocaba un gruñido en Natalia, quién ansiaba un mayor contacto.

- Vaya, parece que te pongo un poco ¿no? - sonrió pícaramente Alba-. A ver cómo solucionamos esto...

La rubia decidió entonces que el sujetador de Natalia sobraba, que ella también quería saborear su piel. Así que la instó a incorporarse un poco para poder deshacerse de la prenda.

Alba se lanzó directa a acoger en su boca los pezones de Natalia, endureciéndolos sin dificultad. Aprovechó también para llenar de besos húmedos el camino hacia su ombligo, deleitándose con el tonificado abdomen de Natalia.

Sus manos viajaron hasta las piernas kilométricas que se habían enredado en las suyas, pero se las apañó para hacer desaparecer el short de la morena, revelando la braguita negra que antes había podido palpar.

En ese momento, Natalia abrazó a la rubia para después girar sus cuerpos y quedar sobre ella. La media melena de la morena hacía cosquillas al rozar los pechos de Alba y siguió erizando su piel a medida que las atenciones de la navarra bajaban en dirección al filo de su pantalón.

Natalia la miró a los ojos con lujuria justo antes de dejar un dulce beso en su centro, para después retirar tanto el pantalón como su ropa interior.

La morena subió a la altura de Alba para besar con fiereza sus labios, mientras con una mano temblorosa exploraba la parte más íntima del cuerpo de la otra.

No tardó en dar con su clítoris y, en cuanto lo acarició suavemente, tanteándolo, notó como la respiración de la rubia daba un vuelco.

- Nat - fue todo lo que salió de la boca de Alba, antes de lamer el labio inferior de Natalia-.

- ¿Voy bien? - preguntó Natalia con un atisbo de inseguridad-.

- Vas genial - la tranquilizó la rubia con un beso, entre jadeos-.

Natalia empezó a realizar círculos sobre el mismo punto, atenta a las reacciones de Alba. De vez en cuando paseaba los dedos por la hendidura de la rubia, jugando con su entrada y volviendo de nuevo al mismo punto de partida.

- Nat, más rápido. Me voy a correr.

La morena obedeció y aumentó la velocidad, alternando también los patrones que dibujaba, hasta que notó que la rubia se deshacía, gimiendo su nombre.

- Alba... - susurró Natalia besando la boca entreabierta de la chica con dulzura-.

La rubia abrió los ojos, recuperándose del éxtasis y no dudó en volver a intercambiar posiciones con Natalia.

En cuanto la tuvo debajo, Alba desechó su ropa interior y acompañó el movimiento de la prenda colmando de besos cada paso de su recorrido.

- Qué obra de arte eres, por favor - susurró Alba, ya a la altura del cuello de la morena, Natalia no supo más que besarla apasionadamente ante ese piropo tan suyo-.

Tras comprobar la humedad que se concentraba en la parte íntima de la morena, Alba introdujo uno de los dedos en su hendidura.

- Me encanta sentirte - susurró contra la boca jadeante de Natalia-.

Ésta soltó un gemido ahogado, y clavó sus uñas en la espalda de la rubia cuando empezó a notar como ésta la penetraba.

- Más - pidió y Alba introdujo un segundo dedo, mientras con el pulgar acariciaba su clítoris fugazmente-.

La morena acompañaba los movimientos de la otra con sus caderas y tras varios minutos de tortura en que la rubia se había ocupado de beberse todos sus gemidos, Natalia estaba a punto.

- No me dejes de mirar, Nat - pidió-.

Y con los ojos clavados en la miel de Alba, la morena se dejó ir, azotada por el más dulce de los orgasmos.

Alba se apresuró en bajarse de encima de ella para acostarse a su lado, envolviéndola con su brazo y entrelazando sus piernas con las suyas, eliminando cualquier distancia entre las dos.

Así, desnudas, en un cómodo silencio y entre suaves caricias, las venció el sueño, que la luna se encargó de cuidar.

........

Este de regalito, para que podáis leer la nochecita del amor toda seguida.

En NADA volvemos al presente, ahí lo dejo.

Gracias siempre ❤

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now