Epílogo Extra

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- ¿Cuánto falta?

- ¿Olivia no crees que ya eres mayorcita para estar haciendo preguntas de niña pequeña?

- Es que estoy reventada ya. ¿Cuántas horas de carretera llevamos? - preguntó frustrada-.

- Peor estoy yo que soy la que conduce. Además, ¿no decías que éste era el viaje de tus sueños? ¡Pues que se note!

- Ay, mamá. Ahora no puedo ni quejarme...

- Bueno, vale ya - intervino Alba-. Nos calmamos todas un poquito. Hay que centrarse en que cada vez queda menos...

- Bfff - bufaron las Lacunza a la vez-.

- No, no, nada de bufidos. A ver esas sonrisas. ¡Estamos de vacaciones! - exclamó entusiasmada-.

Madre e hija hicieron caso omiso y la rubia insistió.

- No os veo sonriendo. ¿Nat? - increpó a su novia, que forzó una mueca de alegría-.

- ¿Contenta?

- Mucho. ¿Oli? - se giró hacia la chica, que también mostró sus dientes-. Así me gusta. Venga, que en menos de una siesta, llegamos.

Olivia, harta de caravana, no encontraba la posición para echarse una cabezadita así que trató de distraerse escuchando las canciones que Álvaro había grabado para ella en un obsoleto walkman.

¿Raro? Sí. Pero único. Y eso precisamente era lo que más le flipaba a la castaña de su novio.

- ¡El cartel! ¡El cartel! - gritó eufórica un rato después, causando que Alba pegara un bote en el asiento de copiloto, pues estaba medio dormida-.

- Shhh que despiertas a Albi.

- ¿Hemos llegado? - preguntó la rubia con tan sólo un ojo abierto-.

- Sí, según esto en poco más de media hora estamos.

- Ay, por fin - suspiró la ilicitana y chocó su mano con la de Olivia, que se había acercado para admirar el paisaje-. ¡Llegamos, Oli!

- Va a ser increíble - vaticinó la chica-.

Natalia conducía concentrada, aunque no podía evitar sonreír como una idiota al escuchar por encima como Alba y Olivia charlaban emocionadísimas sobre todo lo que tenían pensado hacer los siguientes días o cuánto habían disfrutado algún momento en concreto de los pasados.

Esos viajes habían pasado a ser los días más felices y esperados del año para ella.

Un par de semanas en cualquier parte del mundo las tres juntas.

Le llenaban el alma.

Alba era el engranaje perfecto, la pieza del puzzle que encajaba entre la de Olivia y ella de una manera tan natural que asustaba.

La que ponía paz cuando se enfadaban, pero también la primera en seguir las bromas cuando de picarse se tratara.

- Nat.

- ¿Qué?

- ¿Todo bien? - preguntó la rubia, al darse cuenta de que la navarra estaba en otro planeta-.

- Sí - sonrió Natalia y acarició un instante su mano-. Todo genial.

- Qué guapa estás conduciendo.

- Bueno, si vais a empezar con las pasteladas yo me voy para atrás - protestó Olivia haciéndolas reír-.

- Qué guapa estás de copiloto.

- ¿Aunque no valga como GPS?

- Aunque me desvíes cada vez que me indicas algo - se mordió el labio-.

Olivia | Albalia Where stories live. Discover now